Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 28 de junio de 2002
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Economía
El poder económico altamente concentrado amenaza los fundamentos democráticos

WorldCom y Enron, el Watergate de los empresarios estadunidenses

Los daños provocados por estos colapsos son peores que los ocasionados por los ataques del 11 de septiembre, según columnista

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington y Nueva York, 27 de junio. El colapso de WorldCom y el escándalo de Enron se han convertido en el Watergate del mundo empresarial estadunidense, según un ejecutivo de una de las principales firmas de Wall Street, y ambos casos causarán más daño al país que los ataques terroristas del 11 de septiembre, escribió un columnista de un diario nacional.

Los daños ya son reales. Más de 17 mil empleados empezaron a ser cesados por WorldCom esta semana, a los que se suman las decenas de miles que perdieron su empleo en Enron y varias empresas más que forman parte de este creciente escándalo.

El desplome del precio de las acciones de WorldCom esta semana ya obligó al fondo de pensiones de los trabajadores del estado de Nueva York a reportar pérdidas por más de 300 millones de dólares, además de las que sufrió el mismo fondo por el desastre de la empresa Global Crossing y otros 55 millones causados por la bancarrota de Enron.

En el transcurso de este año, fondos de pensión e inversionistas privados han perdido miles de millones de dólares a raíz de estos escándalos empresariales.

''¿Queda alguna duda de que las trampas de ejecutivos de Enron y de una creciente lista de quién es quién entre los ejecutivos en jefe más importantes han hecho más daño a largo plazo a la economía estadunidense que la campaña de los terroristas antiestadunidenses?'', preguntó el columnista Robert Scheer, de Los Angeles Times. ''Y si bien no es posible enviar a los marines a limpiar las salas ejecutivas, deberíamos despertar a la realidad de que la avaricia empresarial está socavando el modelo de vida estadunidense ?dañando la imagen del capitalismo y de la democracia?, de manera más efectiva que los complots de un enemigo extranjero.

''Aquí hay una crisis mayor para el mundo corporativo de Estados Unidos'', afirmó el vicepresidente de una de las principales firmas de Wall Street. El ejecutivo, quien pidió no ser identificado, explicó a este diario que la revelación de que WorldCom reportó utilidades falsas, combinada con el desastre de Enron y una creciente lista de empresas bajo investigación por manipulaciones contables tal vez ilegales y ciertamente sospechosas, está generando una profunda crisis de confianza dentro y fuera del mundo empresarial.

Más de 700 empresas estadunidenses han sido obligadas a presentar correcciones formales a esos informes financieros en esta última década.

''Es algo así como el Watergate del mundo empresarial'', indicó. ''Uno necesita creer el lenguaje de los negocios, que es la contabilidad. Pero ahora hay mucho escepticismo sobre cómo evaluar los números presentados por las empresas sobre su desempeño''. Es aceptable, añadió, que una compañía que busca vender sus acciones presente la ''cara positiva'' de su negocio, y señaló que la contabilidad tampoco es un negocio ''todo blanco o todo negro''. Pero insistió en que las cifras presentadas por una empresa sobre sus negocios deben tener cierto grado de credibilidad para mantener la ''confianza'' de los inversionistas.

Al incrementarse las preocupaciones por las normas de contabilidad, analistas en Wall Street han tenido que cuestionar hasta las cuentas de algunos de los titanes del mundo de los negocios. Entre las empresas que han estado sujetas a interrogantes por sus prácticas están IBM, General Electric y America On Line (AOL).

Junto a ellas hay un número de compañías internacionalmente conocidas y hasta hace poco respetadas, que ahora se encuentran bajo sospecha e investigación legal por prácticas de contabilidad posiblemente fraudulentas.

El número de empresas bajo sospecha parece crecer cada día, con ImClone sumándose esta semana a la lista que ya incluye a Lucent, K-Mart, Qwest, Adelphi Communications, Tyco, Dynegy, Waste Management, entre otras. Claro, también se incluye la que era una de las firmas de contabilidad y auditoría más grandes del mundo: Arthur Andersen.

