Hermann Bellinghausem
Un quienvive con Sombra
Sombra no habla mucho. Bastante menos que Mónica, quien vive de las palabras y para ellas. Sombra es de esos silenciosos que llegan, se ponen, y al rato traen a todos nerviosos con su quieta observación. A los parroquianos del billar seguido los saca de onda. Qué se trae. Cómo hay quienes despiertan inquietud, o desconfianza, por lo callados, Ƒno? Además, Choco le agarró tirria, por celos. Además, tiene un expresión triste, y a los tristes la gente prefiere evitarlos.
A Mónica le gusta hacer hablar a Sombra:
-ƑDónde dices que naciste?
-No he dicho.
-Y bueno, Ƒdónde?
Sombra extrae de su pétreo rostro una sonrisa que es amplia, muy amplia, pero de pronto queda como labrada en piedra.
-De donde vengo nunca has oído.
-Déjame aprender.
-Acacoyagua.
-ƑAkakoyawa? Eso queda Ƒlejos de Tokio?
-Bastante. Camino a Tapachula, en la costa. De Chiapas. Te dije que soy mexicano, no pongas esa cara.
-Se me olvida. Como no pareces.
-Tú tampoco, güerita.
-Te llamas...
-ƑNo que no importaba? Ya te dije.
-No pesqué. ƑYukio qué?
-Yukio René Yamasata Victoria.
-Pa' nombre. Parece ruta de ferrocarril.
-Es.
Enseguida, Sombra cuenta su debilidad por los trenes. Desde que en su pueblo no pasaba nada. La primera vez que se enamoró, fue de un muchacho en un tren bala, en Japón, cuando hizo una maestría con la beca que consiguió su padre. Sombra es lo que en Perú y Brasil llaman "nisei" (japoneses trasplantados y amestizados, que allá abundan). A Japón llegó con esposa, pero nunca se había enamorado.
Mónica tira de la lengua de Sombra con habilidad profesional. De novelista. Sombra la deja hacer, y accede complacerla en eso, como minutos antes le dio su gusto en un sentido más carnal. Éste es uno de sus primeros encuentros íntimos, fuera del billar y del bar de hotel Arkansas, donde Mónica es cliente habitual. ƑNo dicen que la silla de ruedas es antesala del alcoholismo?
Sombra ya se percató. No tiene vocación de Doble A ni hermana de la caridad, pero piensa que, si Mónica se deja, va a distraerla de la bebida. Aunque para eso deba hacer conversación. Mónica saca del buró una botella de J&B, sirve dos vasos, la da uno a Sombra, brinda y bebe. Sombra da un sorbo, pone su vaso en el suelo, la quita el suyo a Mónica suavemente, toma su mano, le acaricia los dedos uno por uno y sigue hablando, mientras le besa los nudillos.
-Mi padre nació también en la costa. Allá llegaron japoneses, el siglo pasado.
-Tus paisanos Ƒhablan japonés?
-Casi no. Los viejitos. Yo, por mis estudios en Osaka.
-ƑEn Osaka te divorciaste?
-Nunca me divorcié.
-Allí dejaste a tu esposa.
-Se regresó a México.
-ƑEra chiapaneca?
-Era.
-En el tren bala, eh. ƑTe ligaste al chavo?
-Me ligó él. No lo esperaba. No duró, pero encendió la mecha.
-ƑQué eran, los setentas? Los primeros años del destrampe gay, Ƒno?
-No te imaginas. Qué tiempos.
-Pero llegó la chinga del sida, Ƒno?
-Que lo digas. Allí se acabó el tutifruti. Muchos no quisieron parar. Están muertos.
-ƑY tú?
-Aprendí a cuidarme, a tiempo. Vivía nada menos que en Nueva York.
-En cambio yo, que nací por entonces, pertenezco a las generaciones del sexo seguro. En prepa, el miedo se llamaba sida. New York Ƒdices? Te has paseado, chiquito.
-El diseño.
-ƑQué?
-Mientras hice diseño, me ofrecían trabajo en todos lados.
-Cuando dejaste el diseño...
-En noventa y uno.
-...regresaste a México.
-En cierto modo. Dejé Holanda por seguir un inglés que quería vivir acá. Terminamos, pero rápido me consolé, con mi primer novio mexicano. Chilango.
-Eso digo yo. En esta ciudad hay hombres, Ƒverdad? Se lo acabo de escribir a mi hermana, y se burló de que me gustan los peores machos. No es cierto.
-Te diré. La vida gay, con todo, es más fácil en el primer mundo. Aquí entras a un gueto o te ocultas. Pero siempre hay modo. No me quejo.
-ƑY ahora? ƑQué tal?
-Te crees mucho por ligarte un homosexual.
-Lo que hay son hombres que se sienten en la obligación de "salvar" lesbianas. Conozco varios. Lo presumen luego. Es una especie de trofeo para el macho. Pero las mujeres no somos así, Sombra. Esto se trata de ti. Tu persona. Me valen tus preferencias anteriores.
-Ya cállate -le besa la boca Sombra. Mónica se deja ir atrás, lentamente hasta la almohada sin desprenderse de los labios de Sombra. La conversación prosigue. Sin palabras.