En riesgo, la sobrevivencia de 3 millones de familias indígenas,
advierten expertos
Crisis del café, amenaza para la paz
social
Bajos precios y excedente de producción, problema central, dicen
en foro de Casa Lamm y La Jornada
ANGELES CRUZ
Lejos están los tiempos en que el cultivo del café
en México representaba no sólo una forma de vida, sino la
preservación de la cultura y las tradiciones de los pueblos indígenas.
Actualmente, la crisis en este sector es una amenaza para la paz social;
están en riesgo la integridad y la sobrevivencia de alrededor de
3 millones de familias que siembran el grano en las zonas más pobres
del país.
Desde hace dos siglos, cuando México empeñó
parte de su futuro agrícola en el cultivo de caña de azúcar,
hule y café, estos productos tuvieron un peso importante en las
economías del sur-sureste del país. El del café ha
sido el más importante en términos sociales y económicos,
destacó Josefina Aranda, investigadora de la Universidad Autónoma
Benito Juárez de Oaxaca.
Durante el foro organizado por La Jornada y Casa
Lamm, la especialista resaltó la importancia de que se apliquen
acciones encaminadas a la recuperación económica del grano,
porque no sólo se trata del rescate de un café de muy alta
calidad, reconocida a escala internacional, sino de la supervivencia de
365 mil productores y sus familias, habitantes de Oaxaca, Chiapas y Veracruz,
principales estados productores.
Los
bajos precios y el excedente de producción han llevado a la desarticulación
de las familias indígenas. En la cosecha anterior, dijo Aranda,
se vieron salidas masivas de campesinos en busca de mejores oportunidades.
Hay abandono de los cultivos, que a la larga representa una seria amenazada
para la conservación de los ecosistemas, alertó.
Para Fernando Celis, asesor de la Confederación
Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC), la crisis del aromático
tuvo en parte su origen en el empeño de cinco empresas trasnacionales
y organismos financieros en que se aumentara la producción, situación
que se registró en México, Brasil y Vietnam. Hoy, dijo, hay
más café, pero de mala calidad, mismo que se utiliza en la
industrialización para obtener, por ejemplo, café soluble,
el cual se vende a gran escala en centros comerciales.
Celis resaltó que en los últimos tres años
se han perdido 20 mil millones de dólares a causa de esta problemática,
y que sólo se requieren mil millones para revertirla y recuperar
el equilibrio. Para ello se debe destruir 5 por ciento del aromático
de baja calidad y definir precios de compra.
Aunque reconoció el esfuerzo del gobierno para
apoyar a los productores, Celis rechazó que ésta sea la mejor
alternativa, porque la solución a la crisis del sector está
en el mercado, con la aplicación de las medidas señaladas.
En realidad, los recursos del sector público apoyan los intereses
de empresas como Nestlé, apuntó.
Otra alternativa para mejorar los precios y la comercialización
del grano está en no importarlo para consumo nacional, y en cambio,
que se promueva el café puro, de calidad, producido en México.
En el ciclo 2001-2002 se obtuvieron 4.1 millones de sacos
de 60 kilos en el campo mexicano, equivalentes a un promedio de 5.6 por
hectárea, lo que refleja el abandono de los cultivos. En los últimos
años la mayor producción se logró en el ciclo 1999-2000,
con 6.3 millones de sacos.
Roberto del Razo, director del Consejo Mexicano del Café,
informó que el consumo anual del aromático en el país
es de 1.1 millones de sacos, equivalente a 650 gramos per cápita
anual, mientras en naciones nórdicas y europeas es de 12 a 15 kilos
en el mismo periodo.
Por otra parte, Fernando Celis destacó la necesidad
de retirar al menos 100 mil hectáreas del cultivo de café,
porque son de mala calidad. No están en las zonas altas ni tienen
la humedad que se requiere para asegurar un producto bueno.
De acuerdo con los primeros datos del padrón cafetalero,
en México existen 365 mil productores, con 730 mil hectáreas,
es decir, cada uno de ellos posee dos hectáreas. Además,
65 por ciento del total son indígenas de 25 grupos étnicos
diferentes.
Lo anterior, aunado al bajo consumo nacional, conforma
la compleja problemática del aromático, que a decir de los
expertos requiere de la participación conjunta de los campesinos,
la industria y el gobierno.
Roberto del Razo comentó algunas de las acciones
oficiales que se han emprendido para recuperar el sector, entre ellas la
aplicación de 543 millones de pesos para apoyar el levantamiento
de la cosecha 2002; mil 440 millones de pesos que se distribuirán
en 20 dólares por quintal (250 kilos), recuperables cuando los precios
en la Bolsa de Nueva York se coloquen entre 85 y 140 dólares. Además,
están disponibles 300 millones de pesos para financiar proyectos
productivos, principalmente para mejorar la comercialización, así
como para asistencia técnica.
Los ponentes resaltaron que cuando la cajera nos pregunta
a la salida de los supermercados: ¿encontró lo que buscaba?,
"a todos nos corresponde decir no, no tienen café orgánico
de la empresa comercializadora de Chiapas o Oaxaca". Con ello se estaría
apoyando la comercialización del buen café, así como
la recuperación económica y social de las familias indígenas.