Se presenta hoy a las 12 y 17 horas en el Metropólitan
Destreza y sobriedad demuestra el Circo Imperial Chino
en sus actos
JAIME WHALEY
Con
sobriedad, sin que por ello se deje a un lado el colorido del vestuario
y la versatilidad de los artistas, el Circo Imperial Chino llegó
de nueva cuenta a la metrópoli con su carga de actos casi mágicos
por la dificultad de ejecución.
La tropa de ejecutantes del Lejano Oriente ha pasmado
otra vez al público que en buena cantidad ha acudido al teatro Metropólitan,
en donde este domingo tendrán un par de funciones, una en punto
del mediodía y la otra a las 17 horas.
De los quince actos que conforman el programa, algunos
de ellos diferentes de los presentados en su anterior visita, sobresalen
por lo difícil de su ejecución el de las cuerdas en cuyos
extremos están amarrados dos cubos de agua que una media docena
de chinas manejan con asombrosa destreza. Ya los giran cual si fueran varas
de materia rígida -que de hecho lo son, por los pesos que sostienen-,
ya los lanzan al aire y en el descenso los hacen rebotar con la planta
del pie y allá van de nuevo en su alegre subir, listas para otros
rebotes.
Lo mismo que en este acto, el de los diábolos,
al que los chinos denominan yo-yos, el carrete es igualmente manejado con
pericia y son varias las suertes que para el mortal común llevaría
años ejecutar pero que estos chinos lo hacen como si hubieran nacido
empuñando los palitos que hacen girar el carrete.
No menos destreza demuestran en sus fugaces saltos a través
de aros. Ahí enseñan que sus ligamentos y músculos
son como de goma, se acortan y se alargan a placer con la previsible respuesta
de los merecidos aplausos que parten de la butaquería.
Luego están los hombres mono que, con verdadera
habilidad de simios, trepan por unos tubos y se cambian de poste con saltos
que requieren una gran concentración.
Acto culminante, quizás, es el de las sillas. Un
acróbata va trepando una montaña de estos muebles, llega
a encimar nueve de ellos y, ya en la cúspide, se para en escalofriante
balanceo en el filo del respaldo sin red protectora ni cable que lo sujete,
a unos 10 metros de altura, casi para topar con la batería de luces.
Este podría ser el único inconveniente, pero fue por razones
de espacio, mas ello no impidió el lucimiento.
El lunes no habrá función pero de martes
a jueves se presentarán únicamente a las 18 horas y de viernes
a domingo tendrán dos funciones a las 12 y 17 horas.