Realizan el Seminario Nacional de Talleristas
El poeta puede elegir entre crear ruido o silencio
RICARDO YAÑEZ ESPECIAL
Merida, Yuc., 19 de julio. La recompensa del poeta
es la propia poesía, dijo citando una frase china Raúl Bañuelos,
quien apoyándose en Pacheco, se preguntó cómo darle
su tono a lo ''inaugurador de lo que nadie ha de seguir". Luego Lourdes
Cabrera Ruiz indicaría que ''la creación artística,
por su naturaleza, tiende a generar cada vez, en cada acto de creación,
un nuevo proceso", y ''entre el silencio y la palabra" Gustavo Ruiz Pascacio
se preocuparía por la soledad actual, estallido narcisista que ni
convoca ni evoca, verbos ''eje del ejercicio poético a partir del
solitario posmoderno".
En la primera mesa del taller de talleres que evidenció
ser el recién inaugurado seminario para coordinadores de talleres
literarios, dirigido por Juan Bañuelos, Luis Armenta Malpica aseveró
que ''mientras el poeta crea, su poema está múltiples veces
en peligro de muerte".
Descubrimiento de la propia voz
Con
sede en la cineteca del Teatro Mérida y en la Casa de la Cultura
del Mayab, el seminario incluye otras seis mesas, una con Mario Islasáinz,
Isidro Delgado, Jesús Aragón y Rafael Lope Avila, se efectuó
inmediatamente después de la antedicha, y sesiones diarias con el
director del encuentro. Historia, metodología y función y
vigencia de los talleres son algunos de los puntos a tratar.
Por Guadalajara hablaron Luis de la Peña y Raúl
Bañuelos; por Yucatán, Lourdes Cabrera Ruiz; por Chiapas,
bastante crítico, Ruiz Pascacio, y de nuevo por los tapatíos
Armenta Malpica.
Raúl Bañuelos expresó: ''El oficio
hendido no garantiza sino la artesanía, pero sin él las buenas
intenciones se quedan". Rigor, inteligencia, sensibilidad y azar son condiciones
del poema, señaló a la sombra de Cernuda, y siguiendo a José
Martí expresó que para encontrar la voz sólo en el
silencio la poesía descubre su propia voz; hay que aprender de la
diversidad de los maestros.
''Sobre el artificio mismo que presupone un texto, conlleva
un texto trabajado en taller, no es fácil desentrañar'',
comentó Cabrera Ruiz, para quien ''todo texto trae bajo el brazo
el signo de su ascendencia".
Observó que la manera horizontal de trabajar en
taller propicia una ''atmósfera estimulante y dinámica si
y sólo si los miembros no son tan numerosos y si su nivel de calidad
es homogéneo". Hizo una suave crítica a los ''talleres cuya
metodología tiende a centralizar voz y voto" y cerró: ''Con
el tiempo, quien haya sido integrante de diversos talleres puede quizá
percibir que el estilo del coordinador, en ocasiones, se transparenta en
la metodología empleada. Corresponde al creador la decisión
de afirmar su autonomía".
Trivialización del quehacer poético
Instalada en el reino de lo simple y el juego de lo indistinto
la posmodernidad, expuso Ruiz Pascacio, si bien no se ha propuesto abolir
la poesía sí ha buscado sustituir el lenguaje o minimizarlo
al extremo.
Así, agregó, ha ocurrido en Chiapas, donde
''la consolidación de poéticas individuales ha sido un hecho
minoritario" y donde se ha producido ''una trivalización de los
procesos conceptuales y operativos del quehacer poético", afirmación
que fue apoyada, con referencia a la situación vivida a partir de
enero de 1994 por Juan Bañuelos.
Bajo el tema El proceso creativo, Armenta Malpica opinó:
''Lo que no se dice en un poema es tan importante como lo que se dice,
porque el acto poético de lo que se nombra se hace presente debido
a su ausencia". De cada poeta, añadió, depende lo que desea
crear: ruido o silencio. Pero debemos recordar que no es el silencio, sino
el ruido, lo que puede ser sujeto de imitación".
El Seminario Nacional de Talleristas está auspiciado
por los institutos de Cultura de Yucatán y el Nacional de Bellas
Artes, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y la Red Nacional
Autónoma de Talleres Literarios.