Hasta hace un lustro se ofrecían dos o tres obras anuales en el Teatro Degollado
Atraviesa la ópera tapatía por su peor crisis; ninguna puesta este año
Una compañía independiente integrada por estudiantes, cantantes, músicos y actores busca despertar de nuevo el interés por ese arte, mediante temporadas con títulos clásicos y recientes
ANGEL VARGAS
El arte operístico en Guadalajara vive en la actualidad una de las peores crisis de su historia. De las temporadas de dos o tres títulos que se ofrecían en el Teatro Degollado hasta hace menos de un lustro, hoy no queda sino el recuerdo, luego de que el año pasado y el actual no se presentó montaje alguno.
"Es una situación alarmante, un bache profundamente doloroso", afirman algunos de los protagonistas y promotores de la ópera en aquella ciudad, pues la capital tapatía ha sido históricamente una de las más importantes para el desarrollo de ese género en el país, al lado de la ciudad de México y Monterrey.
La situación resulta todavía "más triste" si se considera que Guadalajara no sólo cuenta con la infraestructura necesaria para desarrollar ese arte, según el especialista Octavio Sosa. También porque va a contracorriente de lo que sucede en diversos puntos de la República, donde ese arte ha cobrado tal auge que incluso ciudades que no contaban con gran tradición operística, como Torreón, Oaxaca y Tamaulipas, están programando una temporada anual.
El trasfondo de la problemática jaliscience se debe en gran medida a factores monetarios. La ópera, cabe recordar, es la expresión artística más costosa que existe en el mundo, y la insuficiencia de recursos en los últimos años ha limitado incluso el número de títulos y funciones en el máximo escenario del país, el Palacio de Bellas Artes.
"El gobierno del estado, a través de la Secretaría de Cultura, y Conciertos Guadalajara AC han sido las principales promotoras de la ópera en Guadalajara. En la última década el número de montajes fue disminuyendo hasta quedarnos hoy día con ninguno. Uno de los argumentos que ofrecen ambas instancias es que las funciones no son redituables", explica Lourdes González, promotora de la compañía Opera Joven.
"Al final de cuentas, han traído sólo montajes que les cuestan mucho --los que produce el Instituto Nacional de Bellas Artes en la ciudad de México--, y generalmente salen poniendo de su dinero. Además de que los títulos que nos traen aquí, a Guadalajara, son siempre las producciones más populares: La traviata, Tosca y Carmen; no ha habido un solo intento ni viso de querer innovar o arriesgar".
Coadyuvar a revertir ese panorama ha sido una de las premisas que sustentan el leitmotiv de Opera Joven, según su fundador y director, el músico y compositor Marco Antonio Chávez Aguayo.
La compañía fue fundada en 1999 por cerca de una veintena de estudiantes, cantantes, músicos, actores y profesionistas de diversa índole, todos veinteañeros, a excepción de dos integrantes. Se define como el único grupo de ópera independiente que existe en Guadalajara y muy probablemente en Jalisco.
Su propuesta "busca involucrar al mayor número de gente posible y crear público nuevo, y para eso hemos diseñado montajes flexibles que puedan salir de los teatros y ser presentados en otro tipo de lugares cerrados e incluso al aire libre", además de ofrecer obras nunca montadas en la ciudad y traducidas al español, señalan Lourdes González y Chávez Aguayo.
"Ya es tiempo de que la ópera deje de ser exclusiva para el publico encopetado que está acostumbrado a ir todas las temporadas sólo a lucirse y a no entender un ápice".
Esa forma de trabajar, sin embargo, también ha sido resultado de varias carencias, señalan ambos promotores: "En Guadalajara no existe otro escenario adecuado para la ópera más que el Teatro Degollado. Además la gente no quiere asistir a las funciones por prejuicios e ignorancia, porque cree que la ópera es sólo puro griterío.
"Consideramos como una de nuestras obligaciones educar a las personas, para que decidan adentrarse en este apasionante mundo que es la ópera, y que así como pagan 200 o 300 pesos por ir a ver una obra de teatro comercial como a Oscuras me da risa o los hombres que se encueran, también inviertan 70, que es el precio del boleto más caro de nuestras funciones, para apreciar una forma de arte que también es entretenida y que provoca otro tipo de gozos".
Si bien los fines de la compañía son artísticos y no de lucro, Lourdes González advierte que se han dado un plazo no mayor de dos años para que el proyecto pueda ser en gran medida autofinanciable, ya que en la actualidad operan con números rojos y varios de los integrantes incluso deben "huesar" (en la jerga musical, tener trabajos alternos) para sostener al grupo y poder producir los montajes.
Aclaran que ni con los apoyos que reciben de la Secretaría de Cultura de Jalisco, el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes y del ayuntamiento de Guadalajara, así como de algunos patrocinadores de la iniciativa privada, alcanzan a cubrir sus necesidades.
En caso de que la situación financiera sea adversa al término del plazo fijado se han planteado dos caminos: emigrar a otro punto del país donde haya más fervor por la ópera, como la ciudad de México o Monterrey, o de plano desintegrar la compañía.