Fahd y Hussein, polos en la visión de EU
El rey vacaciona en Marbella; séquito, lujos, despilfarro...
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 16 de agosto. Una estela interminable de
dólares (petrodólares), lujo y despilfarro llegó
a la Costa del Sol española, a Marbella, donde el rey Fahd, de Arabia
Saudita, uno de los hombres más ricos del planeta, vacaciona con
su familia y un séquito real de más de 500 personas.
Aunque las decisiones gubernamentales recaen actualmente
en el príncipe heredero Abdullah, debido al estado de salud del
rey, Fahd bin Abdul Aziz al Saud está en el poder desde 1982, cuando
heredó una fortuna de más de 30 mil millones de dólares
y las riendas del país que es el mayor productor y exportador de
crudo del mundo.
Durante sus vacaciones, el rey logra que una ciudad entera
se ponga a sus pies. O más bien, a los pies de su cartera, capaz
de aportar al sector turístico local más de 90 millones de
dólares, ya que sólo el monarca desembolsa más de
150 mil dólares al día para cumplir sus necesidades y las
de su cortejo.
Por
eso los habitantes de Marbella, una ciudad cuya población es de
menos de 100 mil personas, hecha por y para el turismo, están de
plácemes. Tras dos años de ausencia, esta vez con el rey
han vuelto a sus playas, comercios, tiendas, restaurantes, bares y prostíbulos
personajes ataviados con chilabas y cuyos rezos siempre apuntan a La Meca.
Cuando el rey Fahd, de 80 años, llega a Marbella,
no sólo los dueños de los grandes hoteles y de los restaurantes
de lujo se ponen de manteles y sonrisas largos, sino también muchos
ciudadanos de a pie, de la ciudad y sus alrededores, forman grandes colas
a las puertas del palacete del monarca para conseguir un empleo de lo que
sea: cortar el pasto, regar las plantas, dar de comer a las mascotas, lavar
los coches, limpiar los baños y un largo etcétera. En los
servicios para la vivienda de 17 mil metros cuadrados, el rey Fahd paga
mejor que nadie y da propinas que superan los 2 mil dólares.
El monarca tiene un historial clínico sólo
comparable con el del papa Juan Pablo II:
una embolia cerebral sufrida hace sólo siete meses,
diabetes, artrosis, cardiopatía, sobrepeso y una operación
de cataratas de hace sólo un par de meses en Ginebra.
Por ello requiere silla de ruedas y está siempre
bajo vigilancia de su equipo médico personal, que siempre tiene
a la mano una ambulancia. En caso de emergencia, cuenta con equipos de
alta tecnología sanitaria en sus aviones y en cada uno de sus palacios;
el de Marbella no es la excepción.
La mala salud de Fahd alarmó a los marbellíes,
que veían consumirse los días veraniegos sin que se pusieran
en alerta roja los aeropuertos y las fuerzas de seguridad del Estado ante
el arribo de los cuatro aviones del rey, quien permanecía desde
mayo pasado en su otra mansión de Ginebra, donde se le sometió
a una operación de cataratas.
La incertidumbre llegó a provocar una au-téntica
conmoción en Marbella, pues para muchos establecimientos sólo
la visita del monarca podía compensar las pérdidas que sufrió
este año la industria turística.
Se anunció hace 25 días la llegada del mo-narca,
cuando con este propósito fueron al-quiladas más de 200 habitaciones,
20 casas de playa, un piso de un hospital, 150 Mercedes Benz y tres helicópteros
destinados ex-clusivamente a garantizar su seguridad.
Pero la incertidumbre volvió porque el rey no llegaba.
Permanecía postrado en su mansión suiza. Durante esta espera,
que se antojaba interminable, en Marbella se sucedía una revolución
silenciosa: más de cien de automóviles de lujo, cuyo alquiler
diario su-pera los 200 dólares, permanecían a la espera y
vigilados las 24 horas del día; la mansión del "sultán"
era vigilada por tierra, mar, aire y subsuelo, y se había diseñado,
practicado y puesto en marcha un dispositivo de seguridad especial para
la llegada del rey.
Hasta que el miércoles pasado no hubo avisos previos,
ni llamadas ni precisiones de último momento; simplemente los cuatro
aviones con la insignia real alertaron a los controladores aéreos
españoles de la llegada del séquito del rey de Arabia Saudita,
personaje capaz de convocar lo mismo al secretario de Estado Colin Powell
que a los jeques o emires de la región donde Fahd es considerado
clave para mantener la frágil estabilidad y, sobre todo, el precio
del petróleo.
Por eso cuando él se mueve también lo hacen
cuatro aviones, uno de ellos con un hospital, otro dos con sus familiares
y su Mercedes Benz blindado, y el último que transporta al monarca:
un Jumbo 747 con motores con la rúbrica de Rolls Royce.
El rey Fahd llegó finalmente a Marbella, junto
con 3 mil personas que toman la ciudad y que desde semanas antes de su
llegada escogen los sitios donde irán a cenar o a beber, o los prostíbulos
que visitarán, que también han estado a la espera del séquito,
que consume con idéntico desenfreno los excesos de capital del monarca
que permitió que en la Guerra del Golfo Estados Unidos utilizara
su territorio para atacar a Irak, si bien actualmente Riad ha reiterado
que si George W. Bush decide un nuevo ataque, no prestará el mismo
apoyo irrestricto.
