José Steinsleger
Aleteo de la impiedad
Dentro de medio siglo, en caso de que la historia y la memoria logren conjurar la manipulación mediática-bio-tecnológica, nadie podrá ignorar que la modernidad en curso fue posible gracias al vaciamiento moral de los dirigentes políticos que conducen el mundo y el cierre de los ojos ante hechos de crueldad que causarían piedad al mismísimo doctor Hannibal Lecter.
Al fin y al cabo, el célebre caníbal de las novelas de Thomas Harris, que se hizo famoso en el filme El silencio de los inocentes (Jonathan Deme, 1991), es un tipo perverso, pero de vasta cultura y coeficiente intelectual muy alto.
Sofisticado hasta la médula, su platillo preferido, Lecter no se anda con vueltas: "Estoy pensando seriamente en comerme a su esposa", dice en un pasaje de la película. O bien: "... un sicoanalista intentó analizarme alguna vez. Me comí su hígado acompañado con judías y un delicioso Chianti". Muchacho...
Personajes como Lecter fascinan a la cultura estadunidense. En los primeros 10 días de exhibición recaudó 100 millones de dólares y hasta inspiró poemas en Internet: "Me rindo ante ti, mi lujuria por ti prohibida Ƒsabes lo que has hecho por mí, doctor Lecter?" (lovinlecter.com).
ƑSerá eterno el sueño de comerse al prójimo sin culpa y sin remordimiento? Experta en lavado de culpas cuando la impiedad es cosa de los países pobres, la cultura occidental llama "barbarie" al acto caníbal. ƑY cómo llamar el acto de asfixiar a mil afganos en 27 contenedores herméticamente cerrados mientras un grupo del batallón 595 de las Fuerzas Especiales del Pentágono miraba al costado? La denuncia de Newsweek cayó en saco roto.
Bien dijo Jenaro Villamil en su columna: "Emocionalmente está comprobado que al gran público estadunidense le preocupa más un perro que un ser humano abandonado en una fosa común del desierto" (La Jornada, República de la Pantalla, 25/08/02). En efecto, ahí vimos en la serie Los videos del terror (transmitidos por las cadenas CNN, Televisa y Tv Azteca) que el genocidio de las fuerzas de la "democracia y la libertad" fue ninguneado con imágenes de los supuestos ensayos de guerra química de Bin Laden y los suyos en perjuicio de unos perros afganos que mueren a causa del efecto de gases neurotóxicos.
"Esos perros pudimos haber sido nosotros...", habrá dicho para sí el público estadunidense. Pero Ƒfomento del odio que es agresividad y ceguera, o cultivo de la crueldad que es imaginación, cálculo y premisa de la eficiencia neoliberal primermundista? Recordemos cuando se difundieron las prácticas mercadotécnicas de la Renault con cadáveres de bebés para sus estudios de seguridad (Sunday Times, Londres, 14/04/98).
"Accidentología", le llaman. La Renault admitió que la informática y los maniquíes son insuficientes para hallar las mejores soluciones y que hasta entonces había utilizado 400 cadáveres en sus simulacros, dos de ellos de bebés. "Dentro de un marco legal...", aclaró la firma para justificar su inmensa base de conocimiento biomecánico sobre la tolerancia humana al choque.
En un caso, una pareja de médicos entregó el bebé muerto; en el otro, se trató de un bebé del que nadie reclamó su cuerpo tras morir ahogado en el Sena en brazos de su madre suicida. La crueldad del "único modelo viable" va viento en popa. A diferencia de la agresividad, la crueldad requiere de un dispositivo sociocultural para prosperar.
Claude Got, responsable del Centro de Estudios de Seguridad y Análisis de Riesgos, admitió que la Renault se ha servido en más de 400 ocasiones de cadáveres para sus investigaciones. Pecando de agnosticismo, el profesor Got señaló: "Es la falta de racionalidad en nuestra relación con la muerte la que impregna todo..."
En Estados Unidos la compañía Di Stefano Productions envía por correo, al módico precio de 19.95 dólares, un cuerpo en total estado de putrefacción, corroído por el tiempo y los gusanos, con la piel cayéndose a cachitos y un juguetón ojo saltarín. De mentiritas, claro. Como la muñeca de la Arizona MacFarlane Toys, salida directamente de las páginas del cómic Sin City (ciudad del pecado) y su galería de anormales y personajes raros. En la tira "cómica" Mary es sentenciada a muerte por haber matado a un sicópata caníbal que se comió a su novia, una prostituta llamada Goldie.
Recomendada para niños "mayores de 13 años", la muñeca tuvo, al parecer, gran demanda entre algunos académicos y comentaristas que lamentaron la cancelación del viaje del presidente Vicente Fox a Texas por motivos humanitarios, en repudio por la ejecución del mexicano Javier Suárez Medina, mediante inyección letal.
Death Row Mary (Mary, la del corredor de la muerte) viene amarrado a una silla eléctrica, conectado a electrodos. Mary se mueve en su silla mientras recibe la descarga y grita desafiante: "šEso es lo mejor que pueden hacer, frustrados!" La muñeca cuesta 24 dólares. No incluye baterías.