Testimonio de su amigo Paulino Hernández
Misael Núñez fue asesinado por su actividad sindical
La orden de matarlo salió de arriba, sostiene el profesor
JAVIER SALINAS, ISRAEL DAVILA Y RENE RAMON CORRESPONSALES
Paulino Hernández Arroyo, amigo personal del profesor Misael Núñez Acosta y actual director de la escuela primaria Héroes de Churubusco, ubicada en el poblado Tulpetlac, municipio de Ecatepec, estado de México, la cual dirigió Núñez Acosta hasta su muerte, señaló: "a Misael le gustaba que las cosas en el magisterio fueran derechas. Su asesinato, sin duda, vino de las actividades que realizaba en el sindicato, en él tuvieron que ver Elba Esther Gordillo y Carlos Jonguitud Barrios".
De mi parte, agregó Hernández Arroyo, lo que anhelamos todos es que se aclare lo de su asesinato, "ojalá que con los cambios que se han dado en el gobierno se esclarezcan todos los homicidios de profesores que hubo en el país".
Frente a la puerta de la escuela y a unos cuantos pasos del lugar donde Núñez Acosta fue asesinado, Hernández Arroyo recuerda: "era el viernes 30 de enero de 1981, aproximadamente a las 19 horas. Terminábamos una asamblea de padres de familia que habíamos tenido en esta escuela, aquí en Tulpetlac.
"Recuerdo que salimos del plantel (Héroes de Churubusco) para trasladarnos hacia la Escuela Normal Superior, en San Cosme, donde participaríamos en una reunión. Ibamos Misael Núñez, los maestros Daniel Campos Briseño, Darío Ayala -quien recibió un balazo en una pierna-, las profesoras Guadalupe Jiménez, Eudosia Arenales, Esther Espinoza, y yo.
"Misael me dijo: 'Paulino, tú te llevas en tu carro a las profesoras Guadalupe, Eudosia y Esther. Yo me voy con Darío y Daniel', y así fue. Todos salimos rumbo a la calle Chihuahua (que está frente a la puerta principal de la escuela)."
Hernández Arroyo recuerda haberse quedado con las maestras a una cuadra, en la calle Durango, donde estaba estacionado su auto, mientras los demás fueron una calle más adelante, a Sonora, porque Misael había dejado su carro con un mecánico.
"Cuando abordamos el auto escuchamos unas detonaciones. Creímos que eran cohetitos, y la maestra Guadalupe me dijo que parecía que estábamos en las fiestas patrias. Avanzamos unas cuadras y en la esquina de las calles Durango y Sonora encontramos al profesor Misael, al pintor (Isidro Dorantes) y al maestro Darío tirados. Observamos que el maestro Daniel, quien salió ileso, corría para alcanzar a un carro negro, grande, donde iban los asesinos, pero el auto escapó."
Hernández Arroyo asegura que Núñez Acosta era muy apreciado en Tulpetlac, comunidad donde vivió durante muchos años en la primera cerrada de Chiapas.
"Durante casi dos años tuvimos que peregrinar en la subprocuraduría de Tlalnepantla, donde se integraba la averiguación del asesinato. Sabemos que estuvo involucrado un tal Villegas (Clemente Villegas, asistente de Ramón Martínez, entonces secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación), pero no hubo nada en concreto, y ya no supimos nada de las investigaciones. Nosotros sabíamos que el asesinato venía de allá arriba (la dirigencia magisterial). Ya no dimos continuidad a la muerte, porque la última vez que fuimos nos corrieron los granaderos", dijo.
En Tulpetlac, sobre la calle Chihuahua casi esquina con Sonora, frente al número 607, existe una pequeña cruz de metal, de colores gris y negro, con la siguiente leyenda: "Señor profesor, Misael Núñez Acosta. Nació 1 de agosto de 1950 y murió el 30 de enero de 1981. Recuerdo de los padres de familia". Los vecinos comentaron que cada año se rinde homenaje al profesor asesinado.