OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA EDUCACION
Comunicado No. 82
Compromiso Social por la Calidad de la Educación
AYER, 8 DE AGOSTO, suscribieron el Compromiso Social por
la Calidad de la Educación la Secretaría de Educación
Pública (SEP), el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
(SNTE), además de gobiernos estatales, universidades y diversas
organizaciones sociales. Se trata de un documento muy general que consigna
laudables propósitos de cuantos lo suscriben, y en el cual se anuncian
futuros convenios específicos que precisarán las acciones
que se piensa poner en marcha. Así y todo, su firma es un gesto
simbólico que pretende transmitir dos mensajes: el logro de una
concertación política, principalmente entre SEP y SNTE, y
la convocatoria a un amplio consenso social.
La idea de impulsar un movimiento social convergente para
mejorar la educación se ha venido expresando en diferentes oportunidades,
desde hace casi dos años. El de ayer es un primer paso, aunque todavía
es insuficiente para garantizar repercusiones eficaces.
En el documento del equipo de la transición educativa
de noviembre de 2000 se propuso lanzar una campaña nacional, en
los primeros días del nuevo gobierno, que promoviera una amplia
participación a favor de la educación. En la presentación
del Programa Nacional de Educación (PNE) 2001-2006, el pasado septiembre,
el secretario del ramo convocó a todos los sectores a sumarse a
un gran "acuerdo nacional", y esta iniciativa también se mencionó
en los últimos párrafos del PNE (p. 241).
Pasaron los primeros 100 días de este gobierno,
y nada se definió. Meses después, en las negociaciones de
mayo de 2001 con el SNTE, se habló nuevamente de realizar "un gran
pacto educativo", el cual contaría con el consenso del SNTE y estaría
respaldado por una amplia consulta ciudadana. No hubo tal consulta y el
sindicato, pese a que expresó su disposición a participar,
reiteró que primero habría que atender algunas condiciones;
las mesas de discusión previstas para el pacto educativo no se instalaron,
aunque, se sabe, hubieron formas de negociación discretas.
Al cabo de dos años, se hace público el
compromiso. El sindicato magisterial y las autoridades educativas federales
figuran como sus actores principales, pero a la iniciativa se suman otros
muchos firmantes.
¿Qué responsabilidades?
El documento contiene siete puntos. El primero justifica
la razón de la iniciativa ("el sistema educativo que tenemos no
es aún el que necesitamos") y destaca la importancia de generar
una nueva cultura de revaloración de la educación y un nuevo
esquema de participación social; señala que los firmantes
asumen "responsabilidades individuales y comunes para transformar la educación
en México".
En el segundo punto, a manera de diagnóstico, se
puntualizan los principales problemas del sistema educativo, aunque sin
ponderar responsabilidades ni jerarquizar obstáculos. Se admite
que el sistema educativo tiene fallas de articulación, es rígido,
con problemas de cobertura e iniquidades. También se advierte que
la insuficiente calidad es resultado de factores como la falta de recursos,
la escasa evaluación y rendición de cuentas.
Además el documento recupera, en el tercer punto,
el esquema de las "transiciones" que se utilizó tanto en el Plan
Nacional de Desarrollo como en el PNE. El apartado "nuestra visión
común", el número cuatro, es particularmente importante porque
se prefiguran propósitos y responsabilidades como el de fortalecer
el carácter laico y gratuito de la educación, preservar los
derechos de los trabajadores, mejorar la formación y actualización
de los profesores, y garantizar mecanismos de participación social.
Lamentablemente no se establece con claridad cuáles son los ámbitos
de responsabilidad ni cuáles los compromisos.
La parte más sustantiva del documento son los puntos
cinco y seis, en los cuales se identifican los cambios y compromisos que
se proponen. Respecto de los cambios, destaca el que se refiere explícitamente
a la educación básica y particularmente al desarrollo de
"comunidades de aprendizaje exitosas" para este nivel. Los cambios requeridos
para impulsar tales comunidades, consigna el documento, implican el cumplimiento
de los maestros con su trabajo, el aprovechamiento óptimo de la
jornada escolar y el aprendizaje de un segundo idioma y de computación
(como en su momento proponía el candidato del PRI a la presidencia).
Además, se añade, se requiere mejorar la infraestructura,
adecuar las condiciones de trabajo y transformar la gestión. Quizá
lo más importante es que se acepta que en el futuro la movilidad
de maestros y directivos se hará con base en el mérito y
se desarrollará un nuevo sistema de evaluación.
Las "novedades"
En el apartado seis se anotan los retos que plantea el
compromiso social y se identifica a una decena de firmantes del documento,
entre ellos autoridades federales y estatales, empresarios, legisladores,
padres de familia, legisladores, organizaciones como la Asociación
Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior
(ANUIES), la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares
de Educación Superior (FIMPES) y algunas agrupaciones ciudadanas.
Sin embargo, entre todos los firmantes, destacan los compromisos de las
autoridades educativas federales y del sindicato de profesores; el resto
asume compromisos en los que no hay responsabilidades exigibles o demostrables.