Además, ahora banqueros en empresas financieras tan importantes como Barclays y J.P. Morgan Chase, y ejecutivos de algunas de las más importantes corredurías, también están bajo investigación por sus vínculos con estos escándalos.

''El medio empresarial estadunidense ha perdido su camino'', publicó la revista Fortune, la biblia del mundo empresarial estadunidense, en una nota de portada de esta semana escrita por Joseph Nocera. El periodista señaló que ''ganancias falsas, ingresos inflados, analistas en conflicto (de intereses) de Wall Street, directivos dormidos en los controles -aquí no estamos hablando de unas cuantas manzanas podridas-; esto, amigos míos, es una descomposición sistémica. Casi todo factor de control conocido sobre el comportamiento empresarial -moral, regulador, el que sea- se quedó de lado y (fue) sustituido por la tremenda avaricia que marcó el fin del auge. Y eso ha creado una crisis de confianza de los inversionistas, a niveles que no se han visto desde, bueno, la Gran Depresión''.

La preocupación por la confiabilidad de los estados financieros de estas empresas se extiende más allá de Estados Unidos. ''Hay acuerdo unánime de que Estados Unidos ya no es el mejor lugar donde invertir'', declaró Wolfram Gerdes, jefe de inversiones de Dresdner Investment Trust en Alemania, a The New York Times.

Guido Rossi, ex presidente de Telecom Italia, citado por el mismo diario, dijo: ''De lo que se carece en Estados Unidos es de una cultura de vergüenza. A ningún ejecutivo en jefe de Estados Unidos se le considera como un ladrón si hace algo mal. Es un tipo de cáncer moral''.

Eso es precisamente el punto subrayado por Scheer en su columna aparecida esta semana en Los Angeles Times. ''Desde la llamada revolución Reagan los poderosos intereses corporativos han logrado dañar profundamente el fundamento de una economía apropiadamente regulada'', escribió. ''Por ejemplo, los auditores de empresas se han vuelto cómplices en los engaños al público y deberían ser considerados criminales, pero frecuentemente no violan los estatutos redactados por los cabilderos empresariales."

La guerra contra el terrorismo, escribió Scheer, podría estar por convertirse en el equivalente del circo romano para distraer la atención de la población sobre los fracasos de sus líderes. ''El medio empresarial está en un desastre porque la desregulación -el mantra de nuestro presidente y su partido- se ha comparado con una licencia para robar. Aun así, cuestionar la administración de la economía de nuestros líderes se ha hecho aparecer como algo antipatriótico'', argumentó.

5 mil familias controlan la riqueza

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington y Nueva York, 27 de junio. Detrás de la principal noticia en Estados Unidos -el escándalo empresarial que comenzó con Enron y se intensifica con WorldCom- hay un pequeño mundo de fortunas masivas que han concentrado tanto poder que ahora amenazan los propios fundamentos de la democracia estadunidense, afirma el influyente analista Kevin Phillips.

Existen 5 mil familias con fortunas millonarias (con mínimos de 100 millones) que controlan una parte enorme de la economía estadunidense, afirma Phillips, analista político de gran influencia en este país. En 1937, indica, un escritor hablaba de que 60 familias eran dueñas de gran parte del mundo empresarial nacional y que ''el equivalente en 2000 de las familias ricas de 1937 son los 5 mil clanes con bienes de 100 millones o más''.

Phillips, en su nuevo libro Riqueza y democracia, sostiene que el uno por ciento más rico de los estadunidenses es propietario de 40 por ciento de las acciones bursátiles. Ese uno por ciento, afirma, concentró los grandes beneficios del auge económico de los años noventa, y 90 por ciento del ingreso que acumuló el 20 por ciento más rico de la población cayó en manos de ese uno por ciento.

