Un muerto, más de 100 heridos y casi 30 hospitalizados, el saldo
Disturbios en Moscú por la derrota de Rusia
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 9 de junio. Un muerto por arma blanca y más de un centenar de heridos, casi 30 de los cuales requirieron hospitalización, fue el saldo de los disturbios que desató, en pleno centro de Moscú, una multitud encolerizada por la derrota en el Mundial de su selección frente al equipo de Japón.
A contados metros de la Plaza Roja, entre 7 mil y 8 mil jóvenes se reunieron en otro sitio emblemático de esta capital, la Plaza del Manezh, para seguir el partido en una pantalla gigante.
Después de que cayó el gol japonés, en los primeros minutos del segundo tiempo, empezó a desmoronarse la celebración que las autoridades municipales habían preparado en ocasión de lo que aquí se creía el seguro pase de Rusia a la siguiente fase del Mundial.
El desmesurado consumo de alcohol, tolerado por los escasos policías que también tenían la mirada fija en la pantalla, contribuyó a exacerbar los ánimos y, con el silbatazo final del árbitro, la ira colectiva se desbordó.
Decenas, quizá cientos de jóvenes se lanzaron a destrozar todo lo que encontraban en su camino y el centro de Moscú se volvió una suma de escenas dantescas: insuficientes policías y enardecidos aficionados enfrascados a golpes, un grupo de muchachos correteando a un guardián del orden, no menos de siete automóviles en llamas, varias decenas de coches más volcados, un conductor ebrio que atropella a tres personas y recibe una paliza al ser bajado del vehículo y, como colofón, un adolescente que, decepcionado con el resultado del partido, intenta suicidarse cortándose las venas con el vidrio de una botella rota.
Calles arriba, la multitud arremetió contra la sede de la Duma, la cámara baja del Parlamento ruso, y rompió los cristales de muchas ventanas, justo cuando comienzaron a llegar los refuerzos de la policía. Los jóvenes corrieron perseguidos por uniformados que no se tentaron el corazón al soltar macanazos sobre cuerpos y cabezas; los caídos al suelo fueron brutalmente pateados.
Esto crispó más a los coléricos aficionados que, en su huida hacia calles aledañas, destruyeron restaurantes y saquearon tiendas de lujo. Los escaparates quedaron hechos añicos.
Durante una hora y 10 minutos, después de finalizado el partido entre Rusia y Japón, reinó el caos en el centro de la capital rusa. Este domingo por la noche el jefe de la policía de Moscú, Vladimir Pronin, informó que casi 60 participantes del pogromo fueron detenidos. La calma se restableció. Hasta el próximo viernes, cuando Rusia se enfrente a Bélgica.