Las responsabilidades asumidas por la SEP se identifican
parcialmente con los puntos problemáticos mencionados en la parte
de diagnóstico y repiten casi literalmente las metas ya anunciadas
en el PNE. Son ocho compromisos y algunos de los más sobresalientes
son: establecer estándares de aprovechamiento para evaluar el aprendizaje
(una meta del PNE que se pensaba cumplir en este año, p. 138); "orientar
la asignación de recursos con un sentido de equidad", transparencia
y con base en indicadores de desempeño (propósito que también
se anotó en el programa sectorial, p. 95); mayor participación
de las entidades federativas en la definición de los contenidos
educativos; redefinir su estructura "con dimensiones reducidas" y mejorar
"radicalmente" la gestión del sistema educativo (todo un apartado
del programa sectorial).
Los compromisos para las autoridades educativas federales
y estatales se refieren básicamente a la promoción de la
innovación, la evaluación y la rendición de cuentas;
el mejoramiento de las condiciones laborales, y el fortalecimiento del
federalismo educativo. Aunque no figura en el texto, es novedad el anuncio
de que se impulsará un número importante de "escuelas de
jornada completa", parte de las cuales probablemente serán las inscritas
en el Programa de Escuelas de Calidad.
Respecto del magisterio, y particularmente el SNTE, se
asume como principal compromiso que se impulsará "una nueva cultura
laboral orientada hacia la mejora de la calidad educativa, de las formas
de organización y de gestión escolar". Un aspecto que en
realidad no debiera ser motivo para firmar un compromiso especial, sino
característico de un gremio magisterial que cumple con su trabajo.
El término "nueva cultura laboral" no es quizás el más
afortunado porque, en otros contextos, ha funcionado como un eufemismo
para la promoción de nuevas reglas y condiciones de trabajo, generalmente
desfavorables para los trabajadores. Además, como algunos analistas
interpretan, el acuerdo corre paralelo con las nuevas alianzas partidarias
(simbolizadas en la cercanía de la maestra Elba Esther Gordillo
con el Presidente) y no pone en riesgo las tradiciones corporativas que
se esperaba modificara el "gobierno del cambio".
En todo caso, el compromiso menos notorio pero más
importante es que el SNTE se compromete a que el mecanismo de acceso a
la cadena de dirección, supervisión y jefaturas de sector
sea "mediante exámenes de ingreso al servicio y concurso de oposición
para la promoción" y se establezca un examen de conocimientos para
el ingreso de maestros. Si se establecen las condiciones para cumplir a
cabalidad este acuerdo, sobre todo si se considera la experiencia con el
programa de carrera magisterial, ello será lo realmente novedoso
del compromiso social. Todavía es una promesa y habrá que
esperar su puesta en operación.
Las omisiones
Los compromisos para el resto de firmantes son más
bien retóricos o parte de la actividad que ya desempeñan.
Por ejemplo, para las instituciones de enseñanza superior, bajo
la representación de ANUIES y FIMPES, se enumera el mejoramiento
de las actividades que se supone ya realizan, pero al final se agrega que
"nuestra disposición es plena y no tiene más límites
que el respeto a los ordenamientos normativos..."
Es el mismo caso para los legisladores, quienes se comprometen
"a seguir impulsando con responsabilidad nuestra tarea..."; los padres
de familia a "ejercer su derecho a participar", o las organizaciones ciudadanas
a formar redes de apoyo en varios campos...
La carencia más notable en el documento es que
no se advierte qué acciones se emprenderán para impulsar
la real participación de los sectores. Es importante recordar que
las mismas autoridades han reconocido los problemas de los consejos de
participación social y han prometido su reforma. Es muy lamentable
que se omita mencionar a los consejos, cuyo correcto funcionamiento garantizaría,
además del cumplimiento de la ley, un amplio esquema de participación
ciudadana en la gestión educativa. Tampoco se menciona cómo
se articulará la iniciativa en curso con la reforma pendiente del
Programa de Carrera Magisterial o la reforma de las escuelas normales;
no se aclara, además, cómo se harán los concursos
de oposición para directivos, supervisores o jefes de sector ni
el alcance que tendrán las propuestas de evaluación.
En este sexenio se ha avanzado muy poco en dirección
del cambio educativo. Para un gobierno que se comprometió a impulsar
como nunca la calidad de la educación pública es una pésima
nota. Pero está bien que se busque el acuerdo social para promover
las políticas, aunque es claro que la demora en iniciar este camino
milita en contra de las intenciones que puedan tener los protagonistas.
Por ahora los compromisos solamente están anunciados.
Un signo alentador es que se establecerá un comité consultivo
que dará seguimiento a los compromisos. Observatorio, acorde con
sus objetivos de vigilancia crítica de las políticas educativas,
aceptó participar en este comité, por lo cual nos comprometemos
a informar a los lectores del avance y de las viscisitudes de dicho compromiso.
La creación del Instituto Nacional de Evaluación
Educativa será objeto de nuestro próximo comunicado
.
¿QUIENES SOMOS?
Nuestros comunicados aparecen en el primer y el tercer
viernes de cada mes en este espacio periodístico; se pueden reproducir
en cualquier medio indicando su procedencia. Todos los ciudadanos están
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