Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 27 de agosto de 2002
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Política

Marco Rascón

ƑExiste el sueño mexicano?

La nación tiene un sueño. Viene de los tiempos más remotos y se construye de los ideales más sublimes: busca la felicidad para todos los que forman parte de las patrias evolucionadas, integrando a todos. El dream americano, en cambio, nació de los colonos primeros, los esclavos negros, las tribus indias sobrevivientes, los migrantes por las hambrunas europeas, las derrotas asiáticas, el Holocausto judío y la creciente movilidad latina. Martin Luther King lo dijo frente a multitudes que habían soñado vivir en un país libre. ƑEn México existe un sueño? ƑUn solo sueño que nos unifique? ƑCuál es?

El sueño mexicano sí existe, es complejo y de difícil síntesis. Es el sueño tenochca en busca del águila y la serpiente, que en duelo interminable simbolizan la voluntad. Está en la consigna de Cuauhtémoc el día de la rendición de Tenochtitlán para que no se apagaran los fogones de la cultura. Tiene cimiento en el grito de independencia de Hidalgo y parte de su contenido radica en los Sentimientos de la Nación de Morelos, quien soñó con una nación justa para todos, así como en la nación laica y civilista surgida de las Leyes de Reforma y de la Guerra de Tres Años. Un sueño de un Estado no clerical y no militarista, cuya presencia en el poder ha dejado atraso y grandes lastres espirituales para la calidad de vida de los ciudadanos.

El sueño mexicano ha sido dar cumplimiento al ideal de una república soberana y democrática; a un federalismo para ser libres y a una visión central para defender la integridad nacional frente a la presión de Estados Unidos. El sueño mexicano ha sido vernos como parte de Latinoamérica y la globalidad bolivariana. Saber qué nos sobra y qué nos falta.

El sueño mexicano ha sido estar abiertos al mundo en la economía, pero defendiendo, como el águila y la serpiente, lo que nosotros somos y producimos. Lo Hecho en México está bien hecho, Ƒya no existe en nuestro sueño? ƑQuién se benefició de la apertura indiscriminada? ƑCómo fue que llegaron al poder los piratas y los contrabandistas? ƑBajo el discurso de la globalización y el neoliberalismo?

El sueño de los oligarcas mexicanos se centró en el ideal del mexicano borracho, pero alegre; cantor e irresponsable, pero simpático. La mujer debería soñar con la obediencia y ser la transmisora de estas buenas costumbres. Este sueño mexicano se exportó hacia el mundo y lo hegemonizaron el mariachi y el sombrerudo en los partidos de futbol. Perdida la patria esencial, el sueño mexicano se concentró en un ideal: ganar algún día de este siglo un campeonato mundial de futbol.

Por eso la derrota frente a Estados Unidos aún no es asimilada, pues hasta ahora el sueño mexicano ha dependido de la posibilidad de ganar en ese terreno, y la noche en que México no durmió por apostar la identidad en esa oncena también perdimos frente a los poderosos advenedizos.

La crisis del sueño mexicano nos hizo perder hasta el maíz con el que fuimos hechos. Nos hizo ver el regreso de la intolerancia clerical y el ascenso del militarismo. Perdimos el sueño de la autosuficiencia alimentaria, el ideal de utilizar la riqueza petrolera para avanzar tecnológicamente y educarnos.

Por no tener sueños, la política se convirtió en un mercado y los partidos se unificaron para no decir nada. La derrota del PRI provocó la crisis del símbolo nacional tricolor. El azul celeste del PAN se va convirtiendo en negro tormenta y el amarillo solar del PRD fue degradado hasta el amarillismo.

Si el sueño americano fue la exaltación de las libertades y las oportunidades, la falta de un sueño mexicano nos hace naufragar en la globalización impuesta por intereses que no tienen nada de espirituales. El viejo cuerno de la abundancia, nuestro sueño, nuestra pertenencia a un paraíso natural rico y diverso, ha sido saqueado por todas partes, destruido y contaminado. Los televisores no crean sueños, sino pesadillas. La mediocridad y la supuesta libertad informativa, basada en encuestas en las que los locutores nunca pierden, nos aplasta y deja va-cíos, a merced de la producción de escándalos y violencia.

Si una vez creímos en un Estado imbuido de humanismo, ciencias, producción, orgullos nacionales, de gusto por la revolución e instituciones sociales solidarias y generosas, hoy no se ve nada en el poder que no sean tumbos, puñales y ambiciones. Por eso navegamos en la ingenuidad y las simples resistencias, y por eso para muchos que andan en busca de la vida el sueño mexicano se convirtió en el sueño americano y han emigrado en pos de él.

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