Podrían derrumbarse como pasó con la obra de Cantú

Empresas pedreras ponen en riesgo las Grutas de García, NL

DAVID CARRIZALES CORRESPONSAL

Monterrey, NL, 19 de julio. Las Grutas de García, consideradas entre las más bellas del país y que cada mes reciben cerca de cien mil visitantes, corren el riesgo de desplomarse debido a la explotación en la Sierra del Fraile y San Miguel, donde se localizan, por tres empresas pedreras que hacen uso constante de explosivos, aseguró el ingeniero en minas Ricardo Rodríguez Pichardo, quien sostuvo que desde mayo de 1994 dichas formaciones milenarias, cuyas estalactitas y estalagmitas tienen una antigüedad calculada entre 50 y 60 millones de años, se caen en fragmentos que son vendidos por lugareños.

El especialista, por otra parte, consideró que los gobiernos federal y estatal pudieron salvar el mural en piedra Los altares, de Federico Cantú, que se cayó el mes pasado, pues existen técnicas en minería que se utilizan para evitar los derrumbes mediante una especie de ''clavos" para afianzar las rocas, que si bien hubieran sacrificado un poco la estética de la obra escultórica El flechador del Sol, ''era preferible a la pérdida total" de ese patrimonio cultural.

Rodríguez Pichardo, director de Fomento Minero del gobierno de Nuevo León entre 1983 y 1985, dijo que desde entonces fue prohibida la operación de empresas pedreras en la zona metropolitana, principalmente en los cerros Topo Chico y Las Mitras, precisamente por las trepidaciones que ocasionaban daños en las construcciones aledañas, además del ruido, los polvos contaminantes que generaban y el riesgo que representaban para los trabajadores.

No obstante lo anterior, expresó Rodríguez Pichardo, ''en forma inexplicable y sin que se conozca quién y desde cuándo se autorizó", operan cerca de las Grutas de García las pedreras Minerales Siderúrgicos Mas, Minerales y Materiales Industriales y Cemex Concretos.

Consideró que debido a las ondas sísmicas por las constantes explosiones en un área de dos a 10 kilómetros del paseo turístico, ''es casi inevitable" que ocurra un derrumbe en el interior de esas grutas con gran riesgo para los visitantes, pues la roca se debilita de manera paulatina.

Preocupado por esa situación de la que se enteró por casualidad, cuando una persona le ofreció en venta estalactitas caídas como resultado de las explosiones, Rodríguez Pichardo acudió ante la Dirección Estatal de Protección Civil, que realizó un monitoreo sismográfico el pasado 11 de abril en la pedrera de Cemex Concretos, con la observación de que la ''voladura" se realizó con 32 barrenos en lugar de los 61 programados, con lo cual ''lógicamente" las oscilaciones fueron menores a las que se registrarían en periodos de actividad normal.

Funcionarios omisos

El perito Jorge Cárdenas Nava recomendó efectuar monitoreos durante 30 días para descartar cualquier posible interacción con el entorno, y de ser posible ''con la cantidad de barrenos que usualmente se emplean en la voladura".

Ricardo Rodríguez Pichardo, presente en las grutas al momento de efectuarse la explosión en la pedrera, expuso en un oficio dirigido al director de Protección Civil, Jorge Camacho Rincón, que como resultado del uso de explosivos se detectó una zona afectada, por lo cual recomendó al funcionario ''la clausura temporal del banco y el acordonamiento del área, así como la restauración de la zona y la reubicación del banco".

El pasado 5 de junio, Rodríguez Pichardo dio a conocer estos hechos al gobernador Fernando Canales Clariond; al delegado de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Arturo Alcocer Lujambio, y al subsecretario de Ecología de la entidad, Julián de la Garza Castro, entre otros funcionarios, sin que hasta el momento haya recibido respuesta positiva.

El 21 de junio llevó su denuncia ante la Legislatura local, y agregó que un funcionario de Protección Civil -dependencia cuyo lema es ''Prevenir, recompensa"-, le manifestó que ''no se podía hacer nada", porque una de las empresas implicadas pertenece al ''poderoso'' Grupo Cemex.

Las Grutas de García, descubiertas en 1843 por el sacerdote Juan Antonio Sobrevilla, fueron declaradas zona natural protegida mediante un decreto del gobernador Canales Clariond, publicado el 24 de noviembre de 2002 en el Periódico Oficial del estado.