Se intensifica la campaña de Bush para derrocar
al iraquí
AFP, REUTERS Y DPA
Londres, 16 de agosto. La campaña del ala
dura del gobierno de George W. Bush para atacar Irak arreció este
fin de semana, incluidos mensajes de Condoleezza Rice transmitidos en la
agencia CNN, pese a carecer de un claro apoyo de la opinión pública
estadunidense; a la oposición de figuras claves como Brent Scowcroft,
ex colaborador de Bush padre e influyente republicano, y a que sus aliados
europeos y árabes -Alemania y Arabia Saudita- han manifestado su
rechazo a un operativo para derrocar a Saddam Hussein.
En
la guerra de relaciones públicas, el iraquí dio un paso adelante
al declarar que está dispuesto a aceptar el retorno de los inspectores
de armas de la Organización de Naciones Unidas (ONU) si van acompañados
de observadores neutrales, como religiosos, sindicalistas y periodistas,
señaló el diario británico The Independent.
El golpe más fuerte a la nueva incursión
estadunidense en el Golfo Pérsico lo asestó Brent Scowcroft,
ex asesor de seguridad nacional de George Bush padre, quien advirtió
hoy en un artículo publicado en The Wall Street Journal que
una campaña militar en Bagdad podría minar la lucha global
contra el terrorismo, que Estados Unidos encabeza ahora, y desestabilizar
más la convulsionada región de Medio Oriente.
En respuesta, George W. Bush afirmó que su gobierno
continuará consultando, pero "los estadunidenses necesitan saber
que me decidiré basándome en la información de inteligencia
y en cómo proteger mejor al país, a nuestros amigos y aliados".
Sobre las críticas de republicanos y ex funcionarios
como Scowcroft, Bush manifestó: "Estoy consciente de que alguna
gente muy inteligente está expresando sus opiniones sobre Hussein
e Irak. Escucharé detenidamente lo que tengan que decir".
La cadena CNN difundió declaraciones de la consejera
en seguridad, Condoleezza Rice, quien afirmó que el gobierno está
convencido de que Hussein debe irse de Irak.
Un día antes, en declaraciones a la BBC, Rice subrayó
que "no podemos permitirnos el lujo de no hacer nada con respecto de Irak.
Hussein es diabólico, y dejado a su libre albedrío, provocará
estragos entre su pueblo, sus vecinos y entre todos nosotros".
Al tiempo, el secretario de Defensa, Do-nald Rumsfeld,
indicó que los soldados destacados en Afganistán podrían
quedarse varios años para evitar que vuelva a ser "un campo de entrenamiento
para terroristas".
En conferencia de prensa conjunta con el jefe de las tropas
de Estados Unidos en esta nación, Tommy Franks, explicó las
etapas de la operación militar de su país en Afganistán
y que la actual fase está orientada a prevenir que se reagrupen
los talibanes o los miembros de la red islámica Al Qaeda.
Según The Independent, las autoridades iraquíes
pidieron al secretario general de la ONU, Kofi Annan, la presencia de observadores,
para evitar que las visitas de los inspectores se transformen en misiones
de espionaje, refirió el diario.
Irak desea además que la mayor parte de estos observadores
sean europeos y que la ONU impida a Estados Unidos ejercer su derecho de
veto en la composición de la de-legación, agregó el
diario londinense.
El embajador de Irak ante Naciones Unidas, Mohammed Aldouri,
en declaraciones a Reuters señaló que Bagdad quiere establecer
las reglas sobre el terreno antes de acceder a un regreso de los inspectores.
Estados Unidos ha exigido que Irak acceda a reanudar las
inspecciones sin más discusión para asegurarse de que no
está desarrollando armas de exterminio masivo.
Las inspecciones son clave para la suspensión de
las sanciones impuestas a Irak tras la invasión de Kuwait en 1990.
La
contraofensiva de Saddam se intensificó luego que los países
árabes han dicho que temen que el derrocamiento de su régimen
desestabilice a la región. Arabia Saudita declaró que no
permitirá a Estados Unidos utilizar su territorio para atacar Irak.
"Bajo las actuales circunstancias y sin pruebas de que
haya una amenaza inminente del presidente de Irak, Saddam Hussein, no creo
que Arabia Saudita dé su visto bueno" a la incursión militar,
expresó el canciller saudita, príncipe Saud Al Faisal.
Ni siquiera los rebeldes kurdos han expresado su beneplácito
ante la incursión estadunidense. El miércoles, el líder
Jalal Tabani desmintió haber ofrecido sus bases militares a Estados
Unidos.
En Alemania, el canciller federal, Gerhardo Schroeder,
reiteró en días pasados que una guerra en Medio Oriente es
una "prioridad equivocada", y advirtió: "Aquellos que quieren marchar
primero necesitan una legitimación para hacerlo, y en este caso
simplemente no existe".
Los integrantes del gabinete británico se han mostrado
reticentes a seguir a Estados Unidos en su nueva aventura militar, porque
una invasión a Irak no tiene la misma justificación que las
acciones en Afganistán o Kosovo, cuando había prácticamente
unanimidad entre los miembros del gabinete.
El diario británico Financial Times publicó
el jueves que Estados Unidos ofreció ayuda por varios millones de
dólares a organizaciones no gubernamentales para que lleven a cabo
misiones humanitarias en Irak y en los países vecinos que se verían
afectados en caso de un ataque estadunidense.
Mientras, una fuerte explosión en Kabul, capital
de Afganistán, provocó la noche del jueves daños en
el Ministerio de Telecomunicaciones, aunque no hubo heridos, informó
la policía. Las autoridades suponen que se trató de un atentado
terrorista.
Según Steve Odell, de la tropa internacional ISAF,
la policía explicó que la detonación fue provocada
por un kilogramo de explosivos lanzado desde un coche en marcha y que cayó
frente al ministerio, provocando la ruptura de cristales de ventanas y
daños en el asfalto de la calle.