miércoles 28 de agosto
de 2002 |
Editorial La reforma eléctrica |
En las próximas semanas se definirá
si procede o se rechaza la iniciativa de reforma eléctrica
que el presidente Vicente Fox Quesada ha enviado al
Congreso de la Unión, en la que se propone modificar los
artículos 27 y 28 de la Constitución General de la República.
Respecto a las posiciones que las fuerzas políticas han
manifestado frente a este proyecto, sorprende la actitud
de los legisladores priistas, quienes se han dividido e
incluso confrontado, entre los que están a favor y en
contra. El proyecto de reforma de Vicente Fox constituye una traición a la nación, ya que se está entregando al capital privado una industria prioritaria, y se busca darle a empresarios grandes beneficios económicos. Además, se viola el espíritu de la Constitución que considera al sector energético como un bien esencial para preservar la soberanía nacional. Si el servicio de generación de electricidad pasa a manos de compañías privadas se estará desmantelando lo poco que queda del Estado mexicano, y entonces dependerá de la suerte de las compañías que manejen la distribución de la energía, muchas de ellas asociadas a intereses extranjeros, el desarrollo del país. Ante esta situación, que es trascendente para la nación mexicana, convendría que el gobernador de Puebla, Melquiades Morales Flores, manifieste con más claridad su posición respecto a este tema. En cuanto a los legisladores priistas, es necesario que antepongan el interés de la nación por arriba de sus pugnas políticas o intereses particulares, ya que ellos, junto con el PAN -por ocupar más de las dos terceras partes del Congreso de la Unión- son los que pueden modificar o preservar la actual redacción de la Constitución del país. |