ASTILLERO
Julio Hernández López
IRRESPONSABLE, LE DIJO el pasado lunes el general Armando Tamayo al presidente municipal de Tlalnepantla por andar dándole peligrosos baños de pueblo (agua panista acarreada en cubetas de futurismo mexiquense) al Presidente de la República.
IRRESPONSABILIDAD QUE EL jefe del Estado Mayor Presidencial se permitió censurar físicamente al descargar su enojo mediante la contenida aplicación de su marcial pulgar derecho en el hombro de ese Rubén Mendoza Ayala (alcalde panista formado en el PRI) de sonrisa escenográfica permanente que hizo sentir de nuevo al presidente Fox en campaña, y con popularidades aunque fuesen asalariadamente al alza, mediante el uso intensivo de amables anuncios espectaculares, pancartas y cartelones entusiastas de producción masiva, y audiencia adecuadamente aceitada para vitorear al jefe máximo y al aspirante tlalnepantlo a suceder al siempre sorprendente (en términos de coloraciones capilares) Arturo Montiel, que hubo de dejar tierras orientales futbolizadas para retomar sus ingratas funciones protocolarias de gobernante.
FOX, ENCANTADISIMO frente a la versión reciclada de las apoteosis priístas con cargo a los erarios locales, se salvó de los riesgos callejeros de seguridad que ni siquiera vislumbraba, al bajar, conforme al programa, 25 metros al drenaje profundo no de la política y sus financiamientos (donde Lino Korrodi y Carlos Rojas podrían trabajar de valets personalizados) sino del río San Javier, donde el jefe del Estado mexicano echó mano a sus fierros (en el caso, un potente taladro) y perforó piedras oportunamente tratadas (cual supuesta transición democrática de 2000) para conectar lumbreras y toparse del otro lado con fotógrafos, camarógrafos, funcionarios y acarreados de máximo lujo ante los que el Presidente puso su mejor sonrisa para saludar, felicísimo de haber llegado en elevador a esos sótanos de podredumbres cuyos olores e incomodidades habían sido profesionalmente eliminados mediante un sistema barredor de aire que, explicaron los lazarillos subterráneos, se había instalado para bien de los trabajadores y no por exceso de adulación imperial hacia el visitante, que luego prodigaría elogios sin par al alcalde Mendoza Ayala que gustoso pondría la otra mejilla, perdón, el otro hombro, para desahogos de tensiones militares si ello le ayudara a su proyecto de llegar a Toluca a gobernar.
NO SON, SIN EMBARGO, esos los únicos hombros que los pulgares militares tocan con presión que de tan contenida revela la talla real del enojo, o la inseguridad, o la confusión que van produciendo en el cuerpo de protección presidencial diversos indicios que, de entre el bullicio de las masas magnetizadas por el carisma que calza botas, alcanzan a mostrar rostros populares de enojo y expresiones ofensivas, provocadoras y maledicentes de grupos o sectores crecientemente enojados (o desencantados, aquellos que habían sido encantados) por las políticas del actual gobierno y, en especial, por las contradicciones y las falsedades del comportamiento presidencial. En Morelos, días atrás, por ejemplo, cañeros enojados con las promesas incumplidas del hombre de Los Pinos le habían gritado a coro "šMentiroso!". El lunes mismo, entre la fiesta del acarreo en Tlalnepantla, hubo ciudadanos que al reverso de las leyendas oficiales de agradecimiento impreso en serie escribieron a mano sus auténticos reclamos al Presidente. En ese, como en otros casos recientes, hombres de cabello corto y audífono distintivo se dedicaron discretamente a "retirar" cuanto sonase discordante con el tono deseado de entusiasmo popular desbordante y monocorde. šAh, viva la libertad de expresión: mexicanos, entreteneos con la grande ley, esa de la transparencia informativa mientras las censuras cotidianas pequeñitas son desdeñadas!
EL MISMO PULGAR enérgico fue virtualmente aplicado en días pasados al hombro de Luis Enrique Flores Fuentes, el diseñador gráfico que por protestar frente a Marta de Fox en una premiación de un concurso de carteles sobre derechos de los niños ("y las niñas", decía la denominación oficial que hace eco a la demagogia gramatical de moda) ingresó a la máxima lista de peligrosidad política, al grado de que elementos policiacos (sobre todo de la oficina de Alejandro Gertz Manero) se dieron a la tarea de vigilar, seguir, acosar e investigar al protestante al que, del cartel publicitario que había dibujado, querían convertir en jefe de cártel izquierdista, desestabilizador, organizador de conjuras contra el poder y sus exquisitas criaturas portadoras de joyas y vestidos carísimos que no son sino necesario disfraz de trabajo para conseguir dinero y ayuda para los pobres votantes del futuro inmediato (a propósito, voluntariosa la faena hecha por Ana Cristina Fox en aras de mejorar su apariencia física, mediante operaciones estéticas de nariz, dietas reductoras y rutinas de gimnasio: la familia real ha de dar buena apariencia a sus súbditos).
POR FORTUNA, VOLVIENDO al tema del diseñador gráfico al que los miedos burocráticos creían ver como conspirador, el Presidente de la República y su esposa, personalmente en persona, intervinieron para poner freno a los excesos sabuesos de sus subordinados (en plural ha escrito este tecleador sin maestría ni doctorado, que no sabe que la Presidencia ejerce sus funciones en singular) y dejar en paz al simple rasgador de diplomas no deseados (por cierto, a esta columna han escrito varios lectores pidiendo el correo electrónico al que podrían comunicarse con Flores Fuentes, si alguien lo sabe, hágalo rolar mediante esta columna que pronto tendrá nuevo diseño gráfico).
OTRA VEZ, POR DESGRACIA, las noticias del día han quedado sin oportunidad de ser adecuadamente ensalzadas aquí al estilo Tlalnepantla. Allí está el presidente Fox diciendo que si la abuelita del crecimiento económico tuviera ruedas de reformas estructurales sería bicicleta que avanzaría a 7 por ciento anual. Y Luis Felipe Bravo Mena pidiendo que el año venidero se baje a la mitad el gasto electoral e incluso se permita a la iniciativa privada (aunque sea la nacional, y aunque sea de negocios que no laven dinero) invertirle a la ruleta del poder. Y la industria editorial convertida en adicta a los estimulantes (fiscales) que el gobierno de Fox entiende como graciosa concesión sustituta de la tal tasa cero (hacia un país de lectores de formatos de pagos y devoluciones de impuestos). Y los restaurantes y hotel que han sido amparados contra el impuesto suntuario foxista. Y la nueva sociedad rural que propone en Italia Javier USAbiaga. Y que dice Fox que no es cierto que Bush le habló por teléfono para hacérsela de tos por los pagos de agua. Y el procurador gringo repitiendo en Rusia la escena aquella de rancho guanajuatense de opacar una visita oficial con la detonación de una bomba informativa, en este caso la relacionada con el José Padilla convertido al Islam. Y la nueva batalla por el IVA a alimentos y medicinas. Y este tecleador globero fijándose en los juegos florales de Tlalnepantla y las parábolas de los pulgares que presiona. Y, hasta mañana, en espera de que los italianos no vayan a rencontrarse con el buen futbol este jueves...
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