jueves 1 de agosto de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
Eidtorial

Balandronada con historia

El alcalde de la capital del estado, Luis Paredes Moctezuma, junto con los regidores del PAN, presentó una iniciativa al cabildo para convocar una consulta ciudadana para que la gente decida si se debe cambiar el nombre de la ciudad por el de "Puebla de los Ángeles", en lugar de Heroica Puebla de Zaragoza.

Este proyecto es otra balandronada del alcalde y su grupo de regidores incondicionales -que ahora son más incondicionales a partir del aumento a 35 mil pesos en sus salarios-, ya que no existe una reglamentación legal para hacer una consulta popular, por tanto, los resultados que arroje el sondeo que hará el ayuntamiento no tendrán validez jurídica.
Tal intención es una respuesta del edil a las críticas que ha recibido por desconocer de facto el decreto del Congreso local, que data en la práctica de 1862, cuando fue propuesto por Benito Juárez luego de la muerte del general, a unos meses del triunfo sobre el ejército francés. Sin embargo, este asunto tiene otra significación, además de ser un capricho del alcalde: es la intención de imponer una concepción del tipo de Estado, de Soberanía nacional y acerca del papel de la iglesia católica en la conducción de asuntos públicos.
Es una expresión idéntica a la del presidente Vicente Fox Quesada, quien el martes de esta semana, besó el anillo de Karol Wojtyla, lo que significa un sometimiento al poder papal y del Estado Vaticano, así como darle la espalda al Estado laico de México.
Si se llegara a cambiar el nombre de la ciudad sería un agravio al recuerdo del general Ignacio Zaragoza y, por lo tanto, de Benito Juárez, un personaje que es odiado por la reacción y el Vaticano. El ayuntamiento quiere -aprovechando la popularidad del término- que la población acepte el nombre de "Puebla de los Ángeles" para oficializar la superstición que habla de que la capital del estado fue trazada por unos ángeles, haciendo un lado la historia real, en la cual la corona española, en el siglo XVI, utilizó a miles de indios oriundos de estas tierras que con esfuerzo, sudor, sacrificio e incluso sus propias vidas, construyeron los magníficos inmuebles que nos enorgullecen.