José Steinsleger
Sionismo antijudío, genocidio palestino
Las prácticas hitlerianas del ejército de Israel y el terrorismo dinamitero de la resistencia palestina no pueden ser endosados a la violencia criminal "de lado y lado". Esta visión autocomplaciente (que se presume "ética" y "humanista") se adhiere implícitamente a la complicidad amoral con el terrorismo de Estado y omite de un modo maniqueo la desproporción total de las fuerzas militares en pugna.
Más atinado sería observar que Israel posee lo que sus enemigos anhelan: armas sofisticadas y dinero, el silencio oportunista de la llamada "comunidad internacional" y el apoyo de la Organización de Naciones Unidas, entidad que nació con el propósito de servir a la humanidad y hoy refuerza los poderes que perpetúan la opresión y la miseria del mundo.
Si quisieran, los gobiernos de Washington y Tel Aviv podrían darle un corte al drama frenando hoy mismo las matanzas de "los unos y los otros". Pero no quieren. Ambas potencias coinciden con lo que debe ser el mundo "del futuro" y ya han puesto en marcha su plan de "vaciar a Israel del elemento palestino". Un proyecto que guarda similitud con el de "vaciar a Alemania del elemento judío" en tiempos de la dictadura de Hitler.
El plan de "limpieza étnica" de Bush y Sharon tiene formas concretas y reconoce antecedentes históricas en los "acuerdos Maldestain-Tochler" (1934) entre Hitler y el sionismo, derivados de la propuesta de Teodoro Herzl, precursor del sionismo. Profeta de lo que hoy estamos viendo en aquellas regiones, Herzl planteó en la segunda parte de El Estado judío (1896):
"(...) Para Europa formaríamos allá parte integrante del baluarte contra Asia; constituiríamos la vanguardia de la cultura en la lucha contra la barbarie (...) Nuestro retorno es también un asunto del más actual interés político de las potencias que buscan algo en Asia (...) también es de importancia destacada para toda Europa por su posición geográfica. Allí habrá, en un tiempo que no puede ser muy lejano, una avenida de la cultura y del comercio hacia Asia (...)"
En el Congreso Judío Latinoamericano celebrado en Buenos Aires en 1971, el historiador Behor Issaev comentó: "Herzl no sólo se dio cuenta de un nuevo factor político en el escenario de Medio Oriente, sino que pudo servirse de él de manera magistral".
Por orden de Hitler, los acuerdos Maldestain-Tochler llevaron a la creación de la "Sección de Asuntos Judíos" en la SS. El barón Leopoldo von Maldestain, oficial de la SS, se entendió con Kurt Tochler, dirigente de la Unión Sionista de Alemania. A mediados de 1934 ambos realizaron un viaje juntos a Palestina con el propósito de auscultar las necesidades que tendrían los judíos alemanes en condiciones económicas de emigrar.
Después de su visita, Maldestain publicó en el periódico nazi Der Ingrif una serie de artículos sobre el viaje. Ilustrados con una cruz gamada de un lado y la estrella de David por el otro, las notas elogiaron el proyecto sionista y recomendaron la inmediata emigración de los judíos a Palestina. El semanario sionista Yiudsha Reudshauv, que inicialmente publicaba 10 mil ejemplares, cuadriplicó su tirada.
El filósofo lituano Emmanuel Levinas escribió: "Algunos judíos pensaron que sus fortunas y talentos los salvarían del racismo expansivo hitleriano. Inclusive algunas organizaciones sionistas pactaron con el gobierno nazi la emigración de sus afiliados a Palestina, con el apoyo de agrupaciones estadunidenses e inglesas que patrocinaban la idea de crear 'el hogar nacional judío' o la 'patria judía'"("La filosofía del hitlerismo", Nexos, México, mayo de 1998).
Levinas apunta que el historiador Rainer Zitelmann, con base en documentos de estas organizaciones, publicó un libro titulado Hitler que prueba la colaboración nazi-sionista (Gestapo incluida), encaminada a impulsar la emigración. Según Zitelman el acuerdo logró la salida de Alemania de 130 mil personas de origen judío, de las cuales 35 mil "encontraron refugio en la nueva patria palestina" entre 1933 y 1937.
De 1935 a 1938 la operación fue tan bien ejecutada que en el último día de 1937 la Delegación Nacional de los Hebreos Alemanes lanzó un llamado a "los hebreos de Alemania" a "no dejarse llevar por injustificados sentimientos de pánico" en relación con el gobierno hitleriano. Todavía en 1941, por medio de la embajada alemana en Ankara, una ala de extrema derecha del movimiento sionista propuso a Berlín un acuerdo con el Tercer Reich con el fin de crear la República de Israel "... para el dominio del Medio Oriente". En Alemania, los nazis establecieron para los sionistas centros de reclutamiento, campos de adiestramiento militar, capacitación técnica y agrícola, así como recaudación de fondos para financiar el viaje de los emigrantes.
A cargo de Maldestain, Hitler puso como su lugarteniente a un destacado oficial nazi: Adolf Eichmann. El inicio de la Segunda Guerra Mundial acabó con los acuerdos Maldestain-Tochler, y Eichmann se convirtió en el alter ego de Ariel Sharon: ejecutor de la "solución final" del pueblo que soñaba con la creación del Estado de Israel, así como hoy el otro pueblo sueña con la creación del Estado de Palestina.