No me lo quisieron recibir en el Hospital Infantil de México ni en el de Legaria, dice
Un padre abandonó el cadáver de su hijo de tres semanas de edad a unas calles de su casa
Se había endeudado y no tenía dinero para atenderlo, argumenta
ANGEL BOLAÑOS SANCHEZ
Para no mortificar a su esposa con la muerte de su bebé, al que diagnosticaron hidrocefalia al nacer, Héctor Suárez González envolvió al niño en una cobija, salió de la casa y abandonó el cuerpo en la calle, al regresar le dijo a Julia, de apenas 15 años de edad, que su hijo se había quedado hospitalizado.
Ambos se encuentran detenidos desde ayer por la Policía Judicial del Distrito Federal, mientras el Ministerio Público deslinda responsabilidades por el fallecimiento del menor.
La madrugada del pasado lunes, el niño no dejaba de llorar, respiraba de manera agitada y sudaba mucho, hasta que dejó de moverse. "Le di respiración de boca a boca, reaccionó un poco y lo tapé, pero luego dejó de respirar". Eran las 3:30 horas; tomó al bebé, salió del cuarto que rentaban -en la esquina de las calles Chemax y Yobain, en la colonia Héroes de Padierna, delegación Tlalpan-, caminó tres calles y en la esquina de Bochíl y Tizimín, frente a un taller de mofles, lo abandonó semioculto en el pasto.
Unas cuatro horas después, "por el remordimiento", él mismo llamó para pedir una ambulancia, dio un nombre falso y regresó con Julia, le dijo que había internado al bebé en un hospital.
Desde que nació el pasado 15 de julio en el Hospital de Xoco, les informaron del padecimiento, "se le empezaba a deformar el cráneo, en la parte de atrás tenía como unos piquitos". Héctor Suárez asegura que llevó a su hijo al Hospital Infantil de México y al Hospital de Legaria, pero en ninguno se lo quisieron recibir, porque le decían "que estaban saturados y que (el niño) no requería de hospitalización hasta que comenzara a tener ataques".
Los agentes judiciales adscritos a la coordinación territorial Tlalpan 1, Yara Rodríguez, Juan Luna, Felipe Muñoz y Moisés León, comenzaron a investigar dentro de la misma colonia hasta dar con el domicilio, pero ya se habían mudado.
Los vecinos les informaron que la pareja había tenido un hijo que estaba enfermo y lloraba mucho, el lunes los llantos cesaron, y cuando les preguntaban por su bebé ellos decían que estaba hospitalizado, pero ese mismo día amanecieron con la noticia del bebé muerto, abandonado a unas calles de ahí, lo que les pareció extraño.
Para los agentes judiciales no fue difícil ubicarlos pues se mudaron a sólo unas seis calles de ahí, en la esquina de Akil y Opichén, primero detuvieron a Julia y la llevaron a la Fiscalía para el Menor de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal), montaron una guardia para esperar a que Héctor regresara de Nezahualcóyotl, adonde fue a pedir ayuda a sus familiares, aunque era "ya demasiado tarde".
Héctor es albañil y sus ingresos promedio a la semana son de 700 pesos, los gastos del bebé eran muchos, debían mil 300 pesos de renta y su casera los echó apenas antier, asegura. Por eso se cambiaron de domicilio con sus pocas pertenencias: un colchón, una parrilla eléctrica, trastes y una grabadora, "apenas estamos empezando", dijo.
En su último trabajo, en el estacionamiento de un hospital privado que se está ampliando, sólo fue requerido media semana y apenas ganó 300 pesos; un amigo le prestó 200 más, con los que pensaba llevar al niño al Instituto Mexicano de Atención a la Niñez (IMAN).
"Soy inocente", dice tras la reja de los separos de la agencia ministerial. "Mi único error fue no atender a mi hijo, pero no tenía dinero".