Javier Oliva Posada
Fin de cursos en el Colegio de Defensa Nacional
l pasado jueves 15, en las instalaciones del antiguo Colegio Militar de Popotla, se realizó la ceremonia de graduación de la 21 antigüedad (generación) en la maestría en administración militar que imparte el Colegio de Defensa Nacional (CDN). Con su fundación, en 1981, su completó un importante ciclo en la evolución de la educación castrense de nuestro país.
Estos datos conviene registrarlos porque, como en cualquier organización e institución, los cambios se van traduciendo en adecuaciones para responder de mejor manera a los factores externos, sin perder la identidad ni el sentido que le da origen a la misión.
En efecto, cuando el general Hermenegildo Cuenca Díaz fue designado secretario de la Defensa Nacional se trataba del primer egresado de la Escuela Superior de Guerra, fundada en 1932, que llegaba a ese cargo. El general Marcelino García Barragán fue el último de los generales formados en el proceso de la Revolución Mexicana y en los albores del Estado mexicano del siglo XX que ocuparon dicha posición.
De igual forma, el actual secretario de la Defensa Nacional, el general Gerardo Vega García, es el primer egresado del CDN que llega al cargo. El ciclo que comienza en el Colegio Militar, continúa en la Escuela Superior de Guerra y concluye con el CDN denota, por una parte, los cambios generacionales, en este caso en el Ejército y la Fuerza Aérea. Por otra, el proceso de profesionalización de la Fuerzas Armadas en general. Para un país como México y en el contexto latinoamericano, la trascendencia de contar con instituciones y estructuras del sistema político apegadas a su concepción es un aporte considerable para la estabilidad.
La comprensión de qué y cómo se enseña en cualquier sistema educativo muestra con toda claridad los valores y principios que cada asignatura y sus contenidos tienen. André Gluksman, en una entrevista publicada en enero de este año, precisó que la "escuela es una institución conservadora por naturaleza, pues su función es enseñar valores". Y son precisamente los valores como el nacionalismo y principios como el honor y la virtud los que procuran para los egresados civiles y militares los canales de vinculación y comprensión sobre qué nación somos y cuál queremos ser.
De ahí que atender la evolución de la educación, en este caso la militar, representa analizar una de las maneras más características de la comprensión de las dinámicas nacional e internacional. De lo anterior se pueden desprender tres aspectos, a propósito de la instrucción de las Fuerzas Armadas de México. El primero tiene que ver con los efectos de la dinámica social (expectativas, composición étnica) sobre el mismo sistema educativo. El segundo se relaciona con los contenidos de la doctrina militar. Finalmente, observando los cambios en el instituto armado también se pueden percibir los ajustes en la relación para con la sociedad.
La movilidad social y la relación para con la sociedad, puntos uno y tres, se refieren a la mutua influencia entre las Fuerzas Armadas y la sociedad. Al darse una comunicación fluida, que no hay en los ejércitos dominados por elites o sin clara subordinación al poder civil, podemos referirnos a las bases de lo que se conoce como la identidad entre ambos elementos. En cuanto al punto dos, lo que concierne a la doctrina militar es lo que da pie para referirse a los contenidos de lo que se conoce como institucionalidad.
Comprender los procesos educativos militares es muy importante para atender uno de los baluartes del nacionalismo mexicano en la era de la globalización.
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