El gobierno busca dejar a empresarios el servicio eléctrico a industrias,
según Merrill Lynch
La CFE aportaría al fisco como empresa privada,
al obtener autonomía de gestión
Participación del sector privado, bajo la rectoría del Estado,
aclara la dependencia
ANTONIO CASTELLANOS Y ROBERTO GONZALEZ AMADOR
El gobierno del presidente Vicente Fox propuso en la iniciativa
de reforma eléctrica enviada al Senado dotar a la Comisión
Federal de Electricidad (CFE) de autonomía de gestión y sujetarla
a un régimen fiscal similar al de cualquier empresa privada, lo
que constituye un cambio radical en la forma en que hasta ahora ha sido
administrada la paraestatal, cuyo presupuesto ha estado sujeto a negociaciones
políticas entre el Ejecutivo y el Congreso.
La Secretaría de Energía afirmó este
sábado en un comunicado de prensa que la iniciativa, cuyo texto
ha sido hasta ahora ocultado tanto por el gobierno como por el Senado,
plantea que la concurrencia de los sectores público y privado en
la industria eléctrica deberá darse bajo la rectoría
del Estado, dentro de un marco de equidad y de reglas claras que determinen
los alcances y límites de esa participación.
"La inclusión de los capitales social y privado
permitirá una mayor competencia, lo cual se traducirá en
un mejor servicio para beneficio de todos los usuarios, así como
la generación de más y mejores empleos en todas las ramas
de la economía", indicó la dependencia.
Añadió que el gobierno federal reitera que
todos los proyectos que se emprendan con motivo de la modernización
de la industria eléctrica "respetarán los derechos laborales
de los electricistas".
La Secretaría de Energía reiteró
que el servicio público de energía eléctrica continuará
siendo prestado exclusivamente por el Estado, para garantizar la atención
de las necesidades de la población.
Servicio de "alta calidad"
El
comunicado establece que con la iniciativa gubernamental, de ser aprobada,
"se dotará a la Comisión Federal de Electricidad de autonomía
de gestión y un régimen fiscal equiparable a cualquier empresa
productiva, para satisfacer el servicio público de energía
con la más alta calidad y eficiencia".
La CFE, al igual que Petróleos Mexicanos (Pemex),
está sujeta a un régimen fiscal en el que el gobierno federal
se apropia de todos los ingresos y utilidades generados por las paraestatales
mediante el cobro de diversos impuestos. Cada año, en una negociación
política en el marco de la discusión del Presupuesto de Egresos,
el Ejecutivo y el Legislativo deciden el monto del presupuesto de operación
y las inversiones que realizan ambas entidades, por lo que se considera
que no tienen autonomía de gestión.
De acuerdo con la propuesta delineada por la Secretaría
de Energía, la CFE estaría en condición de decidir
de manera autónoma sobre el ejercicio de su gasto, mientras que
su aportación al fisco sería similar a la de empresas privadas,
es decir, alrededor de un tercio de sus utilidades.
El punto ya fue tratado por el Banco Mundial, en un documento
divulgado en mayo del año pasado, en el que el organismo plantea
las reformas que a su juicio requiere el país para asegurar un crecimiento
sostenido.
Ese documento, titulado México, una agenda integral
de desarrollo para la nueva era, plantea en el capítulo energético
que entidades como Pemex, la CFE y Luz y Fuerza del Centro no cuentan con
autonomía para operar en términos comerciales, lo que les
impide actuar con eficiencia.
"Como organismos descentralizados (estas empresas públicas)
son objeto de rígidas reglas por parte de la administración
pública. Los ingresos que generan no son retenidos en las empresas
y sus presupuestos están sujetos a ser aprobados en un proceso político",
considera el organismo.
La Secretaría de Energía expuso en el comunicado
difundido ayer que la propuesta de reforma promovida por el gobierno busca
fortalecer a la Comisión Reguladora de Energía para otorgar
transparencia y certidumbre jurídica a todos los participantes en
los procesos productivos del sector. Además, plantea la creación
de un centro nacional de control de energía, que será responsable
del manejo operativo del sistema eléctrico nacional.
Señala que la iniciativa de reforma busca que la
planta industrial mexicana tenga la posibilidad de competir en igualdad
de condiciones frente a empresas extranjeras.
Asegura que, "con la aprobación de estas iniciativas
de reforma, se liberarán recursos públicos para atender rezagos
sociales, se impulsará el desarrollo regional y se fomentará
la incorporación de nuevas tecnologías".
La oposición sólo apoyaría cambios a la legislación
secundaria, advierte la correduría
ROBERTO GONZALEZ AMADOR
La reforma eléctrica impulsada por el gobierno
del presidente Vicente Fox busca que el abastecimiento a los grandes consumidores
de la industria y los servicios sea proporcionado por empresas privadas,
mientras el gobierno quede encargado del suministro para hogares y el de
uso agrícola, consideró la correduría estadunidense
Merrill Lynch.
"Una propuesta efectiva de reforma eléctrica debe
incluir cambios a la Constitución que permitan al sector privado
al menos participar en la generación y distribución de la
electricidad, y dejar al Estado la exclusividad en transmisión",
comentó la correduría en un análisis, en el que no
profundiza en las propuestas de la iniciativa de cambios al sector entregada
por el gobierno al Senado el pasado viernes, debido a que el documento
todavía no se hace público.
Sin embargo, Merrill Lynch sí incluye algunos comentarios
sobre temas que, de acuerdo con la información divulgada hasta ayer,
están contenidos en la iniciativa del presidente Fox, que comenzará
a ser discutida el miércoles en el Congreso.
"Mientras el gobierno propone realizar cambios a la Constitución,
que establece que la prestación del servicio de energía eléctrica
es exclusivo del Estado, la oposición tratará de que la discusión
sobre la reforma sea desahogada hasta el próximo año, o apoyará
una reforma que sólo plantee cambios en la legislación secundaria",
indicó.
Merrill Lynch comentó que la reforma al sector
eléctrico es probablemente una de las más urgentes necesidades
del actual gobierno. De acuerdo con cifras oficiales citadas por la correduría,
la demanda de electricidad se incrementará en alrededor de 6 por
ciento anual de aquí a 2006. Para garantizar el abasto, señala,
México debe aumentar su capacidad actual de generación en
alrededor de 30 por ciento. Para la siguiente década, los requerimientos
de capital de esta industria ascenderán a 38 mil 100 millones de
dólares.
"Entendemos la necesidad del gobierno de crear compromisos
con la oposición para lograr aprobar su reforma, pero al mismo tiempo
si el resultado de esos cambios es que continúe la incertidumbre
legal que ahora persiste para la inversión privada y las restricciones
constitucionales para la inversión en el sector, esta reforma difícilmente
representará una mejoría respecto de la situación
actual", señala.
Un punto en el que Merrill Lynch llama la atención
es el precepto constitucional que establece que la generación y
suministro de energía es un "servicio público". En este aspecto,
el gobierno del presidente Fox Quesada buscará que la nueva definición
de "servicio público" no incluya la electricidad destinada al uso
industrial, es decir a los grandes consumidores.