Revela la falsedad de la dictadura uruguaya
sobre supuesto complot terrorista en 1976
Encuentran informe sobre la Operación Cóndor
entre los documentos desclasificados
Podrían servir de prueba en los juicios contra
Galtieri y otros 30 militares argentinos
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 26 de agosto. Entre los documentos
sobre la última dictadura militar argentina (1976-83) desclasificados
por el Departamento de Estado estadunidense y entregados la semana pasada,
se encuentra uno sobre la Operación Cóndor que revela
la falsedad de la información de la dictadura de Uruguay sobre un
supuesto complot terrorista el 2 de noviembre de 1976, que oculta en realidad
el traslado desde Buenos Aires a Montevideo de varios uruguayos secuestrados
aquí, entre ellos Sara Méndez, conocida por los largos años
que dedicó a buscar a su hijo, capturado por los militares.
Un cable del embajador estadunidense en Argentina, Robert
Hill, confirma que entre julio y septiembre de 1976 más de 50 uruguayos
desaparecieron en Buenos Aires. El 28 de octubre de ese año las
fuerzas de seguridad uruguayas anunciaron que las supuestas desapariciones
eran en realidad un complot de los "subversivos" para infiltrarse en Uruguay
y realizar una serie de asesinatos.
El
embajador reporta evidencia de que "los secuestros en julio y septiembre
se llevaron a cabo por fuerzas de seguridad argentinas y uruguayas, actuando
clandestinamente y en cooperación... y si bien es claro que las
autoridades uruguayas han preparado evidencia para corroborar su versión,
es difícil que se les crea".
Esto, añade, "preocupaba" a los argentinos por
la posibilidad de que esta cooperación "sería revelada y
entonces destruiría sus pronunciamientos de que ningún refugiado
sería devuelto a su país en contra de su voluntad". Preocupación
formal, ya que todas las dictaduras estaban coordinadas en el Cóndor,
el plan de cooperación para eliminar opositores.
Precisamente Sara Méndez relató a este periódico
su historia y la de sus compañeros secuestrados en Buenos Aires,
su paso por el temible centro clandestino de detención Automotores
Orletti, la tortura y el traslado a Montevideo. Ahí los militares
uruguayos de inteligencia planearon una increíble historia de guerra
sucia: trasladaron a algunos de esos prisioneros a una casa en las
afueras de la capital uruguaya, en Shangrilá, para hacer aparecer
después ante la prensa que habían allanado y tomado ese lugar
porque un "grupo de subversivos" planeaba ahí un golpe comando.
Así, algunos de estos prisioneros fueron blanqueados, es
decir, se les mantuvo en lugares públicos de detención, de
los cuales lograron sobrevivir.
En tanto, la reciente detención (domiciliaria)
del ex dictador Leopoldo Fortunato Galtieri y otros 30 militares argentinos
por la desaparición de unos 12 militantes de la organización
Montoneros en 1980 aceleró la necesidad de contar con algunos de
estos documentos desclasificados como pruebas en los juicios que se les
siguen.
Pero además, los documentos desclasificados confirman
el conocimiento de Estados Unidos sobre el Cóndor. Así,
un documento fechado en agosto de 1976, firmado por el secretario de Estado
estadunidense Henry Kissinger y dirigido a las embajadas estadunidenses
de los países que integraban esa multinacional del terror (Argentina,
Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil y Bolivia), advierte que "la coordinación
de seguridad e inteligencia es probablemente entendible. Sin embargo, los
asesinatos planeados y dirigidos por el gobierno dentro y fuera del territorio
(...) tienen implicaciones que debemos afrontar firme y rápidamente".
En septiembre del mismo año era asesinado en Washington el ex canciller
chileno Orlando Letelier.
Otro de los documentos desclasificados indica que la embajada
estadunidense en Santiago de Chile tuvo informes militares de ese país
que confirmaban que el dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionario,
Edgardo Enríquez, había muerto en Chile en mayo de 1976.
Vale recordar que Enríquez había sido secuestrado en abril
de ese año, pero en Buenos Aires.
Entre los documentos hay además reportes sobre
la "situación subversiva" realizados por militares argentinos con
una cronología de sus crímenes, que atribuían a enfrentamientos
contrainsurgentes, pero también otro informe de la sede diplomática
que comenta que "en varias ocasiones se pueden observar correlaciones entre
las estadísticas de los desaparecidos y las operaciones de las fuerzas
de seguridad argentinas".
En un memorándum del 31 de mayo de 1978 se informa
que "las desapariciones incluyen no sólo a los sospechosos de ser
terroristas", sino que "abarcan una gama más amplia, por ejemplo,
dirigentes laborales, trabajadores, sacerdotes, activistas de derechos
humanos, científicos, médicos, y dirigentes políticos.
Una ocurrencia dramática reciente (sic) fue el secuestro en diciembre
de cinco 'madres de los desaparecidos' y dos monjas francesas, cuyos cuerpos
se descubrieron a orillas del mar".