Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 15 de julio de 2002
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Cultura

Tres milenios vistos desde un cerro

Jantetelco, Mor., 14 de julio. Ubicada al sureste de Cuautla, al pie de dos enormes macizos rocosos conocidos como cerro de la Cantera y cerro Delgado, la zona arqueológica de Chalcatzingo registró sus primeros asentamientos humanos entre los años 1600 y 1500 a.C., en el periodo preclásico temprano.

Era una aldea que funcionaba como las "sociedades igualitarias", en las que no había una jefatura hereditaria pues el dirigente era elegido según sus habilidades y según actividades concretas como cazar, sembrar o comerciar.

"La ubicación del valle fue lo que permitió el desarrollo de este pequeño asentamiento", comenta la arqueóloga Giselle Canto desde un primer nivel del cerro de la Cantera, ante el bajorrelieve de El rey.

"Ambas montañas se pueden observar a gran distancia y eran consideradas como sagradas por sus varias funciones: 'faro' para los viajeros, entrada al inframundo, contenedor de agua."

Explica que alrededor del año 1100 a.C. la aldea había crecido y ya existían terrazas en las faldas del cerro para construir áreas habitacionales y de cultivo con canales de riego. Pero fue hasta 700 a.C. cuando se registró un gran cambio en la organización social y los petroglifos o bajorrelieves en diversas rocas ubicadas en los dos cerros hablan de ello.

"Ya había una nobleza que legitimaba su derecho a gobernar a partir de usar y adoptar elementos o glifos olmecas como propios. Tenemos una sociedad estratificada con una clase gobernante que, por supuesto, hereda el poder."

Hablar con los dioses

Otro aspecto importante, continúa, fue "el manejo de la sobrenaturaleza", por ejemplo, saber cuándo iba a llover. "Quien podía entrar al inframundo a hablar con los dioses lo hacía a través de una cueva.''

Esto es lo que indica el mencionado bajorrelieve de El rey, inscrito en una enorme roca en el cerro de la Cantera. Cabe destacar aquí que hasta el momento suman más de 30 pretroglifos, estelas y esculturas en piedra resgistrados por los investigadores.

El rey, protegido por una palapa en mal estado, muestra una especie de mandíbulas abiertas de un "monstruo" del cual incluso se observa un ojo. Pero en realidad este ser es una "metáfora de la cueva" por donde el gobernante ingresa al inframundo para hablar con los dioses.

"Una vez afuera, el gobernante les diría a los campesinos cuándo sembrar. Y de esta manera se establecía un control", dice Canto.

El personaje de ese bajorrelieve se encuentra sentado en un banco que tiene un glifo especial en forma de "S" acostada. También porta un cetro con el mismo glifo y un tocado o corona muy elaborada.

Del gobernante sale lo que sería el glifo de la palabra, pues eran ellos quienes podían decir las "palabras sabias y adornadas". Asociado a todo esto se observan alrededor gotas de lluvia y, en la parte superior, nubes.

Del golfo al altiplano

A unos metros, en otra enorme piedra, un bajorrelieve muestra un lagarto o cipactli de cuya boca surge de nuevo el glifo en forma de "S". Surgen también volutas entrelazadas que crearán la lluvia, además de una guía de calabaza que confirma su existencia como pueblos agrícolas.

Junto a esas imágenes se ubica lo que fue un canal, por donde bajaba el agua durante la época de lluvia. "Era como si del rey, o de la cueva, saliera el agua hacia las viviendas y los campos de cultivo, pues toda la escena encierra un simbolismo".

Otros bajorrelieves en otro lado del cerro de la cantera son Procesión de los guerreros y uno más ya sin cédula informativa que representa un "dragón olmeca". Se trata de una especie de jaguar con pico de ave del que sale una figura humana.

"Es un tótem, un ser mítico que da inicio a un nuevo linaje", explica Canto. Mientras, otra piedra muestra un ser retorcido con plumaje, el cual, dice, podría representar los inicios de lo que después serían el Kukulcán maya o el Quetzalcóatl mexica.

Desde el cerro de la Cantera se observan los vestigios de la antigua ciudad y varios desniveles o terrazas donde se asentaban las viviendas, así los restos de la base de una pirámide de la etapa clásica, de influencia teotihuacana.

Canto comenta que por los bajorrelieves se entiende que la influencia olmeca fue de 700 a 500 a.C. "Sabemos que son de ese estilo porque tienen muchos elementos muy parecidos a los de La Venta, en Tabasco. Por eso también se fechan alrededor de 700 a.C., porque es el momento de apogeo de esa ciudad olmeca.''

Aclara que los bajorrelieves fueron hechos en Chalcatzingo, pero que quizá el artista fue entrenado en La Venta. "Muchos de los glifos provienen claramente de esa región del golfo de México, aunque siempre mantienen un estilo propio.''

Otros glifos muy parecidos se encuentran en otro sitio también considera olmeca: Teopantecuanitlán, en Guerrero, con el que al parecer Chalcatzingo mantuvo una alianza.

Se considera que la etapa de mayor esplendor de este asentamiento fue la de influencia olmeca. Luego vinieron otros periodos e influencias y, de hecho, el lugar estaba habitado a la llegada de los españoles.

Aparte de los basamentos y los bajorrelieves, estelas y esculturas, algunos de los cuales están in situ mientras la mayoría son rocas desprendidas de partes más altas, en Chalcatzingo se pueden visitar otros vestigios como las pinturas rupestres, también de la etapa olmeca, en el cerro Delgado, así como un pequeño museo de sitio. ARTURO JIMENEZ, ENVIADO

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