Merenglass presenta su nuevo disco-fusión,
con mambo
El Metropólitan explota hoy con merengue
mexicano
ARTURO CRUZ BARCENAS
"Ya puede hablarse de un merengue mexicano", afirmó
el músico dominicano Ramón Glass, sociólogo de profesión.
"Hace 15 años, cuando llegué, el merengue sólo era
un dulce; hoy preguntas en el DF, en Monterrey, en Yucatán, y ya
se sabe que es este género", añadió en entrevista
previa al concierto que ofrecerá hoy, en el teatro Metropólitan,
con 30 bailarines en escena.
Ahora está nervioso. No cualquiera presenta un
disco en el foro de la calle Independencia. Tocará con el grupo
que formó el 4 de marzo de 1994, Merenglass, grandes temas que revivirán
una época, los años 40 o 50 del siglo pasado. Los pachucos
volverán con sus pantalones bombachos, su apariencia desgarbada,
y el chale, qué onda, al calor de una birra.
El nuevo disco de Merenglass (bajo el sello Wop Music)
une mambo y merengue; sale un sonido supersabroso, el híbrido mamborengue.
Glass reta al futuro: "si no los hago bailar al tercer compás, me
voy de México". Sus admiradores le hacen ver que eso es una osadía.
Hoy comienza una nueva estación. Glass dedicará
a los mexicanos Llegó el verano, canción incluida
en la producción reciente. Pero en el afán de hacer del Metropólitan
un salón de baile, el dominicano no estará solo. Abrirán
fuego Niurka, los chavos de SBS (Sigue al líder) y Sol Moreno, cancionera
ranchera.
"Con el pie derecho"
Al
calor de un café, la charla con Ramón se torna historia del
merengue. Lo acompaña Charly, el nuevo integrante de Merenglass,
negro, quien tiene un pegue de miedo entre las mujeres, y el infaltable
zar de ébano del merengue en México: Luis Albert.
Glass: "Al surgir Merenglass nos fijamos metas a corto
y a mediano plazos. El mediano plazo son los ocho años que llevamos
juntos, porque el largo quién sabe cuándo será. El
objetivo principal, ahora, es convocar, a través de un teatro (el
Metropólitan) a una gama amplísima de seguidores, niños
y adultos, guiados en una especie de revista musical, en la que el público
no sólo sea un bailador del espectáculo, sino un gozador
bailador.
"Con Merenglass hemos escalado escenarios nuevos. Al poco
tiempo de haber llegado a México nos invitaron al Festival Internacional
Cervantino, por lo cual digo que iniciamos con el pie derecho. El Metropólitan
es una consecuencia lógica. Es el lugar ad-hoc para el lanzamiento
de este disco."
-¿Cómo estaba el me-rengue cuando llegaste
a México?
-Tengo que ser claro y honesto: cuando llegué el
merengue eran dos elementos: Luis Albert y Son de Merengue. Ellos le daban
perdurabilidad. No había mucha demanda del merengue, la verdad.
Se tocaba en uno o en dos salones, como el Riviera. Poco a poco se fue
abriendo, pero sobre todo se oía en los departamentos, en las casas,
entre amigos.
"Los universitarios se ponían a bailar en compañía
de integrantes de la comunidad dominicana, colombiana, ecuatoriana o caribeña.
Era un merengue efímero e incipiente. Algo en la radio, como en
Radio Educación."
-¿Qué es el merengue?
-Es el y los. Dentro del merengue hay varios patrones
musicales. La estructura básica, que la gente disfruta a través
de un baile, eso es el merengue. Cuando se adentra en el merengue se entiende
que es los. Ese es el paso que nos falta dar en México. Nosotros
somos de los que más fusionamos el merengue, pero hace falta que
los mexicanos lo conozcan más.
"Ya puede hablarse de un merengue puertorriqueño,
dominicano y mexicano. Cuando escuchan nuestro disco en Dominicana di-cen:
esto suena a Merenglass. Para ellos sonar a Merenglass es sonar a México,
lo cual es para nosotros un orgullo. Nuestra bandera es doble."
Ritmo y política
Ramón citó cuando el me-rengue fue usado
en campañas políticas en Dominicana, como fue el caso de
los merengueños Iván P. Trujillo. De ahí surgieron
otros momentos que ligaron al merengue a la historia de Dominicana. De
los que más aportaron están Papa Molina, Rafael Solano, quienes
comenzaron a popularizar el ritmo hacia los años 50 del siglo pasado.
De todo eso surgió un cantante, Alberto Beltrán,
que vino a México con un tema que se hizo popular, El negrito
del Batey. "Pero él vino con la Matancera, no como músico
del merengue. Destaca Wilfrido Vargas, quien dulcifica el merengue, o como
George Ventura, quien hace del merengue algo no sólo orquestal,
sino un show, con orquesta-espectáculo, que es lo que hacemos
ahora todos. Hasta llegar al merengue azteca, al merengue house, el merengue
pop."
Albert: "Tres músicos complementan la internacionalización
del merengue: Ventura, Wilfrido Vargas y Juan Luis Guerra".
Antes de aprender a leer y a escribir, los dominicanos
oyen, bailan o cantan merengue. Es una cosa climática. "No hay un
dominicano -agregó Glass- que no llegue al merengue, que se asimila
como parte de la cultura". Así llegó este ritmo chévere
a Ramón, Charly y Luis. En el caso de Glass, éste llegó
a México a cursar una maestría en antropología filosófica,
no a hacer música. Pero conoció a gente como Luis Albert...
Ahora presentarán un espectáculo en el Metropólitan,
hoy desde las 20:30 horas. Los boletos cuestan 150 abajo y 100 arriba.