Se queja de "un Estado irresponsable con los pobres" e indefenso ante el neoliberalismo
Renuncia Raúl Alfonsín a su escaño en el Senado argentino; rechaza el fundamentalismo del mercado
Es escandalosa la marginación social y la destrucción de la clase media, señala en una carta
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 25 de junio. El ex presidente Raúl Alfonsín (1983-1989) dirigente de la Unión Cívica Radical (UCR) causó hoy un sismo político al renunciar de manera irrevocable a su escaño en el Senado, argumentando que su persona ha sido "usada con oportunismo" y afirmando que su labor, en estos momentos de crisis, es más importante "en la prédica".
Alfonsín envió un texto severamente crítico por la destrucción del Estado, la dependencia y las dramáticas consecuencias de pobreza y marginación a causa -dice- de la aplicación de un "fundamentalismo del mercado".
El alejamiento de Alfonsín se produce cuando recientes declaraciones del ex presidente Carlos Menem sobre un aumento del dólar a seis pesos argentinos propiciaron una fuga de capitales que fue difícilmente contenida y la moneda estadunidense se colocó en algunas casas de cambio a cuatro pesos, y oficialmente cerró a 3.85 unidades por dólar.
"Llegué al Senado en tiempos en que ya estaban gravemente avasalladas las conquistas sociales que permitieron dignificar el trabajo humano. Bajo la consigna de un Estado mínimo, presentado como un ejemplo de eficacia y progreso, el fundamentalismo del mercado eliminó de un plumazo aquellos derechos, dejó inermes a millones de personas que sólo aspiraban a vivir con dignidad y postergó el bien común como valor intrínseco a la democracia", señaló Alfonsín en su renuncia, analizada hoy por la UCR.
Añadió que "se promovió un Estado irresponsable con los pobres, con los enfermos, con los ignorantes, con los marginados, con los ancianos y con los chicos. Enflaquecido por el neoliberalismo, había quedado a merced de grandes grupos económicos concentrados que le imponían sus condiciones sectoriales y que terminaron devorándolo. Si antes era un Estado obeso, ahora es un Estado indefenso".
También se refirió al olvido de valores como "solidaridad, integración, creatividad, pluralismo y conocimiento", los cuales "no pueden ser vulnerados sin correr el grave riesgo de la desintegración social, que no es otra cosa que la pérdida de pertenencia a una sociedad, a su cultura y a su propio tiempo".
Alfonsín dijo que aceptó la senaduría porque pensó que podría ayudar con su experiencia en la que reconoce "aciertos y errores", y que su vocación por el diálogo serviría para construir consenso. "Luego de asistir en los años recientes al dominio de filosofías neoconservadoras, que contradiciendo sus proclamas habían producido un aumento sostenido del gasto público, un incremento explosivo de la deuda y la extranjerización de la economía, advertimos que pese a esfuerzos de distintos sectores se ha llegado a una escandalosa marginación social y a la destrucción de la clase media", dice el texto.
El ex mandatario, quien elegido democráticamente asumió el gobierno en 1983 para comenzar la transición democrática después de la dictadura militar, advierte que "no existe posibilidad de mantener a nuestra sociedad integrada" si no se defiende y se logra el propósito nacional de la autodeterminación y que "para edificar una democracia es imprescindible tener un Estado que supere su subordinación al manejo por los poderosos".
La reciente derogación de la Ley de Subversión económica, que exigió el Fondo Monetario Internacional (FMI) al país y que implica la impunidad para banqueros y funcionarios responsables de delitos económicos, produjo una fuerte división en el bloque de la UCR, del cual se alejaron cuatro senadores, uno de ellos Rodolfo Terragno, quien hoy consideró el alejamiento de Alfonsín como "una contribución muy importante".
También hay serias divergencias en el Partido Justicialista (PJ) gobernante, especialmente por el retorno de Menem, quien está utilizando los medios bajo su poder y de sus socios para imponer una candidatura presidencial para 2003.
Por otro lado, continúan las reacciones desde diversos sectores ante las declaraciones del canciller Carlos Ruckauf, quien dijo ante un grupo de militares en la Escuela Superior de Guerra que "no vacilaría" en volver a firmar un decreto similar al que firmó en 1975, como ministro de Isabel Perón, para ordenar la intervención militar y la "aniquilación" de la subversión.
En la Cámara de Diputados se presentó un proyecto de resolución para repudiar las declaraciones del canciller, quien también vaticinó que vienen "días de desbordes". En sus fundamentos, el proyecto sostiene que aquel decreto que autorizó a las Fuerzas Armadas a intervenir en la represión posibilitó, después del derrocamiento del gobierno constitucional en marzo de 1976, "el mayor genocidio que conociera nuestro país y cuya impunidad consecuente, continuamos pagando".
La Asamblea Permanente de Derechos Humanos de La Plata pidió ya la destitución de Ruckauf; del jefe del ejército, Ricardo Brinzoni; del ministro de Defensa, Horacio Jaunarena, y del fiscal general de Trenque Lauquen (La Pampa), Arnaldo Mútolo, quien había solicitado en estos días la creación de campos de concentración.