"Ni perdón ni olvido"; debe Vicente Fox cumplir sus promesas, dice Rosario Robles

Exigen perredistas se esclarezcan 662 crímenes políticos en los sexenios de Salinas y Zedillo

Entregaron un documento a la Fiscalía Especial para Movimientos Políticos y Sociales del Pasado

RENATO DAVALOS

Aguas Blancas, Acteal, El Charco, Agua Fría. Más de 14 años de impunidad de los regímenes de Salinas de Gortari y Zedillo, desde aquellos crímenes de Ovando y Gil la víspera de la elección del 88. "Esperamos que haya justicia y se esclarezcan los hechos y que se investigue a todo aquel con presunta responsabilidad", dijo Cuauhtémoc Cárdenas.

Los principales dirigentes del Partido de la Revolución Democrática (PRD) acudieron ayer a la Fiscalía Especial para Movimientos Políticos y Sociales del Pasado, para pedir el esclarecimiento de 662 asesinatos políticos en los últimos años.

Pedimos que no sólo se resuelvan y comparezcan ante la justicia los responsables del fraude del Fobaproa y de las privatizaciones, sino los culpables de ejecutar a militantes y simpatizantes perredistas que murieron en los regímenes de Salinas y Zedillo, externó la presidenta perredista Rosario Robles. "Es otra de las promesas incumplidas de Fox, pues a la fecha no se ha creado la comisión de la verdad que ha exigido el PRD".

Cárdenas Solórzano y Robles, Mario Saucedo, Ramón Sosamontes, María Eugenia López Brun, Amalia García, Javier Hidalgo los familiares de Ovando y Gil, Ericka Zamora y el general Gallardo, acudieron a la fiscalía a presentar el documento en el que se pide el esclarecimiento de los asesinatos como los de cuatro estudiantes el 28 de agosto de 1988: Ernesto del Arco Parra, José Luis García Juárez, Jorge Flores Vargas y Jesús Ramos Rivas.

"Esperamos que la ley se aplique", refrendó Cárdenas, entrevistado al pie del Hemiciclo a Juárez, donde los perredistas concurrieron después de su estancia en la fiscalía. Las veladoras en forma de cruz, el enorme cirio y la manta que se trocó en un coro: "Ni perdón ni olvido".

"No esperamos la comparecencia sólo de Echeverría, sino de todos aquellos que hayan tenido injerencia en hechos violentos, en genocidios. La demanda que eleva el PRD es que se investigue a fondo y que haya castigo.

"Es una guerra -contestó Cárdenas a pregunta al respecto- que se compara con la de los setenta, aunque con otra modalidad. Se trata de actos que se inscriben en el mismo sentido y en el mismo tipo de delitos. Esperamos justicia tanto para los autores materiales como los intelectuales o en los casos en que haya funcionarios que hayan ofrecido impunidad.

-ƑConfía en el fiscal Carrillo Prieto?

-Los hechos hablarán...

"Así como el PRD ha sido el más incisivo en la comparecencia de Echeverría, pedimos que se cite a Salinas y a Zedillo, como presuntos responsables de desapariciones y matanzas en sus regímenes", añadió Robles.

El responsable de derechos humanos perredista, René Lobato, leyó el documento que entregaron a Ignacio Carrillo Prieto, en el que se hace la denuncia de los 662 asesinatos de militantes y perredistas por su participación político-electoral de fines de los 80 a la época actual.

Durante varios años, resume el documento firmado por Robles, las denuncias por casos de desaparición forzada fueron planteadas a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), que instrumentó un programa especial que fracasó al dejar sin aclarar la mayor parte de las 500 denuncias recibidas entonces.

El pasado informe del titular de la CNDH, José Luis Soberanes, añade, revela que en los años anteriores no hubo voluntad para investigar. Por ello, la fiscalía es un punto de partida para fincar responsabilidades a servidores públicos que valiéndose de su cargo, desaparecieron y victimaron desde distintas formas a los opositores.

Los casos referidos, afirma, indican que la guerra sucia continuó en firma similar a la que fue librada en años anteriores contra campesinos, dirigentes sindicales o estudiantiles. En este año se ha denunciado la ejecución de un militante perredista en la toma de la presidencia de Pinotepa, otro en Tihuatlán, Veracruz, o en 2001 en Zitácuaro.