El Museo de la Ciudad albergó la muestra del artista
Presentaron catálogo de Forma, serie de Alberto Castro Leñero
El pintor, ubicado en la línea de Cuevas y Gironella
MERRY MAC MASTERS
El pintor y escultor Alberto Castro Leñero (DF, 1951) pertenece a la generación que domina la escena nacional después del apogeo de la generación de la ruptura o de la vanguardia, señala la crítica de arte Lelia Driben, autora del texto Rastros de un cuerpo pintado, que integra el catálogo de Forma, exposición del artista que acaba de concluir en el Museo de la Ciudad de México.
De la Generación de la Ruptura, pese a las evidentes diferencias estilísticas, Alberto Castro Leñero se ubica en la línea sucesoria de José Luis Cuevas y Alberto Gironella, por sus respectivas filiaciones expresionistas. Hoy día, agrega Driben, hay otro legado palpable: el de José Clemente Orozco.
En la producción de Castro Leñero hay ''cuerpos compuestos, próximos a lo verosímil, y cuerpos maltrechos, tamizados por capas y estallidos de pintura en desorden, como si el pintor buscara fracturar el plano modernista clásico desde el interior de lo pintado, sin transgredir ese interior, esa factura del óleo o el acrílico en pugna con su posibilidad expansiva".
Y, en lo que a cuerpos se refiere, la investigación pictórica de lo femenino es otra constante en la obra del artista. ''Un cuerpo que pronto se desintegrará dejando ver sus magulladuras, su extrema crispación, pero que en esta fase se muestra reconcentrado y fulgurante simultáneamente", asegura Driben.
''Emprendimiento mayor''
Lelia Driben llama la exposición de Castro Leñero ''un emprendimiento mayor que debería quedar como dato de la necesaria reincorporación de la pintura en el seno de los museos defeños". Sobre la ''crisis" pictórica, ante la instalación, el objeto, el video, la acción y el performance, Conrado Tostado -director del Museo de la Ciudad de México, cuando se planeó Forma- asegura que la pintura de ningún modo está herida de muerte.
Tostado afirma: ''En México la obra de Alberto Castro Leñero resulta significativa -es más, resulta central- para darnos cuenta de la vitalidad de la creación pictórica a lo largo de los últimos 20 y 25 años".