Testigo señala a transportista como autor del crimen en la comunidad
6 de agosto
Matan de ocho tiros a campesino pro zapatista
Acusan que Seguridad Pública levantó el cadáver en
ausencia del Ministerio Público
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Municipio Autonomo 17 de Noviembre, Chis., 8 de agosto.
José López Santiz, campesino tzeltal, base de apoyo del
EZLN, fue ejecutado anoche en las inmediaciones de la comunidad 6 de Agosto.
Su hijo, un niño de unos 12 años, testigo presencial del
crimen, asegura que éste fue perpetrado por Baltazar Alfonso, empresario
transportista de Altamirano, con una escopeta.
La víctima recibió siete u ocho tiros en
rostro y pecho. El asesino, y otras dos personas que lo acompañaban,
se encuentran prófugos. Los indígenas de diversas comunidades
del municipio autónomo, reunidos esta tarde en el poblado donde
ocurrieron los hechos, aseguran que las autoridades municipales de Altamirano
permitieron huir al asesino y sus acompañantes.
Como
sea, éstos dejaron tras de sí evidencias inculpatorias, como
el arma homicida y el vehículo en el cual llegaron anoche, y al
cual no pudieron regresar, pues la comunidad había despertado y
los esperaban al lado de la camioneta Toyota V6, color negro, placas CX03420
de Chiapas, ante lo cual Alfonso y sus acompañantes huyeron a pie
por un camino vecinal hasta la ciudad de Altamirano.
Los indígenas identifican a Benjamín Montoya
Oceguera y Humberto Castellanos, al parecer también transportistas,
como los acompañantes del "señor Alfonso", como el testigo
presencial se refiere a él. "Yo lo vi", dice, serio el chamaco.
"Disparó dos veces y le grité a mi papá que se cuidara.
El señor me dijo que por qué gritaba, que también
a mí me iba a matar". El niño echó a correr, mientras
su padre, caído en el suelo, recibía otros seis tiros.
La esposa de López Santiz, con cierto estupor que
le contiene el dolor y el coraje, refiere: "Como a las 7 de la noche se
jué a la milpa con los dos niños (sus hijos, junto con una
niña). A las 9 llegó el carro y se estacionó aquí",
señala la camioneta.
La milpa se encuentra a una distancia de "media hora a
pie", refieren los campesinos. Los asesinos se internaron en el camino
de lodo, al parecer en busca de la víctima. Ya venían de
regreso, relata el niño, cuando aparecieron los agresores. El niño
menor huyó en ese instante.
Los disparos y los gritos de los niños pusieron
en alarma a las siete familias que componen la comunidad 6 de Agosto, fundada
en 1994 por los indígenas, en las tierras recuperadas del
que fue el rancho San Juan.
Antes de huir, los atacantes ocultaron el cadáver
en la maleza. Hacia las 3 horas de hoy se presentó Seguridad Pública
en el lugar, levantó el cadáver sin la presencia del agente
del Ministerio Público y contra la voluntad de los familiares, y
"se lo llevó al panteón municipal de Altamirano". Esta mañana,
unos 200 indígenas zapatistas bloquearon la vía Altamirano-Ocosingo
y recuperaron el cuerpo del campesino caído. Hasta hoy por la tarde
no se había presentado el representante del Ministerio Público
del municipio, así que no existía acta alguna.
"Ellos les dieron chance de escapar", acusan esta tarde
los indígenas a las autoridades. "No los quisieron detener."
Hoy, a las 3 de la tarde, un vehículo color gris
embistió a gran velocidad el bloqueo de los indígenas: "Iba
a matar a los compañeros. Fue un ataque a propósito" dice
a La Jornada otro jefe de familia del poblado. Los campesinos persiguieron
entonces al carro gris hasta la presidencia municipal, donde los agresores
buscaron cobijo.
No obstante, los indígenas capturaron a estas personas,
y esta tarde las tenían retenidas a orillas de la carretera, en
espera de los observadores de derechos humanos.
En una casa de 6 de Agosto, esta noche yacía el
cuerpo de José López Santiz envuelto en varios sarapes. Tenía
el féretro a un lado, y una nube de moscas iba de la caja al cuerpo.
José era un hombre relativamente joven, según revela su rostro
ensangrentado, su cuerpo fuerte, sus ojos abiertos y vidriosos. Los niños
y los hombres, al descubrir el cuerpo, lo contemplan hipnotizados.
Los labriegos refirieron también a La Jornada
que tenían detenido a un yerno de Baltazar Alfonso. Deslindándose
de lo ocurrido, éste habría confirmado la culpabilidad de
su suegro y hasta la forma en que se planeó el crimen.