Phillips señala que hay pruebas como para considerar la idea de que Estados Unidos se está convirtiendo en ''una aristocracia económica heredada'', pues estos grupos están estableciendo ''dinastías'' de ricos y poderosos, por ejemplo la familia Bush, y que esta dinastinación económica y política'' no ha sido registrada ni por los progresistas ni por los medios.

En un reciente artículo publicado en The Nation, Phillips refiere que hace más de una década Estados Unidos se convirtió en el país industrializado con las tasas de desigualdad económica más altas del mundo occidental. Sostiene que después de lo que se considera la peor debacle de dos años en los mercados bursátiles desde 1929, es cierto que muchas de las nuevas fortunas del sector de Internet se han esfumado, pero agrega que los ''ricos establecidos'' siguen casi intactos.

Recuerda que hace un siglo, y de nuevo en la Gran Depresión, los estadunidenses presionaron por ampliar reformas justo después del crack en la bolsa de valores y de profundos desplomes económicos. Sin embargo, en 2002 se ha dado lo primero pero no lo segundo. Después del 11 de septiembre, indica Phillips, al electorado se le ha ofrecido ''patriotismo en lugar de preocupación económica''.

Para Phillips la amenaza de esta dinastinación del sistema estadunidense viola los fundamentos establecidos en 1935 después de la Gran Depresión por el gobierno de Franklin Roosevelt, quien consideró que la riqueza y el poder heredados no son un principio aceptable para esta democracia, y advierte: ''Hay que esperar que los estadunidenses no permitan... que el poder político y económico heredado desplace a la democracia''


Se han perdido 180 mil 505 millones de dólares

El escándalo de WorldCom, amenaza política para Bush

Reaviva debate sobre supervisión a grandes corporativos

VICTOR CARDOSO, ROBERTO GONZALEZ JUAN ANTONIO ZUÑIGA Y AGENCIAS

La manipulación de estados contables en WorldCom, que colocó a la segunda empresa de telecomunicaciones de Estados Unidos al borde de la bancarrota, comenzó a convertirse en un terremoto político que amenaza con afectar al presidente George W. Bush y a otros destacados miembros del Partido Republicano, en momentos en que la Casa Blanca comenzaba a distanciarse de responsabilidades en la quiebra de Enron.

Entre tanto, el derrumbe de WorldCom ha representado la pérdida de 180 mil 505 millones de dólares a los inversionistas que confiaron en esa empresa de telecomunicaciones, una vez que sus títulos valen actualmente 0.27 por ciento del precio que alcanzaron en junio de 1999, cuando se encontraba en la cumbre de su expansión.

Las acciones de la empresa, que hace tres años cotizaban en 64.50 dólares, el miércoles pasado se negociaban en 83 centavos de dólar antes de iniciar las operaciones bursátiles, a las que finalmente ya no ingresaron al quedar suspendidas por la Comisión de Valores (SEC, por sus siglas en inglés).

Así, el precio de mercado de todos los títulos de la segunda compañía telefónica de Estados Unidos con 24 millones de usuarios, que llegó a alcanzar 181 mil millones de dólares en junio de 1999 (alrededor de tres veces el que tuvo Enron en su mejor momento), ahora es de 495 millones de dólares: un desplome de 99.93 por ciento en su cotización.

Además del costo económico del desplome en el valor de las acciones de WorldCom, la manipulación contable resucitó el debate sobre la supervisión a los grandes corporativos y la falta de decisión del gobierno para proteger los derechos de los accionistas, entre los que se encuentran los fondos de pensiones de millones de trabajadores.

El presidente Bush, y sus aliados republicanos en el Congreso, fueron acusados de debilidad a la hora de denunciar las manipulaciones contables, y de exigir a los ejecutivos de las compañías que cumplan sus obligaciones con los accionistas.

El líder de la mayoría en el Senado, Thomas Daschle, demócrata, dijo que ese cuerpo legislativo pretende presentar un proyecto de ley para reforzar la supervisión a los grandes corporativos. En este contexto, Tom Davis, presidente del Comité de Campaña en la Cámara de Representantes, buscó distanciar a Bush y a los republicanos del escándalo. "No hay nada por lo cual atar a la administración o al Partido Republicano con esto", declaró.

