Dirige a la Sinfónica de Minería en la Nezahualcóyotl
Lukas Foss festeja 80 años con Variaciones
barrocas
''Bach, Mozart y Beethoven son mis dioses'', dice el compositor
El arte sonoro conduce a estados cognoscitivos y sensitivos, indica
ANGEL VARGAS
La música lo es todo, expresa Lukas Foss. El compositor,
uno de los más relevantes de la actualidad, concede a La Jornada
una entrevista al término de un ensayo al frente de la Orquesta
Sinfónica de Minería.
''Bach, Mozart y Beethoven son mis dioses -dice-. Me enamoré
de su música cuando tenía siete años y desde entonces
comprendí cuál había de ser mi destino."
La
frase es significativa por la fecha. Es un refrendo: Lukas Foss cumplió
ayer 80 años y los celebrará el fin de semana en la Sala
Nezahualcóyotl dirigiendo obras de Bach y Beethoven y con el estreno
nacional de su partitura Variaciones barrocas. Los conciertos serán
el sábado a las 20 horas y el domingo a las 12 horas.
Al lado de John Corigliano, John Adams, Lou Harrison,
Michael Daugherty y George Crumb, el también director orquestal,
pianista y docente es considerado uno de los músicos vivos más
importantes e influyentes de Estados Unidos.
De Berlín a Estados Unidos
Lukas Foss nació en Berlín, Alemania, en
1922 y a los 15 años emigró al que habría de ser su
nuevo país. A esa edad escribió su primera obra; cinco años
más tarde, a los 20, ya se desempeñaba como pianista titular
de la Sinfónica de Boston, y a los 33 sucedió a Arnold Schöenberg
como profesor de composición en la Universidad de California.
-¿Qué ha significado la música en
su vida?
-La música lo es todo. No hay nada más importante
en mi vida que ella, a ella me debo.
''Bach, Mozart y Beethoven son mis dioses; me enamoré
de su música cuando tenía siete años y desde entonces
comprendí cuál habría de ser mi destino.
''Cualquiera de las artes es esencial para el desarrollo
del espíritu, pero creo que como la música ninguna otra permite
elevarse tanto a otros planos cognoscitivos, emocionales y sensitivos.
''Debo aclarar que adoro la música de todos los
tiempos: la romántica, la moderna... mi dios de la música
moderna, por ejemplo, es Stravinsky."
-¿Qué tan palpable es la influencia de esos
autores?
-Muchas de mis piezas sí parten de los grandes
maestros, pero hay otras, muchas, que no necesariamente tienen esas raíces...
Utilizo elementos de ellos para reinterpretarlos y hablar por mí.
La idea es usar su música, hacerla de uno y crear un nuevo lenguaje,
personal.
-En
una carrera tan larga y prolífica como la suya, ¿qué
cambios ha observado en la manera de concebir la música?
-La música no es diferente. Las personas sí
lo son. Cada quien la concibe a su manera y la utiliza para el fin que
más le acomoda y requiere. La música es una arte que tiene
influencia e impacto social y generalmente refleja las circunstancias de
su tiempo, aunque es un asunto en el no quiero ahondar, puesto que no soy
sicólogo. Sólo deseo agregar que no creo que la música
actual tenga que ver con nuestra realidad.
Barroco en era tecnológica
-De la obra que estrenará en México, Variaciones
barrocas, usted dijo alguna vez que con ella procuraba reproducir una
especie de sueños, más que hacer variaciones sobre alguna
de las obras de Bach, Händel y Scarlatti.
-Sí, así fue, aunque en realidad lo que
me quedó fue una pesadilla -dice sonriente-. No le hago ningún
favor a Händel, Bach ni Scarlatti usándolos de la forma en
que lo hago, pero ellos sí me lo hacen y es muy grande.
''Me es imposible describir el sonido de la obra, pero
es algo digno de escuchar. ¡Imagínese cómo suena algo
del origen barroco en una época de efervescencia tecnológica!''
-¿Cómo se asume ahora, a los 80 años,
como intérprete, compositor y director?
-Para dar esa respuesta me gustaría citar al pintor
español Goya, quien cuando llegó también a los 80
años dijo: mi vida ahora es sólo seguir aprendiendo.