Difícil que llegue a extremos la tensión con Rusia
Recomienda el Parlamento georgiano la separación formal de la CEI
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 26 de agosto. Aliados formales en el ámbito de la CEI (la postsoviética Comunidad de Estados Independientes), Rusia y Georgia están cada vez más distanciados, y de un tiempo para acá la tensión vuelve a ser el factor que define su relación bilateral.
Estos países limítrofes en la estratégica región del Cáucaso, a partir de los innumerables agravios acumulados por ambas partes, intercambian graves acusaciones de modo recurrente. Por momentos los reclamos suben de tono y parece inminente la ruptura, pero no hay indicios de que Moscú y Tiflis vayan a llevar las cosas a ese extremo, al menos por ahora.
Hacerlo sería despejar el camino a una guerra que a ninguno de los dos conviene por más diferencias que mantengan. Al mismo tiempo, ambos parecen resignados a tener que soportar que el otro siga ejerciendo fuerte influencia desestabilizadora en su contra.
Georgia, según Moscú, convirtió el desfiladero de Pankisi en el principal refugio de los rebeldes chechenos, y Rusia, insiste Tiflis, no oculta su apoyo a las reivindicaciones separatistas de Abjasia.
En este contexto, el Parlamento de Georgia se reunió este lunes en sesión extraordinaria y recomendó al presidente Eduard Shevardnadze iniciar el procedimiento para formalizar la salida del país de la CEI.
La misma resolución plantea la conveniencia de resolver de manera unilateral los plazos para el cierre de las bases militares rusas en Ajalkalá y Batumi (hasta ahora Rusia pidió 11 años; Georgia propuso tres), suspender el mandato de las tropas pacificadoras rusas en la zona del conflicto georgiano-abjasio y tomar medidas para el retiro completo de los soldados rusos.
Descartado el rompimiento de relaciones diplomáticas, posibilidad que llegaron a plantear hoy algunos de los diputados más radicales, es la respuesta que propone el Legislativo georgiano al reciente bombardeo de su territorio por aviones que no duda en identificar como de origen ruso y que causó un muerto y siete heridos entre la población civil en la zona del desfiladero de Pankisi.
El presidente Shevardnadze reveló que envió una carta a su par ruso, Vladimir Putin, en la cual le manifiesta "con hechos y datos concretos" su preocupación por la incursión aérea en Pankisi y le advierte que "no se tolerará más ningún bombardeo de territorio de Georgia".
A la vez, el líder georgiano se mostró partidario de no dar pasos precipitados y sugirió que el ataque pudo haber sido no una orden directa del Kremlin, sino decisión del mando militar ruso.
"Me cuesta imaginar que (el presidente de Rusia) Putin haya tenido conocimiento de los planes de bombardear territorio de Georgia o que haya sancionado un ataque para asesinar a civiles inocentes", declaró a la televisión rusa.
Por su parte, el ministro ruso de Defensa, Serguei Ivanov, rechazó hoy una vez más las acusaciones y dijo que no descarta que los propios georgianos, como parte de la operación que llevan a cabo "para limpiar de criminales el desfiladero de Pankisi", como la llama Shevardnadze, hayan bombardeado por error posiciones civiles.
"Ahora le resulta muy fácil a Georgia acusar a Rusia de bombardear un lugar u otro", se quejó Ivanov, al tiempo que reiteró su disposición a realizar una investigación conjunta para demostrar, con base en información de los sistemas de radares, que ningún avión ruso violó el espacio aéreo de su vecino (el pasado 23 de agosto) y, por lo mismo, "no pudo haber cometido los lamentables hechos que se le atribuyen."