Antonio Gershenson
¿Casinos?
Se anunció que será presentada ante el pleno
de la Cámara de Diputados una iniciativa de ley, ya procesada en
comisiones, legalizando casinos y juegos de apuesta. Este asunto tiene
antecedentes en la historia de México.
Tal vez el antecedente más notable sea el que se
inicia en los últimos años del "maximato". Durante ese periodo
de nuestra historia, había presidentes sin poder real, y un jefe
máximo de la Revolución, el ex presidente Calles, que mandaba
en realidad. Y entre las formas de esparcimiento del selecto grupo gobernante
estaba precisamente el juego en casinos. En especial, se recurría
al Casino de la Selva, en Cuernavaca, lugar que después tuvo su
propia historia.
Cuando asumió el poder el general Lázaro
Cárdenas una de sus primeras medidas fue la clausura de los casinos.
Aunque fue también un acto simbólico, una especie de primera
señal de que se terminaba el maximato, la historia posterior mostró
cuán acertada había sido esta medida como tal.
Nos vamos a referir en este sentido sólo a un aspecto:
el lavado de dinero. Se aplica esta expresión a un proceso
o serie de procesos en los que el dinero obtenido por medios ilícitos
circula en forma tal, que al final queda "legalizado" y utilizable para
cualquier propósito. Queda documentado, con facturas u otros papeles.
En general, en este proceso el dinero "encoge", se reduce su volumen por
las ganancias de quienes participaron en él. Hace unos meses, fue
detenido cerca de nuestra frontera norte un cargamento de dólares
de contrabando. Se informó en estas páginas que por cada
mil dólares se pagaban 300 dólares a quienes llevaban a cabo
sólo esta etapa, la decisiva tal vez pero no la única, del
proceso de lavado de ese dinero. Esto nos da una idea de los montos
que se obtienen con esta peculiar lavandería.
Se ha acusado a bancos o funcionarios bancarios de lavado
de dinero. Sin embargo, en los bancos hay papeles. Si se comete este delito,
hay una posibilidad importante de que el análisis de los papeles
ponga en evidencia si en realidad se cometió, y por quién
o por quiénes. Pero, ¿qué sucede, por ejemplo, en
la ruleta de un casino?
El que va a jugar compra fichas. ¿Quién
puede comprobar cuántas veces se vendió la misma ficha en
una semana? ¿Quién puede comprobar cuánto ganó
o perdió cada jugador, y si lo aparente correspondió con
lo real?
Estamos acostumbrados a que cuando en una empresa se altera
la contabilidad o se llevan dobles libros se procura presentar utilidades
menores que las reales, para pagar menos impuestos. Pero en este caso es
al revés. Se tratará de que las utilidades parezcan ser muy
superiores a las reales, porque ahí se va a poder meter una enorme
lavandería de dinero. El negocio del casino, que de por sí
no es malo porque la casa siempre gana, no es nada en comparación
con el negocio de lavar dinero en él. ¿Quién
puede demostrar que alguien "perdió" mucho dinero, cuya procedencia
no tuvo que comprobar, por algo que no haya sido su mala suerte? ¿Quién
puede demostrar que no, luego, recibió una comisión, en forma
discreta, por su participación en un fuerte incremento en las aparentes
ganancias del casino, que a su vez permitirá dar entrada a mucho
dinero de procedencia ilícita, pero que saldrá bien lavadito,
como si hubiera sido parte de las ganancias del establecimiento?
Se ha legislado expresamente contra el crimen organizado,
pero si se toma esta medida de legalizar los casinos y los juegos de apuesta,
se le estará llamando a gritos para que acuda a aprovechar la ocasión.
Sería importante que los funcionarios involucrados piensen en la
respuesta a una pregunta: ¿Es esa la clase de turismo que necesitamos?