Vigilancia sin precedente para su toma de posesión, hoy

Pide Uribe "no esperar milagros" sobre violencia y crisis en Colombia

AFP, DPA Y REUTERS

Santafe de Bogota, 6 de agosto. El presidente electo de Colombia, Alvaro Uribe, se encomendó hoy a Dios para gobernar los próximos cuatro años, pero reconoció que no se deben esperar "milagros" de su gobierno para superar los graves problemas de violencia, crisis económica y corrupción.

Uribe, un abogado de 50 años y disidente del Partido Liberal, tomará posesión de la presidencia este miércoles bajo severas medidas de vigilancia sin precedente, en un acto que tendrá lugar en el recinto del Congreso, a diferencia de sus últimos predecesores, que solían asumir al aire libre en la histórica plaza de Bolívar.

Las estrictas medidas de seguridad obedecen a la creciente violencia de las guerrillas y los paramilitares de derecha, que este día sostuvieron fuertes combates en Córdoba con saldo de entre 40 y 60 muertos y numerosos heridos. Al mismo tiempo, se reportaron otras bajas en diferentes teatros de guerra.

El hecho es que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) declararon desde agosto pasado al nuevo mandatario como "objetivo militar", y en los últimos días los servicios secretos han afirmado que la mayor insurgencia del país amenazó con atentar contra Uribe durante su toma de posesión.

En ese contexto, mientras Uribe recibirá la banda presidencial de Andrés Pastrana en un salón del Congreso, francotiradores vigilarán desde terrazas de la zona y unidades especializadas del ejército y la policía mantendrán un cerco sobre la ciudad con el despliegue de unos 20 mil efectivos, apoyados con tanquetas blindadas.

A la par, aviones caza bombarderos de la Fuerza Aérea Colombiana, con el apoyo de una aeronave de Estados Unidos, cuidarán el espacio aéreo de Bogotá en prevención de eventuales ataques. Mientras, todas las operaciones en el aeropuerto internacional capitalino de El Dorado estarán suspendidas durante cinco horas.

"Le pido a Dios que me ayude para que el cuatrienio presidencial que empieza este miércoles sea útil para Colombia. También le pido al Señor que me guíe con sus luces y que conduzca hacia el camino del acierto", señaló Uribe al asistir a la catedral de Medellín en compañía de su familia y varios legisladores.

La misa fue oficiada por el cardenal Darío Castrillón Hoyos, amigo personal del futuro mandatario. El prelado hizo votos por que la asunción de Uribe "sea el punto de partida de una nueva generación del hombre colombiano", y confió en que la violencia no quebrantará su "solidez y carácter", ni disminuirá su búsqueda por la paz.

El nuevo mandatario, que heredará un país en el que cada año mueren por la violencia unas 23 mil personas, otras 3 mil son secuestradas y más de dos millones han sido desplazadas en la última década, se propone como primer acto de gobierno una polémica reforma que disminuiría el número de congresistas, aunado al problema del desempleo y deberá definir su política ante la guerrilla y los paramilitares, a los que se le identifica como cercano.

La ola de violencia continuó en varios puntos del país. En La Uribe se reportó la muerte de 11 rebeldes y un soldado, mientras que en Saravena murió un soldado y 15 militares y civiles resultaron heridos en un ataque rebelde que destruyó el aeropuerto local.

La guerrilla también derribó cinco torres de energía en Casanere, en tanto que las autoridades declararon el toque de queda en Meta y Arauca ante la violencia, mientras que sicarios asesinaron a balazos al director de la cárcel La Modelo en Cúcuta, Germán Mejía, en un atentado cerca de su residencia.