Escenario sin distribución dictatorial
En 1961 Juan José Gurrola obtuvo la beca Rockefeller para estudiar dirección, producción escénica y arquitectura en el Dallas Theater Center. Ahí realizó los montajes de La cantante calva, de Eugene Ionesco, y Un hogar sólido, de Elena Garro, y desarrolló el proyecto arquitectónico de un teatro que ''pretendía eliminar la influencia dictatorial del área donde se sienta el público'', pues Gurrola consideraba que eso es ''el principal obstáculo que impide al director desarrollar, en un espacio dado, su absoluta e independiente voluntad artística''.
Según Gurrola, el propósito era "hacer que la áreas para los espectadores no constituyeran un obstáculo ni obliguen a determinada dirección. En otras palabras, el espectáculo no debe ser dirigido hacia ningún frente en particular".
Tal fue la premisa para diseñar lo que Gurrola denominó teatro unitario, el cual, ''como todos sus proyectos arquitectónicos, nunca se concretó'', comenta Angélica García, responsable del cd-rom El teatro de Gurrola, investigación que recupera la obra de Gurrola como director y sus proyectos de arquitectura escénica, entre otros testimonios.
Teatro unitario ''es un sistema de plataformas que pueden levantarse a diferentes niveles mediante dispositivos mecánicos, y que pueden también transformarse en área de butacas. Las plataformas ofrecen una diversidad de combinaciones en sentido vertical. De igual modo, pueden variar de tamaño, forma, dimensión y dirección, según la representación, escenografía, número de actores, músicos o bailarines. La geometría general del diseño es propicio para generar ocho diferentes ámbitos o límites. Gracias a esas características, el proyecto permite desviar las líneas visuales de los espectadores, sin perjuicio de la acción, logrando de ese modo que se integren, de manera equilibrada, los dos elementos del teatro: el público y la representación".
Fragmento del texto introductorio sobre
teatro unitario, incluido en el cd-rom El teatro de Gurrola