La curiosidad de los niños los hace investigadores en potencia Abandonadas, las fuerzas básicas de la ciencia Mirna Servín Un telescopio rudimentario, un insecto bajo la miradas de una lupa, la oportunidad de lavar piezas arqueológicas encontradas en una excavación, algún libros, un profesor con interés por compartir su asombro por la ciencia o unos padres abiertos a la búsqueda, son parte de algunas de las mejores experiencias de la niñez que hoy recuerdan como esenciales no pocos de los mejores investigadores de nuestro país. Sin embargo, la mayor parte de las niñas(os) de México no tiene oportunidad de asomarse a la ciencia que los rodea ni de divertirse con experimentos o por lo menos a tener una respuesta estimulante a sus múltiples preguntas cotidianas, aun cuando la curiosidad científica innata de la niña(o) hace de esta etapa una de las más formativas y receptoras de estímulos durante la vida de un ser humano. La divulgación de la ciencia para niñas(os) es, tal vez, una de las áreas más descuidadas, a pesar de que son -junto a los jóvenes- casi la mitad de la población, dice Juan Tonda Mazón, subdirector de medios de comunicación de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC) de la UNAM. Es una afirmación triste pero cierta: no hay suficientes ofertas institucionales, académicas o comerciales para vincular a la población infantil con la ciencia de manera significativa, coinciden los especialistas consultados en el área. "Las pocas opciones que hay no son accesibles desde el punto de vista económico para la mayoría, además de que no todos los museos interactivos abren la posibilidad de adquirir cultura científica", advierte Concepción Ruiz Funes, responsable del espacio infantil del Museo Universum de la UNAM. Marinela Servitje, directora de uno de los espacios interactivos más populares en la ciudad de México, El Papalote museo del niño, señala que al año sólo 5 por ciento de los mexicanos pueden asistir a los museos de ciencia y tecnología, y que hay estados como Oaxaca, Chiapas, Quinta Roo, Campeche y Tabasco en los que ni siquiera existe uno, por lo que sus opciones se reducen a esperar la visita del papalote móvil y otras actividades itinerantes. Los medios y los pequeños El problema no sólo abarca los museos interactivos. También los espacios para la ciencia en radio y televisión nacional -medios de gran penetración- se encuentran en estado de coma con algunos respiros entrecortados para existir. "Vivimos en una sociedad en la que los medios se imponen y la ciencia no es su foco de atención. Si acaso habrá una tendencia a fomentar las fobias hacia los científicos, perpetuando una imagen poco atractiva o de plano, descabellada", afirma Rosa María Catalá, una de las coordinadoras del recién creado programa "La ciencia va a tu escuela" de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Si preguntáramos Ƒcuántos programas televisivos de divulgación de la ciencia para niños se producen en México?, la respuesta sería prácticamente cero, dice Juan Tonda, divulgador y también director de la editorial ADN que ofrece libros de ciencia para niñas(os)s. Además, añade, el panorama en la radio, en Internet y producción editorial no es mucho mejor. ƑQué se requeriría para que el gobierno se dé cuenta de la importancia de llevar la ciencia y la técnica al público infantil?, se cuestiona Tonda. "No se necesita un presupuesto muy grande aunque sí sostenido, y hay divulgadores capacitados para realizar este trabajo. En la televisión comercial bastaría tener aunque sea un poco de compromiso con los niños de México y destinar fondos a la educación informal de la ciencia". La baja cobertura de temas de ciencia para niñas(os) en los medios de comunicación es más que una suposición. Un estudio hecho por Marinela Servitje en convenio con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología muestra que la cobertura de los periódicos destinada a la población infantil es de apenas 2 por ciento. En radio y televisión tampoco pasa de ese nivel. Desafortunadamente, la poca oferta es un mal generalizado, lamenta Servitje. El bote obediente Roberto Sayavedra tira una lata que