La subsecretaria sostiene que las presiones de la Iglesia católica
no fructificarán
Hay una "postura inequívoca" del Estado a favor
de laicismo, asegura Sylvia Ortega
CLAUDIA HERRERA Y JUAN MANUEL VENEGAS
Frente las "presiones" de las corporaciones religiosas
por intervenir en los contenidos educativos está la "postura inequívoca"
del Estado mexicano a favor del laicismo, afirma la subsecretaria de Servicios
Educativos para el Distrito Federal, Sylvia Ortega. Eso es lo que va a
prevalecer, subraya, "con independencia de las preferencias religiosas
del presidente Vicente Fox y del secretario Reyes Tamez".
Puesta por el gobierno federal para responder a las inquietudes
que se generaron a raíz de las declaraciones públicas de
la jerarquía católica de buscar participar en la elaboración
de los planes educativos, la funcionaria dice que "no hay ingenuidad" por
parte del gobierno de Fox, por lo que sabrá poner freno a esas intenciones.
"¡Al tiempo!", pide para demostrar que el carácter laico de
la educación pública no está en riesgo.
Descarta, por otra parte, que haya una tendencia hacia
la privatización de los servicios. Sin embargo, acepta que los recursos
públicos son insuficientes para atender la demanda, por lo que se
hace indispensable la participación de la iniciativa privada y de
las organizaciones sociales, sobre todo para el equipamiento de las llamadas
"escuelas modelo", que son el eje del proyecto de mejora de la calidad
educativa en esta administración.
Explica
que se midió "el riesgo" de que "intereses particulares" pretendieran
participar directamente en el proceso educativo, pero el propio Compromiso
Social por la Calidad en la Educación, que firmaron con el gobierno
diversos grupos empresariales y religiosos el pasado jueves, "nos salvaguarda
de la posibilidad de que esos intereses, sean los de la Iglesia, un grupo
político o lo que sea, influyan en la educación... el compromiso
asigna a cada uno de los suscriptores un nicho de acción y se dijo
expresamente que su éxito es que cada quien cumpla con lo ofrecido
y no que intente mayor influencia o que quiera aprovechar o sacar ventaja".
Ortega finca su confianza en los principios de "buena
fe" y "honradez" que fueron considerados por la Secretaría de Educación
Pública (SEP) en su invitación a las iglesias y empresarios
a participar activamente en el proyecto educativo de este sexenio.
"Es un compromiso honrado -enfatiza-. Me podrán
decir que es una ingenuidad, pero no creo. Es una oportunidad para mostrar
que sí podemos, haciendo cada quien desde su trinchera un aporte,
un esfuerzo especial por la formación de los niños, y que
podemos mejorar el nivel educativo. Que es eso lo que estamos proponiendo,
¡no ganar más dinero ni influir en la orientación de
la educación pública! Y expresamente, los suscriptores (del
compromiso) así lo aceptaron."
Sobre los riesgos de que el proyecto de crear "escuelas
modelo" a partir de los apoyos de la iniciativa privada pudiera degenerar
en un sistema de educación elitista por el abandono de los sectores
de población que no interesen a los empresarios, la subsecretaria
advierte que "la vocación que la parte empresarial suscribió
es la de contribuir a la equidad, lo que quiere decir que esos recursos
complementarios deben ir justo a las escuelas con el menor nivel de rendimiento,
que no siempre coinciden con las de las zonas de alta marginalidad, pero
sí hay una correlación".
Rechaza, por otra parte, que el gobierno se haya apresurado
en la creación por decreto presidencial del Instituto Nacional para
la Evaluación (INEE) y señala que ante las críticas
de los legisladores conviene esperar un tiempo para ver los resultados
del nuevo organismo. "La legitimidad la irá ganando a propósito
de su actuación. No encuentro que el instituto haya nacido deslegitimado",
apunta.
Razones históricas
Tras la firma del Compromiso Social por la Calidad en
la Educación, los voceros de la jerarquía católica
advirtieron que su adhesión al programa foxista tenía como
fin participar, a mediano plazo, en la elaboración de los programas
de educación pública.
Para Ortega no hay razón para preocuparse, porque
"las presiones de las corporaciones religiosas no son novedosas". Lo importante,
asegura, es que la postura del Estado es "inequívocamente" a favor
del laicismo. Y esta vocación "la vamos a mantener por muy buenas
razones de corte histórico".
Entre éstas destaca que el laicismo "es lo que
permite la pluralidad de las vocaciones religiosas que hay en la sociedad.
Es la única manera, porque si nosotros nos ponemos de acuerdo en
que la educación debe ser laica, automáticamente nos estamos
poniendo de acuerdo en que cualquier creencia religiosa es respetable.
Por eso me parece indispensable mantener esa postura".
Además, el carácter laico de la educación
"es la mejor manera de respetar la formación religiosa que, en la
esfera de lo privado, cada padre de familia decida que corresponde a lo
que quiere para sus hijos".
Aclara que el proyecto oficial de desarrollar programas
de educación cívica y ética con un compromiso por
la formación de valores universales nada tiene que ver con la pretensión
de la Iglesia católica de participar en la elaboración de
los planes de estudio.
"Me parece oportuno precisar que se trata de valores como
el respeto, la tolerancia, la solidaridad, el orden y la disciplina. Esos
son los valores universales, y mediante la formación ética
y cívica de los estudiantes vamos a poder contribuir a una sociedad
mejor integrada que realmente se apegue a la legalidad, al estado de derecho.
Ese sí es un pronunciamiento expreso, ¡pero no se trata de
educación religiosa y de sus valores!; se trata del dominio de la
ética, de la identidad nacional y de las expresiones que tienen
contenido educativo", concluye la subsecretaria Ortega.