Por su parte, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O'Neill, hizo ver la necesidad de "enjuiciar a esta gente con todo el peso de la ley", y en algunos casos reforzar la legislación, para evitar que se repitan casos como el de WorldCom.

En declaraciones a la cadena de televisión ABC dijo: "Queremos que la ley y la regulación del sector sea lo suficientemente fuerte como para que, en casos como este, la Comisión del Mercado de Valores pudiera congelar cuentas y bienes".

Y mientras la SEC presentó una acusación formal por fraude contra el consorcio ante un tribunal federal de Nueva York, un comité de la Cámara de Representantes citó ayer a declarar a tres ejecutivos y un analista de Wall Street.

En tanto, en ese centro financiero se afirmaba que las negociaciones de WorldCom con sus bancos para renegociar un crédito por 5 mil millones de dólares -que sacarían a la compañía de su aprieto- habrían llegado a un punto muerto.

Utilidad política

Cuando faltan cuatro meses para las elecciones legislativas en Estados Unidos, los demócratas han visto la oportunidad de denunciar la connivencia de los republicanos con los círculos de negocios y la política de desregulación que alentaron en el Congreso, lo que creó, afirman, un clima propicio para el surgimiento de estos escándalos en serie.

"Los hechos son los hechos. Les mostraremos lo que dijeron, les mostraremos lo que hicieron y les mostraremos el resultado. Así, la gente podrá sacar sus propias conclusiones", declaró Richard Gephardt, representante demócrata.

Al igual que con el escándalo del gigante energético Enron, en el que varios altos ejecutivos de la compañía forman ahora parte del gabinete de Bush, la debacle de WorldCom ha irrumpido en los círculos políticos al trascender que la telefónica es una importante donante de fondos para los partidos políticos.

Así como Enron donó 1.75 millones de dólares a la campaña presidencial de Bush, el Center Ford Responsive Politics divulgó que, desde 1997, WorldCom aportó 4 millones de dólares a políticos, de los que 60 por ciento fueron entregados a miembros del Partido Republicano.

Se inicia el recuento de los daños

Citigroup, que sostiene una sociedad en la telefónica mexicana Avantel con WorldCom, estimó un impacto de unos 500 millones de dólares "relativamente modesto" en sus finanzas, distribuidos entre sus filiales de compañías de seguros y banca corporativa.

El director general de finanzas de Citigroup, Todd Thomson, explicó que aun se está evaluando el grado de afectación provocado por el derrumbe de WorldCom.

En México, mientras tanto, el futuro de su principal inversión, el 49 por ciento de Avantel, se mantiene incierto, toda vez que esta debe liquidar un adeudo de 225 millones de dólares de un préstamo sindicado de bancos encabezados por ABN-AMRO Bank, Deutsche Bank y el Export Development Corporation de Canadá. Además, Avantel tiene un endeudamiento por 265 millones de dólares de un crédito facilitado por sus dos principales accionistas, WorldCom y Citigroup.

Antes del escándalo, los analistas ya consideraban que tanto WorldCom como Citigroup, los dos socios de Avantel, parecían estar poco dispuestos a seguir capitalizando a la telefónica mexicana para atender los adeudos contraídos.

Pero además, la situación para Avantel, la segunda empresa más importante en el mercado de telecomunicaciones en México, puede complicarse aún más: si el futuro de la participación de WorldCom se encuentra en entredicho, también en el aire se mantiene la propiedad de Citigroup, la cual sería violatoria de la Ley Federal de Telecomunicaciones, que limita la participación de inversiones extranjeras en empresas de telefonía a no más del 49 por ciento.

Tal como están las cosas, en la práctica Avantel es una empresa ciento por ciento de capital extranjero, en tanto los socios y la Comisión Nacional de Inversiones Extranjeras no definan si la participación será en la modalidad de inversión neutra, directa o se busca una nueva estructura de capital.

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