rueda al piso frente a su espectador, el dueño le chifla al bote y en ese momento, en lugar de seguir su trayectoria o detenerse donde acabe el impulso, la lata vuelve al punto de partida. No hay hilos de por medio. ƑQué hace que regrese? Las niñas(os) se hacen preguntas, imaginan las posibles respuestas e insisten en investigar dentro del bote. Fundador de la desaparecida revista Chispa, primera publicación de divulgación de la ciencia para niños en América Latina y que circuló ininterrumpidamente durante 19 años, Sayavedra o mejor conocido por muchos como El tío bolita puede iniciar un taller para niñas(os) y jóvenes tratando de mostrar cómo funciona un foco al vacío y cambiar el experimento para enseñarles cómo se compone una plancha, todo para acoplarse a las necesidades e inquietudes de su público. "En general, cuándo se quiere trasmitir la ciencia a los niños se trabaja para un interlocutor ausente, sin pensar en lo que realmente necesitan los infantes. Una de las cosas más importantes es cambiar la percepción que se tiene de la ciencia y no sólo dejarla para la escuela en la que se enseña en forma de códigos que se memorizan, pero que no significan nada para el alumno". Y es que además de los contados espacios abiertos, el escaso presupuesto asignado, y la poca inversión empresarial enfocada a acercar a las niñas(os) a la cultura científica, existe otro escollo que librar. ƑCómo motivar, interesar, divertir, atrapar y entender las necesidades y expectativas de las niñas(os)? Especialistas consultados coinciden en que emplear un lenguaje sencillo, claro y directo es vital, así como utilizar ejemplos cotidianos y accesibles además de acercarles la ciencia como un juego, algo placentero que ellos pueden hacer, entender y disfrutar, pero sobre todo, enfatiza Concepción Ruiz, que sean actividades llenas de respeto para las niñas(os) sin tratarlos como tontos. Roberto Sayavedra explica que los talleres o actividades de ciencia deberían realizarse todo el año, no sólo en cursos de verano. Se trata, agrega, de trasformar a la niña (o) en una persona activa, y ofrecerle una experiencia significativa en el mundo en que vive. Los datos que reciben no sirve de nada si se limitan a convertirse en un catalogo de información fría, señala. En México, advierte, la divulgación sirve más bien para apoyar la educación, pero todavía no para formar una opinión, por eso, asegura, los principales consumidores de las actividades científicas para los niños están en el mundo de la educación. La ciencia en la escuela "Me encantaría poder decir que en la escuela elemental o universitaria tuve profesores de ciencia que me inspiraron, pero por más que buceo en mi memoria, no encuentro ninguno. Se trataba de pura memorización de la tabla periódica, la fotosíntesis... Pero no había ninguna sensación elevada de maravilla", cuenta el famoso astrónomo y divulgador científico, Carl Sagan en uno de sus últimos libros El mundo y sus demonios. Actualmente también resulta excepcional que las niñas(os) encuentren un ambiente estimulante hacia las ciencias en la escuela, tal como Sagan, quien descubrió la sorpresa y el escepticismo frente a la ciencia de sus padres, revistas y libros. Sin embargo, poco a poco aparecen programas específicos para incidir en esta situación como el planeado por la AMC, "La ciencia va a tu escuela" que funcionará un año a partir de este agosto y en el que se incluirán a 250 maestros de primaria y secundaria en cuatro delegaciones del Distrito Federal. Los puntos más importantes a trabajar, de acuerdo con los expertos en educación son: que la enseñanza deje de hacer énfasis en la memorización, incidir en la deficiente capacitación de maestros y en el mal uso de los programas y libros de texto. De acuerdo con Concepción Ruiz, en nuestro país falta casi todo por hacer, desde generar una cultura científica en la escuela, con los libros, en los parques y hasta en las calles. Pero sobre todo, agrega, lo que hace más falta "es que los adultos en particular las autoridades educativas de nuestro país, entiendan que esto debe ser uno de los objetivos prioritarios en la formación de la infancia". |