Por su red se transmite la mitad de las operaciones de inteligencia del
país
Presidente de WorldCom exige la intervención
del gobierno de EU para salvar la empresa
Se prepara a vender activos como Avantel para recuperar efectivo y atender
necesidades
VICTOR CARDOSO, JUAN ANTONIO ZUÑIGA Y AGENCIAS
El presidente de WorldCom, John Sidgmore, exigió
la intervención del gobierno de Estados Unidos para un eventual
apoyo que permita a esa empresa de telecomunicaciones superar la crisis
económica desatada por un fraude contable cercano a los 5 mil millones
de dólares, y una deuda que borda los 30 mil millones de dólares.
En una teleconferencia de prensa desde Washington, a la
cual fue invitada La Jornada, Sidgmore dio a conocer que WorldCom
ha iniciado las primeras pláticas con las dependencias del gobierno
estadunidense para analizar las posibles opciones que le permitan sobrevivir
a esta empresa, ya que por su red se transmiten por lo menos la mitad de
las operaciones de inteligencia y militares de ese país, y alrededor
de 50 por ciento del tráfico mundial de Internet; de ahí,
planteó, la importancia de salvar a la compañía.
Por su parte, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld
descartó la posibilidad de que los problemas de WorldCom afecten
a las fuerzas armadas de su país y confió en que las comunicaciones
militares se mantengan en caso de que esa compañía se declare
en bancarrota. ''Creo que no será problema'', insistió.
Minimizó la posibilidad de una posible interrupción
de los servicios de telecomunicaciones para el Pentágono y manifestó:
''Nunca he visto un caso en el que algún servicio útil en
suministrar algo al gobierno haya sido interrumpido por un periodo prolongado.
Así que no me preocupa el riesgo para el Pentágono de que
una sola compañía tenga un cambio en su situación
corporativa''.
Apenas en abril WorldCom obtuvo un contrato de 450 millones
de dólares a 10 años para construir una red para científicos
e investigadores del Departamento de Defensa. Este trabajo le fue asignado
debido a que otra compañía participante en la licitación,
Global Crossing Ltd., presentaba problemas financieros que constituían
un riesgo para el cumplimiento del proyecto.
En su teleconferencia Sidgmore informó también
sobre las negociaciones que WorldCom lleva a cabo con los bancos acreedores
para restructurar su deuda. La compañía estaría dispuesta
a vender todo lo que se pueda de los activos bajo su administración,
lo cual incluye su participación accionaria en empresas de América
Latina (Embratel, en Brasil, y Avantel, en México) y de Japón,
así como su red de servicios inalámbricos y la empresa de
radiolocalización de personas Skytel, en Estados Unidos.
De esta manera, calculó Sidgmore, en dos o tres
meses se podría concretar un acuerdo con los bancos acreedores para
que en cuatro o cinco años más se logre la recuperación
total de WorldCom, que llegó a ser la segunda compañía
de telecomunicaciones de Estados Unidos.
Durante la teleconferencia, Sidgmore insistió en
la importancia estratégica de salvar a WorldCom para la seguridad
nacional de Estados Unidos. Comentó que en las pláticas con
las autoridades estadunidenses, éstas han manifestado su preocupación
por los problemas de la compañía. Sólo la Comisión
Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas en inglés) se ha mostrado
reacia, pero para el resto de las entidades gubernamentales ''es clara
la importancia de salvar a WorldCom''.
La estrategia del plan de rescate de la empresa se basa
fundamentalmente en ''dos grandes prioridades'': la primera consiste en
restablecer la confianza de sus clientes y trabajadores, para lo cual anunció
una fuerte campaña de mercadeo directo y publicidad masiva. Un periodista
le preguntó sobre la prudencia de realizar un gasto de esta naturaleza
con los problemas económicos que los afectan, a lo que Sidgmore
respondió que se trata de mecanismos novedosos y de bajo costo,
porque no hay nada más costoso que perder la confianza de los clientes,
y si estos se mantienen permitirán garantizar el flujo de caja que
es un respaldo necesario para renegociar la deuda.
La segunda prioridad está representada por la venta
de activos que permitan recuperar la mayor cantidad de efectivo para atender
las necesidades de liquidez inmediata de la compañía y adicionar
esos recursos a los 2 mil millones de dólares que tiene en reservas
bancarias.
Aunque confiado en los buenos resultados de su estrategia,
Sidgmore afirmó que no podía descartarse una quiebra, pero
también resaltó que WorldCom cuenta con recursos para salir
adelante.
''No voy a decirles que de ninguna manera vamos a concluir
en algún tipo de quiebra en algún momento... Pero ahora estamos
trabajando muy, muy duro con los bancos y otros (acreedores) para encontrar
formas de lograr nuestros objetivos sin caer en la quiebra... (Tenemos)
varias propuestas para restructurar nuestro financiamiento'', apuntó.
Sombras del pasado
John Sidgmore, quien sustituyó a Bernard Ebbers
en la presidencia de WorldCom el 30 de abril, declaró que ''nunca
imaginé en ese momento lo que nos esperaba'' y aunque aclaró
que los problemas fueron responsabilidad de la pasada administración,
expresó: ''Quiero pedir disculpas, aquí y hoy, en nombre
de todos en WorldCom. Soy responsable de lo que hagamos ahora y en el futuro
y lo que haremos es investigar a profundidad cualquier transgresión
del pasado y avanzar de manera absolutamente abierta y honesta''.
En ningún momento se refirió específicamente
a Bernard Ebbers, quien al renunciar a la presidencia de la compañía
dejó una deuda personal por 420 millones de dólares.
Venta de activos
Con una planta laboral de 60 mil empleados en 65 países
-con la cual soporta alrededor de la mitad del tráfico mundial por
Internet, servicios para 20 millones de usuarios y 70 millones de llamadas
telefónicas cada fin de semana- la actual administración
de WorldCom consideró que en esas condiciones era una ''extensa
compañía'' que necesita ''simplificar su negocio'' y retornar
a sus operaciones centrales.
De esta forma, la empresa encargó a la correduría
JP Morgan una valuación de los activos que tiene como copropietaria
en la mexicana Avantel, en la cual participa con 49 por ciento del capital
social.
Sin un cálculo preciso sobre el valor de Avantel,
esta empresa es la segunda telefónica más importante de México
y desde 1996 ha invertido mil millones de dólares en la construcción
de su red de telecomunicaciones en el país.
La venta de Avantel, sin embargo, podría resolver
un conflicto de apreciación legal respecto a la legislación
mexicana que limita a 49 por ciento la participación de extranjeros
en estas compañías de telecomunicaciones. Actualmente el
capital social de Avantel es 100 por ciento foráneo, luego de que
Citigroup adquirió Banamex y con ello 51 por ciento de la telefónica.