CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Traiciones perredistas
EN EL MAR de traiciones que se agita hoy en la política nacional, cualquiera levanta la mano sin mayor sonrojo para cambiar de partido, de idea, de amigos o de vida, siempre que el sea bien remunerado.
POR ESO EN el PRI a muy pocos causó sorpresa la presencia del secretario general del PRD, Carlos Navarrete, en las oficinas de Roberto Madrazo, donde fue recibido con algo más que amabilidad, con gusto.
DE LO QUE hablaron estos dos personajes nadie ha querido decir nada; al contrario, se ha tratado de que la reunión pase inadvertida para el registro de los acuerdos o las estrategias de alianza entre esas organizaciones partidistas.
ELLO PORQUE EN el PRD nadie, ni el CEN de ese partido ni su presidenta, Rosario Robles, estaban o están enterados de esa reunión a puerta cerrada. Lo que tiene una sola explicación: Navarrete negocia para su propio beneficio o trata de amarrar acuerdos para el grupo en el que milita: los amachuchos.
EL ASUNTO LLAMA a escándalo no porque las alianzas entre partidos pudieran constituir un pecado político, sino porque en términos de transparencia estas reuniones enturbian, en el mejor de los casos, los acuerdos públicos que pudiera haber entre los institutos políticos.
NADIE, O CASI nadie, en el PRD sabe cuáles fueron los motivos que impulsaron a Carlos Navarrete a reunirse con Roberto Madrazo o las propuestas que llevó el secretario general del PRD al despacho del priísta, lo que sí se descarta es que fuera un encuentro de cuates.
ES SABIDO EN el propio PRD que si bien el grupo de los amachuchos logró imponer a Navarrete en la secretaría general, los acuerdos propuestos por esa corriente en ese partido han sido rechazados por mayoría, a veces aplastante.
UN EJEMPLO DE ello se dio hace no mucho tiempo, durante el Consejo Nacional celebrado en esta capital, en el que con audacia priísta, o peor, a decir de los asistentes, algunos miembros de la tribu donde se cobijan la ex presidenta Amalia García y el senador Jesús Ortega propusieron una condena velada a los ejidatarios de Atenco.
SE DIJO QUE el PRD debería condenar la violencia, viniera de donde viniera, en alusión a las formas de defensa y manifestación de los campesinos opuestos a la construcción en sus tierras del aeropuerto alterno al de la ciudad de México.
LA DERROTA, ME cuentan, fue brutal, aunque no faltó el mareado que en defensa de sus odios personales pretendió respaldar la propuesta de acuerdo. De cualquier forma esa tribu se debilitó aún más.
ASI, LOS MUY pocos enterados de la reunión Navarrete-Madrazo, o al revés, han leído en esta reunión secreta la desesperación de los amachuchos, que pierden su fuerza a pasos agigantados.
NO ES POSIBLE descartar los acuerdos entre el PRI y el PRD en ciertos puntos trascendentales para el futuro del país, y en contra del proyecto panista que busca la abolición de los valores nacionales en general, pero lo que no se vale son acciones como la de Navarrete, que significan un puñal en la espalda de su partido.
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