Antonio Rubial García Historia, forjadora de conciencia crítica La historia solía concebirse como una elaboración de sucesos a partir de unos cuantos personajes selectos, pero con el tiempo, sobre todo a mediados del siglo XIX a partir del marxismo, se le dio un gran peso a la masa y a los movimientos políticos y sociales, por lo que se empezó a considerar más importante la actuación de los grupos que la de los individuos. A raíz de esta nueva visión de la historia, uno de los principales objetivos era estudiar cómo la masa crea una serie de prácticas sociales y culturales que son historiables, esta corriente se conoce como historia de las mentalidades, explica el doctor Antonio Rubial (México, DF, 1949) especialista en esta área. "El interés principal de estas nuevas concepciones es analizar los comportamientos, los valores, las formas en que la emotividad se manifiesta, las prácticas relacionadas con aspectos de la vida y el entorno cultural. Es decir, cómo la gente común vive su vida cotidiana y cómo ésta se construye con hábitos que actualizan todo eso que llamamos la cultura". Antonio Rubial es precisamente quien desde esta corriente historiográfica ha analizado procesos históricos y sociales de nuestro país, desde la estructura religiosa y los procesos de transculturación ocurridos en la cultura mexicana. Con la visión de sus estudios doctorales, hechos primero en España, en Filosofía y Letras, y luego en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM en historia de México, el doctor Rubial García ha trabajado principalmente la Edad Media y el México virreinal, ambos periodos considerados comúnmente como etapas oscuras en las que la religión cristiana tuvo mucha presencia. "Comencé a estudiar la Iglesia en la Nueva España y forzosamente tuve que remontarme a la Edad Media, porque ahí estaban las raíces. Lo que se tradujo de esto fue ver a México no como un país aislado que tiene una evolución propia sino como un territorio inmerso en la cultura occidental". El especialista señala que de manera general la Edad Media se caracterizó por la formación de una religión cristiana centrada en la imagen y su utilización como elemento básico de difusión. "Este proceso se da en México con la llegada de los misioneros y se desarrolla extraordinariamente a lo largo del barroco". Junto con el uso de la imagen, agrega, otro elemento clave en las estructuras religiosas de este tiempo es el uso de la retórica del discurso, del sermón, de la predicación y de todas las formas de oralidad, lo que propició la trasmisión de valores morales que estructuraron finalmente toda la sociedad. Luego de 20 años de estudios sobre el tema, el investigador ha escrito números libros, académicos y de difusión como: La hermana pobreza. El franciscanismo: de la edad media a la evangelización; La plaza, el palacio y el convento. La ciudad de México en el siglo XVII y La santidad controvertida, entre muchos otros. También se ha introducido en el terreno de la narrativa con una novela histórica: Los libros del deseo. Para quienes se dedican a esta área en particular, agrega Antonio Rubial, los acervos más ricos pueden provenir de los aparatos represivos de estos tiempos, aquellos que han dejado constancia de procesos de la justicia estatal y eclesiástica. Por ejemplo, señala, los testimonios inquisitoriales sobre hechiceras y beatas, sobre aquellos que tienen discursos contrarios sobre la sexualidad, los que atacan las creencias ortodoxas o los que practican lo que la Iglesia no acepta. Es a partir de estos elementos, explica el investigador, lo que en la época se considera heterodoxo, es decir, como no válido, que podemos entender muchas cosas de la ortodoxia por el contraste de lo prohibido podemos conocer lo permitido. El investigador agrega que con las nuevas formas de concebir y estudiar la historia, la visión que se presenta de ella a los alumnos de primaria y secundaria, sólo en términos de datos y fechas es un grave error. "Por supuesto que son necesarios los esquemas cronológicos para situar los eventos; sin embargo, debemos hacer entender a nuestros jóvenes que la historia es algo más. La historia podría ser una rica escuela de valores humanos, una forjadora de conciencia crítica que permitiría entender mejor el presente. Todo lo humano es historiable, el uso del cuerpo, la visión del entorno, el espacio donde vivimos, el vestido, nuestra vida íntima, la sexualidad o la forma de valorar la religión. Antonio Rubial finaliza: La historia está viva en cada instante de lo que hacemos, desde que nos levantamos a lavarnos los dientes, hasta nuestra forma de entender el amor, porque estamos haciendo un acto que se inventó en una época y que formó parte de las nuevas corrientes de la medicina, de la historia y de la cultura. (Mirna Servín * Fotos: María Luisa Severiano) |