Los sindicatos muestran resistencia; no se quitarán
cláusulas, sólo se adecuarán: patronos
Preparan dueños de llanteras revisión
exhaustiva
de contrato ley para salvar la industria del hule
Extranjeros, 66% de los neumáticos que hay en
el país y no sirven para la mayoría de las carreteras En
22 meses cerraron tres firmas La regulación, gasto millonario:
fabricantes
FABIOLA MARTINEZ /I
La industria hulera mexicana, en particular la que produce
neumáticos, se encuentra en "estado de sobrevivencia" debido a la
creciente importación de llantas y el alto costo laboral derivado
del contrato ley.
De acuerdo con los empresarios de este sector, dos de
cada tres llantas que circulan en México son de origen extranjero,
particularmente de países asiáticos y de Estados Unidos,
situación que ha causado el cierre de tres empresas (Uniroyal, Goodyear
y Euzkadi) en 22 meses, y el despido de por lo menos 6 mil trabajadores
de 1994 a la fecha.
Tan sólo el año pasado se permitió
la importación de 1.4 millones de llantas para camión y camioneta,
que representan 67 por ciento del consumo nacional, al tiempo que ingresaron
al país -pagando un arancel mínimo- 4.2 millones de neumáticos
para automóvil, cifra equivalente a 60 por ciento del consumo doméstico.
Las tres llanteras que operan en México se encuentran
en una severa desventaja respecto de su competencia directa, porque sus
principales clientes, incluida la industria automotriz, optan por un neumático
barato importado, aun cuando la calidad de este producto no se adecue a
las características de las carreteras del país.
Costos de producción y empleo
En
México hay 314 mil kilómetros de carreteras, de los que 100
mil (31.8 por ciento) corresponden a autopistas y el resto a caminos deficientes
o no aptos para las llantas de origen asiático. Sin embargo, la
importación va ganando la batalla a partir del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte y de otros acuerdos comerciales firmados
por el gobierno federal.
Por ejemplo, una llanta para un auto compacto Tsuru, fabricada
por Euzkadi, tiene un costo de producción (sin utilidad) de 260
pesos en promedio, mientras que una similar traída de Estados Unidos
se vende en un supermercado en 245 pesos. Igual ocurre con las llantas
importadas de Corea, Taiwán, India y China, donde se pueden abaratar
costos de producción mediante salarios de tres dólares diarios.
En materia de empleo, el cierre de las plantas de Uniroyal
(Distrito Federal y Querétaro), Goodyear (Tultitlán, estado
de México) y Euzkadi (El Salto, Jalisco) causó la pérdida
de unas 3 mil 700 plazas de base, equivalentes a más de la totalidad
de la planta actual (3 mil 186 empleos) en las empresas que subsisten,
a saber: Tornel, de capital cien por ciento mexicano, con mil 786 sindicalizados;
Firestone, de origen japonés, con 720 empleados, y General Tire,
subsidiaria de la alemana Continental, con una plantilla de 680 obreros.
Información de la industria hulera precisa que
existen alrededor de mil empresas, principalmente micro, pequeñas
y medianas, dedicadas a la manufactura del hule en cualquiera de sus formas
y en conjunto agrupan a 50 mil trabajadores. Sin embargo, sólo negocian
con base en las prerrogativas del contrato ley unas 38 empresas.
En el caso particular de las llanteras, la plantilla de
este sector -antes del Tratado de Libre Comercio- era de 9 mil empleados,
incluido personal de confianza, con prestaciones superiores a lo que marca
la Ley Federal del Trabajo, pero en los pasados ocho años la planta
laboral ha disminuido más de 60 por ciento.
En opinión de los empresarios, al ingreso masivo
de llantas al país, incluso su comercialización en el mercado
negro,
se agrega el problema de la "carga excesiva" del costo del contrato ley.
Ese documento tiene poco más de 70 años
de existencia y fue firmado como alternativa para igualar los beneficios
y prestaciones para todos los obreros de cierta rama industrial.
Sin embargo, hoy más que nunca el contrato ley
de la industria hulera es impugnado por los dueños de las llanteras,
al señalarlo directamente como culpable de elevar los costos de
producción y, en particular, de ser un elemento que impide el desarrollo
de las empresas y su competencia con el exterior.
Jorge de Regil, representante de la coalición patronal
de la industria hulera, señaló que en la próxima revisión
de este documento, que debe comenzar en octubre próximo, "se buscará
por todos los medios la modernización" del mismo y se hará
"un exhaustivo análisis de su aplicación en cada fábrica"
de manufactura del hule. "El contrato ley no le sirve a la economía
del país", aseguró.
Por su parte, Oscar Romero, gerente de relaciones industriales
de Tornel, afirmó que el contrato "es una carga para una industria
llantera que está en agonía y que sobrevive a diario ante
la competencia desleal".
Ante la resistencia de los sindicatos de aceptar mutilaciones
al contrato, los industriales afirman que no se eliminarán beneficios
ni se quitará "de un plumazo" cláusula alguna, pero sí
se "adecuará" a las necesidades de cada planta, en especial para
modificar la jornada laboral, rolar turnos y trabajar los domingos y días
festivos, de acuerdo con las necesidades de producción.
El contrato ley incluye beneficios como aguinaldo de 44
días, prima vacacional de 31 días, 13 por ciento de fondo
de ahorro, semana laboral de 40 horas con pago de 56, derecho escalafonario,
vales de despensa, recursos para el sindicato y 2 por ciento de fondo de
previsión social, que, en opinión de los dueños de
llanteras, significa una erogación millonaria que no se compensa
con la productividad de los obreros.
La producción diaria de las llanteras que sobreviven
es de 12 mil llantas en promedio y el salario diario base es de 429 pesos
al día, aunque con las prestaciones y la especialidad de cada obrero,
la remuneración puede elevarse hasta mil 374 pesos.