Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 26 de julio de 2002
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Política

José Enrique trabajaba la parcela de su esposa, aseguran parientes y amigos

En Atenco nadie es obligado a participar

María del Socorro Merino, viuda de José Enrique Espinoza, es heredera de una parcela de 1.7 hectáreas ubicada en el área expropiada por decreto presidencial, y su cónyuge labraba la tierra en temporada de cultivo. Los habitantes de la colonia Francisco I. Madero recordaron que él participó activamente en el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, para ''defender'' el patrimonio de la familia de su mujer.

Contrario a versiones difundidas por las autoridades federales y del estado de México, que señalan a José Enrique como chofer de combi y ajeno a las actividades del ejido, amigos y parientes de la familia Espinoza Merino manifestaron a este diario que ''se diga la verdad, porque en Atenco no hay gente obligada a participar; quienes lo hacen es porque resultaron directamente afectados por el gobierno''.

Guadalupe Estrada, ejidataria de 70 años (doña Lupita), detalla la vida de María del Socorro: ''Yo la vi crecer'', quedó huérfana de madre siendo niña; su progenitora, Sofía Buendía, falleció muy joven y sus abuelos paternos, Cipriana Zamudio y Guadalupe Buendía, la criaron.

Como nieta consentida vivió con ellos, recuerda doña doña Lupita; por eso cuando sus abuelos, que también fueron peones de la hacienda La Grande, en la época de la Revolución Mexicana, le dieron su pedazo de tierra al igual que a sus tíos e hijos directos.

Reconoce que hasta el momento no han tramitado el título de propiedad, pero llevan más de 12 años al frente de la tierra.

José Enrique Espinoza, hoy difunto, llegó de su natal Guanajuato para subemplearse en el municipio de Chiconcuac, en la comunidad textil de San Pablito. Ahí conoció a María del Socorro, la que sería su esposa, y hace más de 10 años llegaron a vivir a la colonia Francisco I. Madero, municipio de Atenco.

El pueblo de Francisco I. Madero, donde se asientan no más de 300 casas, fue fundado por los ejidatarios de San Pablito Chiconcuac, cuyas parcelas se encuentran territorialmente en jurisdicción de San Salvador Atenco. La comunidad explícitamente se creó para que los hijos de ejidatarios recibieran su herencia; la mayoría, ya casados, fincaron sus casas en este lugar, camino que siguió María del Socorro junto con su pareja.

La familia decidió participar activamente en el movimiento del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, luego de conocer el decreto presidencial expropiatorio el cual les quita su parcela de temporal donde sembraban frijol y maíz, y a la comunidad el cementerio, la tierra que labran y el terreno donde están edificadas sus viviendas.

Tras el deceso de José Enrique, la Procuraduría mexiquense ha difundido que éste no era ejidatario y se empleaba en el ramo del transporte público, y además fue obligado a participar en el frente por ''presión'' del líder Ignacio del Valle Medina. Este jueves, al ser sepultado, la familia indignada exigió a través de doña Lupita al gobierno del estado de México hable con la verdad.

Jova Octaviana Martínez Zamudio, consuegra del fallecido, durante las exequias también pidió claridad al gobierno.

Ahí se le preguntó:

-ƑEl era diabético?

-Sí, pero yo también soy diabética y no tenía problemas renales, como dicen los médicos, porque yo convivía con él y me imagino que lo que le pasó es por todo lo que lo patearon. Cuando lo reprimieron él entró bien a la Subprocuraduría de Tlalnepantla; allá adentro fue donde lo gol-pearon y lo llevaron al hospital después de que lo agredieron.

-ƑEl participaba activamente en el movimiento?

-Sí, ahí estaba desde el principio. Incluso, todos los de acá que están con el gobierno, entre ellos Roberto Gallegos, le aventaban de balazos cuando pasaba, y yo le decía no tengas miedo, no les tengas miedo, afréntate (sic) con ellos. Y no sólo a él, a mí también me descalabraron; queremos que este señor Roberto Gallegos sea castigado, también sus hijos, que son menores de edad. También Agustín Bojórquez, quien junto con sus propios hijos andan cargando pistola y sus mujeres se ponían perras y hasta acá han venido, y como nos dijo Ignacio del Valle, ya no hagan caso, sabemos que es un grupo de choque.

Jova Octaviana asegura que las dos personas señaladas, junto con los delegados de la comunidad, Jorge Peña y Armando Hernández, eran los que en realidad agredían a la familia para tratar de impedir que participaran en el movimiento agrario.

 

RENE RAMON ALVARADO Y JAVIER SALINAS, CORRESPONSALES, Y ROBERTO GARDUÑO, ENVIADO

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