ITACATE
Cristina Barros y Marco Buenrostro
Los hongos de Parrés /II y última
UNO DE LOS ocho pueblos de Tlalpan es Parrés; los otros son La Magdalena Petlacalco, San Andrés Totoltepec, San Miguel Ajusco, San Miguel Topilejo, San Miguel Xicalco, San Pedro Mártir y Santo Tomás Ajusco. Parrés está a 3 mil metros de altura sobre el nivel del mar, en la falda del cerro Ocopiaxco, que forma parte de las estribaciones de la serranía del Ajusco.
PARA RECOLECTAR LOS diversos hongos que crecen en los bosques de clima frío cercanos a esta población de Tlapan, en pleno Distrito Federal, los hombres, que son quienes suelen hacer esta tarea, se levantan de madrugada, pues tienen que adentrarse entre los pinos mediante un largo recorrido; regresan hacia las seis de la tarde. Afortunadamente sus saberes tendrán continuidad, pues como comenta Angela Castro, ya desde los 10 años muchos niños acompañan a sus papás, sobre todo durante las vacaciones ecolares, y reconocen perfectamente los hongos comestibles y la mejor manera de cortarlos. Así se ha transmitido el conocimiento por generaciones.
AL ATARDECER, CUANDO llegan al poblado, las mujeres que los comercializan en otras delegaciones, pesan los hongos, los limpian, los escogen y los agrupan por clases: xocoyol, tejamanil, mantequero, clavito, escobetita o patita de pájaro; orejitas, trompa de puerco o quesillo, pambazo, también conocido como semita; panza o mazayel, y el yema, jicalillo o tecomate, que en otros pueblos se llama ximo. También el corneta y el enchilado.
YA PARA TERMINAR la temporada recolectarán el xuchilillo o duraznillo que recibe este nombre, porque cuando crece, despide un sabroso olor a durazno; su color está entre el rosa y el naranja. Después surgirá el morilla o mazorquilla y finalmente el gachupín, muy similar al semita, ''pero güerito"; al mismo tiempo se da el negrito que parece un arbolito con hoyitos en el tallo y en su copa. En esta labor se ocupan hasta pasadas las 12 de la noche; se levantarán a las cinco de la mañana para estar a las siete o siete y media en distintos puntos de la ciudad.
ALGUNOS HONGOS SON especialmente adecuados para secarse. Es el caso del morilla, del gachupín, del xocoyol, con su color terracota, y del tejamanil. A estos hongos se les pasa un hilo por los tallos y se cuelgan al sol o cerca del fogón. A lo largo del año pueden usarse, pues al ponerlos en agua ''reviven". Hay algunas personas que en la ciudad secan también el hongo pambazo, cortándolo en tiras delgadas y exponiéndolo sobre papel al sol.
EL BOSQUE NO deja de ser pródigo. Junto con el hongo se recolecta una hierba llamada tabaquillo o té de monte, magnífica en infusión para aliviar malestares digestivos. Ya en el otoño se recogen las moras que se dan en un arbusto espinudo; también hay garambullos y en unos arbolitos, cuyas ramas están cubiertas de espinas y que crecen por manchones, nacen los saraguaches.
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