La policía y el fiscal dijeron que el detenido era cubano
Autoridades texanas mintieron a cónsul sobre la nacionalidad de Suárez Medina
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington, 12 de agosto. La policía y la oficina del fiscal de distrito en Texas mintieron a los funcionarios consulares de México en Dallas sobre la nacionalidad de un joven mexicano arrestado en 1988, por lo que le fue negada la asistencia del gobierno de su país y con ello la posibilidad de evitar la sentencia de muerte, argumentan los abogados de Javier Suárez Medina, cuya ejecución está programada para este miércoles.
"Ellos (las autoridades texanas) ofrecieron información falsa no sólo en una ocasión ni en dos, sino en tres, durante el curso del juicio de Medina", afirmó hoy en conferencia de prensa Sandra Babcock, abogada principal de Asistencia Jurídica a Mexicanos Sentenciados a Pena de Muerte de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. Funcionarios de la oficina del fiscal en Dallas no respondieron a llamadas para tratar de conocer una respuesta a estos señalamientos.
Suárez Medina fue arrestado el 13 de diciembre de 1988 después de haber disparado contra un agente secreto durante una operación de narcotráfico. Al ser arrestado, Suárez Medina informó a la policía que nació en Piedras Negras, Coahuila, y en su cartera tenía una credencial migratoria -la green card- que señalaba su nacionalidad mexicana, afirmo Babcock.
El cónsul mexicano en Dallas en ese tiempo, Oliver Albert Farres Martins, ofreció una declaración jurada el 31 de julio pasado, en la que describió los intentos de su oficina por obtener información sobre el caso de Suárez Medina.
"El caso generó mucha publicidad, ya que la víctima era un agente de policía de Dallas", afirma Farres Martins en su declaración, de la cual tiene copia La Jornada.
Cuando fueron publicados los nombres de los acusados, explicó, uno de sus asistentes llamó al fiscal para preguntar la nacionalidad de los sospechosos. "La oficina del fiscal respondió que todos los detenidos eran cubanos", dijo Farres Martins, quien comentó que al preparar la declaración consultó sus archivos sobre el periodo en que laboró en el consulado en Dallas.
El juicio de Suárez Medina avanzó, pero el cónsul no adoptó ninguna acción, ya que supuestamente el acusado era de origen cubano. Sin embargo, cuando el joven apareció en televisión, un funcionario del consulado se percató de que tenía acento mexicano. "Una vez más nos comunicamos con las autoridades para preguntar por la nacionalidad del señor Suárez, y esa vez nos informaron que era desconocida", explicó.
Aunque las sospechas del cónsul aumentaban, el juicio estaba por concluir. "El lunes 5 de junio (de 1989) nos comunicamos de nuevo con el departamento de policía y la oficina del fiscal, insistiendo en más información sobre la nacionalidad de Suárez Medina, y esa ocasión nos dijeron que probablemente era cubano o colombiano", dijo Farres Martins. "Ese día, el señor Suárez Medina fue sentenciado a muerte."
El consulado decidió comunicarse con el Servicio de Inmigración y Naturalización, el cual le informó que Suárez Medina era mexicano con residencia legal en Estados Unidos. Sin embargo, las autoridades consulares mexicanas no lograron entrevistarse con el acusado hasta el 8 de junio, tres días después de haber recibido el aviso de la pena de muerte.
Esta falla de las autoridades de Dallas, al ofrecer información imprecisa al cónsul mexicano, no tiene explicación, ya que la policía de Dallas ha reconocido que sabía que el joven había nacido en Piedras Negras y que tenía su documento migratorio de residente legal en este país, comentó Babcock.
Mark Warren, asesor canadiense en asuntos de derechos humanos y especialista en casos de pena de muerte contra extranjeros en Estados Unidos, declaró a La Jornada que éste es tal vez el caso más extremo de violación de la Convención de Viena que jamás haya visto. "No sólo no fue informado de sus derechos establecidos por el tratado, sino que el consulado mexicano fue obstruido activamente" por las autoridades texanas, señaló.