ASTILLERO
Julio Hernández López
Banderazo de salida al clero
Pese a que no pudieron evitar el estreno de El crimen del padre Amaro,
los grupos de extrema derecha tuvieron pretexto para salir a la calle
EL NOTABILISIMO éxito de taquilla de El
crimen del padre Amaro no debe hacer creer que ha sido derrotada la
intención clerical de acrecentar fueros informales e influencia
en la política mexicana. Así les haya resultado claramente
infructuosa la pretensión de convencer al público de que
no asistiera a la presentación de la película dirigida por
Carlos Carrera, los grupos de la extrema derecha religiosa tuvieron oportuno
pretexto para salir a las calles, mediante grupos de jóvenes enfundados
en camisetas blancas con la imagen al frente de la virgen María
y la leyenda chantajista "Si me amas... tú eliges".
EL
SALDO inmediato de la acometida derechista aparece altamente favorable
para las posiciones liberales: a pesar del escándalo declarativo
que precedió al estreno del citado filme, y de la presencia suavemente
inquisidora de los grupos juveniles a las puertas de las salas de exhibición,
miles de mexicanos decidieron juzgar por sí mismos la obra polémica
y no dejarse llevar por los criterios de quienes se supone que son sus
preceptores morales. Pero así como la historia demuestra que lo
difícil no es sacar a los soldados de sus cuarteles para enfrentar
alguna crisis que el poder civil debería resolver, sino regresarlos
a sus bases castrenses, de la misma manera se ha dado en México
el banderazo de salida a la participación abierta, militante, del
clero en la política. (Es un beso al anillo sacerdotal sin simulaciones.
Explicable en el contexto de un gobierno de políticas pendulares,
que se la pasa ofreciendo generosas compensaciones políticas a los
grupos de derecha, a los que ha maltratado circunstancialmente: exhibo
la película indeseada, pero te permito movilizarte, presionar, hacer
política y, si fuera necesario, organizar hasta un partido católico;
hoy te cierro las iglesias para que mañana puedas organizar tu guerra
cristera.)
EL CARDENAL Adolfo Suárez Rivera, por ejemplo,
dijo en su gallinero de Monterrey, según nota de José María
Alanís publicada en Crónica: "Los errores -como haber
financiado la película El crimen del padre Amaro- se pagan
con votos, y el pueblo se cobrará esas ofensas". Desde Mérida,
el arzobispo Emilio Berlié Belaunzarán, por su parte, criticó
que el gobierno haya destinado 3 millones y medio de pesos para ayudar
al financiamiento de la cinta, "cuando hay muchos rubros sociales en qué
invertir". Berlié Belaunzarán podría dar testimonio,
por ejemplo, de la generosidad de algunos de los jefes del narcotráfico
que suelen repartir algo de sus ganancias en limosnas para las iglesias
y en obras para las comunidades, como sucedió en la Tijuana de los
Arellano Félix, a los que él ayudó a entrar en contacto
con el nuncio Girolamo Prigione.
EL OBISPO Alberto Suárez Inda, por su parte,
logró el milagro de que a la capital de su diócesis, Morelia,
no llegaran copias de la cinta impugnada, dándole así a la
capital michoacana el privilegio de ser el único punto donde no
se conoció la obra programada. En días anteriores, Suárez
Inda había sido uno de los prelados que Santiago Creel invitó
para ver por adelantado la película, pero fue tanta su indignación
que a mitad de la exhibición se levantó del asiento que le
habían asignado en Bucareli y abandonó el salón privado.
Según comentarios hechos en el entorno del cardenal Norberto Rivera
Carrera, quien también asistió a la premier organizada en
Gobernación, un importante dueño de salas cinematográficas
también se paró a media película, aunque se permitió
el desahogo de arrojar un objeto contra la pantalla oficial. La familia
michoacana Ramírez, dueña de la organización que lleva
su apellido, hizo saber al público, mediante su página de
Internet, que desaprobaba la película incómoda, pero que
las leyes del ramo obligaban a exhibir programación mexicana y que
por tanto deberían cumplir con tal imposición, prometiendo
al público que devolvería el importe de las entradas a quienes
a mitad de película quisiesen abandonar la sala (no se especificaba
si además sería necesario arrojar algún objeto contra
la pantalla).
LA TOMA de las calles no se da sólo a cargo
de banderas de derecha: en San Cristóbal de las Casas, 10 mil personas
habrían participado en una peregrinación que, con el obispo
Felipe Arizmendi Esquivel a la cabeza, expresó vivo repudio al Plan
Puebla-Panamá. Con un lenguaje que envidiaría cualquier líder
partidista de izquierda, el jefe católico aseguró que "el
pueblo" de los 42 municipios de su diócesis se ha "levantado" y
está "en alerta" por el citado proyecto de las tres pes. "Es un
plan que se ha elaborado sin el conocimiento y el consentimiento de la
gente. Es un proyecto que parece beneficiar a los dueños de grandes
capitales y a empresas extranjeras", dijo Arizmendi Esquivel, quien se
preguntó frente a su audiencia: "Si este es el plan de los hombres,
¿está de acuerdo con el plan de Dios? Y nuestra respuesta
es muy clara: Dios quiere la vida, no la muerte de su pueblo", un pueblo,
agregó, formado por miles de campesinos e indígenas que no
aceptarán que los despojen de su herencia y que violen sus derechos.
Eso sí, el obispo rebelde dejó la puerta abierta para eventuales
cocopas: "Si se llegara a demostrar que dicho plan está diseñado
verdaderamente para beneficiar al pueblo pobre, nuestro juicio será
muy diferente".
EL PRESIDENTE Vicente Fox, mientras tanto, promete
a deudos potosinos de damnificados por las inundaciones que "rezará
por ellos", horas después de que, en Tlaxcala, había vuelto
a trazar un panorama económico nacional tan impresionantemente positivo
que, por ejemplo, ha permitido acumular la reserva de divisas más
importante de su historia, con unos 45 mil millones de dólares.
"De hecho, ya casi no sabemos qué hacer con esa cantidad de enormes
reservas que acumula el país, y que le dan una gran solidez", dijo
el administrador en ignorancia de las nuevas abundancias. En ese mismo
lance, el presidente Fox dio por terminada la recesión económica
y prometió que el año próximo tendremos un crecimiento
de 4.5 por ciento.
¡OREMOS, hermanos!