Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 18 de agosto de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas
  >

Cultura
La historia de ese arte, unida a la vida social de la ciudad

Lamenta experto el poco interés de los tapatíos por la ópera

La escena lírica en Guadalajara había sido una de las más ricas del país, destaca Octavio Sosa en un estudio

ANGEL VARGAS

La sociedad tapatía es sumamente conservadora en lo que concierne a sus preferencias operísticas, afirma el investigador Octavio Sosa, autor del libro La ópera en Guadalajara, quien apoya sus aseveraciones en registros históricos y estadísticos.

Sostiene que, salvo escasas excepciones -entre las más importantes, haberse efectuado allí el estreno nacional de Madama Butterfly, de Giacomo Puccini, en 1906, o albergar la única presentación en el país de Die Kluge, de Carl Orff, en 1970-, la capital jaliscience se ha conformado con reponer una y otra vez algunos de los títulos más recurrentes del repertorio mundial.

Y así, puntualiza, larga es la lista de montajes de Carmen, La Traviata, Elixir de amor, Lucia de Lammermoor, Aida, Il trovatore, Rigoletto, Un baile de máscaras, La Bohéme, Fausto, El barbero de Sevilla y Pagliacci, por mencionar los más comunes.

''La historia de la escena lírica en Guadalajara, una de las más ricas en la República Mexicana, esta unida a la vida social de esa ciudad", recalca a su vez el también especialista Gabriel Pareyón, en el prólogo del mencionado volumen. "Desde los autos sacramentales puestos en música en el siglo XVII, hasta las diversas formas de drama musical representadas en las últimas décadas, se manifiestan las capacidades y los intereses no sólo estéticos, sino incluso económicos, políticos y religiosos de la población de Guadalajara, o al menos del sector que ha dominado su ámbito cultural".

Sosa aclara que la inamovilidad de repertorio es práctica común en gran parte de los lugares de provincia donde se presentan montajes operísticos. Sin embargo, no termina por entender el caso de la capital tapatía, dice, que además de la rica y añeja tradición operística, cuenta con toda la infraestructura para el desarrollo de ese arte.

"Tienen un teatro muy hermoso y con todas las condiciones técnicas (el Degollado), así como una orquesta y un coro de alto nivel; además Guadalajara se ha distinguido por ser cuna de grandes cantantes, tanto femeninos como masculinos", agrega.

Otro aspecto que le resulta incomprensible, externa, es la falta de interés que autoridades y público de esa localidad han mostrado hacia el arte de la ópera en el último lustro, al grado de no haber ofrecido siquiera un título desde el año pasado, cuando hasta antes de ese lapso se montaban dos o tres títulos anualmente, además del concierto.

Talón de Aquiles en el país

El especialista señala que otra carencia sensible de la ópera en la capital jaliscience tiene que ver con los trabajos de investigación historiográfica. Aunque admite que, en realidad, se trata de un talón de Aquiles en todo el país:

''Somos una nación sin memoria en muchos ámbitos y la ópera no es la excepción. Aun en el propio Palacio de Bellas Artes no existe un archivo y es casi imposible encontrar un programa de mano de hace 25 años. Resulta más fácil localizar material en el extranjero sobre la ópera mexicana que aquí".

Aunado a ese aspecto, indica que son muy pocas las personas interesadas en adentrarse a la investigación histórica del arte operístico. En su caso, es una actividad que realiza por pasión y que ha debido compartir durante casi dos décadas con sus diversas funciones dentro de la Compañía Nacional de Opera del Instituto Nacional de Bellas Artes, desde bibliotecario del coro hasta subdirector de la instancia, puesto en el que se desempeña desde el pasado febrero.

El libro La ópera en Guadalajara se remonta a 1994; ahora, desde hace unos días, se encuentra ya disponible en librerías la primera redición del volumen, "corregida y aumentada". "Se trata más bien de otra investigación que revela nuevos descubrimientos y rescates", aclara el autor.

Hasta antes de este libro sólo existía como antecedente de investigación histórica de la ópera en la capital tapatía el libro El Teatro Degollado 1866-1896, de Aurelio Hidalgo.

En esta primera redición, realizada por la Secretaría de Cultura de Jalisco, Sosa suprimió de la anterior versión los datos referente a oratorios, cantatas, zarzuelas y operetas, ante las dimensiones de la información referente al género operístico. Otra de las diferencias fue que ahora abarca un periodo mayor, de 1866 a 2001, cuando la publicación de 1994, por obvias razones, debió cerrar las referencias en 1993.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año