Existen fuerzas interesadas en instaurar la censura, alerta el autor de El tocino celeste
Instruyen causa penal contra Vladimir Sorokin
Peligroso, pretender coartar la libertad de expresión, opina el ministro Mijail Shvidkoi
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 17 de julio. La Procuraduría de Moscú decidió instruir una causa penal contra el escritor Vladimir Sorokin, quien rechaza los cargos de difundir pornografía en su obra y denuncia que se le quiere someter a un juicio ''ejemplar e injusto".
Apenas se supo que esa instancia integra el expediente para fincarle responsabilidades, Sorokin advirtió que existen fuerzas interesadas en instaurar una férrea censura en el país.
Con base en el dictamen de un solo especialista ''independiente" respecto de que la novela de Sorokin, El tocino celeste, contiene pasajes pornográficos y por lo mismo debería venderse sólo en tiendas especializadas, se imputa al escritor la ''divulgación ilegal de materiales u objetos pornográficos".
Esta conducta, tipificada en el artículo 242 del Código Penal de Rusia, determina como sanción una multa equivalente a 26 mil pesos y, en casos realmente extremos y con agravantes, una pena hasta de dos años de prisión.
En un país en el que la pornografía no está prohibida, sería demasiado que el escritor fuera condenado a prisión sólo por el hecho de que su polémica novela sigue a la venta sin una bolsita de plástico y fuera de una sex-shop, infracciones en principio atribuibles más al editor que al autor.
Pero ello, o la más probable multa, únicamente sería en el supuesto de que la fiscalía logre demostrar en juicio que El tocino celeste es una novela pornográfica. El autor insiste en que no lo es y sostiene que la detallada descripción de una relación homosexual entre los antiguos dirigentes de la Unión Soviética, José Stalin y Nikita Jruschov, es sólo parte de una trama literaria mucho más compleja.
Para Sorokin, su novela no tiene como eje narrativo el sexo, incluye ''unas cuantas escenas de cama" y fue escrita ''con motivo de la muerte de la literatura rusa".
Tipo penal surrealista
Los abogados de la editorial rusa Ad Marginem, bajo cuyo sello circula El tocino celeste desde hace tres años, están convencidos de que ganarán el juicio. Aseguran que carece de fundamento calificar de pornográfica la obra de Sorokin y hacen ver que su contenido no se corresponde con la definición surrealista del propio artículo 242 del Código Penal.
En la parte relativa, describe el precepto: ''Se consideran materiales u objetos pornográficos las obras de pintura, gráficas, literarias, musicales o de otro tipo, cuyo contenido principal es reproducir con lujo de detalles anatómicos y/o fisiológicos las relaciones sexuales".
Los abogados afirman que se quiere condenar a Sorokin con un artículo que, en el colmo de la imaginación persecutoria, admite como factible que una pieza musical pueda reproducir con lujo de detalles anatómicos y/o fisiológicos un coito.
Escándalo para rato
La editorial y Sorokin, por su parte, interpondrán este jueves una demanda contra la organización juvenil Vamos Juntos, que en su afán de sumar voces indignadas contra el escritor distribuyó Sorokin, fragmentos escogidos, antología de citas escabrosas de varias novelas del autor.
Con los aplausos de la concurrencia, horrorizada con tan sólo hojear la antología, medio millar de militantes de Vamos Juntos despedazaron los ejemplares a las puertas del ministerio ruso de Cultura, lo cual constituye ''una indisputable violación de los derechos de autor" de Sorokin, estiman sus abogados.
Al mismo tiempo, con ánimo de pitorreo, pedirán a la procuraduría que ejerza acción penal contra dicha agrupación juvenil por ''divulgar ilegalmente pornografía". Aleksandr Lushenkov, abogado de la editorial y de Sorokin, explica el aparente contrasentido:
''De acuerdo con nuestra legislación, una obra puede considerarse pornográfica únicamente si la totalidad de su contenido, no fragmentos aislados, se corrresponde con el concepto. En otras palabras: en el contexto de la novela misma, cualquier fragmento de Sorokin no es pornografía, pero una antología de fragmentos, descontextualizados, sí puede entrar en el supuesto".
Para el ministro de Cultura, Mijail Shvidkoi, la decisión de la procuraduría de enjuiciar a Sorokin es ''un error, injustificado y violatorio de los derechos constitucionales del individuo."
''Nuestra Constitución -expresó a una emisora local- establece con claridad el derecho de todo escritor a escribir lo que quiera. Me parece un precedente muy peligroso que se pretenda coartar la libertad de expresión."
Ante la posición asumida por Shvidkoi, no queda claro si la Procuraduría de Moscú interpretó como señal del Kremlin una iniciativa propia de la organización juvenil, necesitada de reflectores, o si actúa en consonancia con un sector de la elite gobernante que realmente busca revivir la censura en Rusia, al tiempo que otro se opone de manera tajante.
El desenlace del affaire Sorokin disipará esta duda. Por lo pronto, en los últimos días se ha triplicado la venta de libros del polémico autor.