Miguel Concha
Imputaciones falsas e inoportunas
No es justo ni socialmente constructivo que ahora algunas
autoridades y medios del estado de Oaxaca señalen como encubridores
de presuntos responsables y faltos de conmiseración hacia las viudas
y los huérfanos, a quienes desde hace meses advirtieron con acciones
urgentes la posibilidad inminente de nuevos hechos sangrientos entre miembros
de la comunidad mestiza de Santo Domingo Teojomulco y la comunidad zapoteca
de San Lorenzo Texmelucan, pidieron con oportunidad medidas cautelares,
documentaron hasta donde se les permitió los orígenes y la
historia de los conflictos, promovieron el diálogo, participaron
con desinterés en parte de las negociaciones y han propuesto soluciones
inteligentes para desactivar y resolver esos añejos problemas. Con
ello lo que se logra es enturbiar una vez más las investigaciones
judiciales, enconar más los ánimos, ocultar las faltas graves
de responsabilidad en el pasado, generar la desconfianza y descalificar
a quienes tienen que ser parte de la solución en un verdadero Estado
democrático. Nos referimos a las organizaciones no gubernamentales
agrupadas en la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos
Todos los Derechos para Todos, y en particular a las que forman parte de
la Red Oaxaqueña de Derechos Humanos, especialmente al Centro Regional
de Derechos Humanos Bartolomé Carrasco Briseño, que desde
hace años, y en contacto directo y continuo con las comunidades,
en Oaxaca y en todo el país, han demostrado su voluntad de paz y
su compromiso autónomo con las vías del diálogo.
En efecto, como reportó La Jornada, desde
el 19 de marzo la última organización civil alertó
sobre nuevos brotes de violencia entre ambos municipios, y pidió
enviar cartas urgentes a las autoridades locales y federales, exigiendo
atención y solución de fondo al conflicto agrario. "Los pueblos
por venganza -expresan con preocupación- se abastecen de armas y
parque, y hasta se olvidan de sembrar o trabajar, pues ahora lo que les
interesa es 'defenderse' de sus enemigos, quedando incluso como rehenes
de su propio pueblo. En las asambleas hasta las mujeres (madres solteras,
viudas) son obligadas a dar su cooperación para la compra de armas
y parque. Los hombres ni se diga, tienen que cumplir en su comisión
de vigilancia y roso a veces días completos, para que no se acerquen
sus 'enemigos' a atacar." Y denuncian: "El gobierno del estado sólo
ha mandado a un grupo de policías ministeriales en cada pueblo,
pero éstos no suben a hacer rondines en los lugares peligrosos (colindancias),
sólo permanecen en el centro del pueblo, y esto no garantiza nada,
pues a pesar de que estén ellos, los pueblos se siguen enfrentando
y teniendo muertos de un lado y otro".
Es cierto entonces que en el fondo de estos problemas
se encuentran la miseria, el racismo y la exclusión de políticas
económicas injustas, que es urgente corregir, y probablemente hasta
algunos intereses estratégicos escondidos, que es preciso, si los
hay, sacar inmediatamente a la luz, pero también la corrupción,
la impunidad y la responsabilidad de autoridades, algunos partidos políticos,
organizaciones supuestamente defensoras de indígenas y campesinos,
y pretendidos "asesores y licenciados". En un documento que no hace mucho
suscribieron las organizaciones civiles de derechos humanos, y en el que
con argumentos sólidos proponen soluciones nuevas y creativas para
resolver los conflictos, se denuncia puntualmente a quienes a lo largo
del tiempo se han beneficiado de ellos, en lugar de contribuir a su solución,
y se concluye: "Estamos seguros de que la publicación de este documento
incrementará las hostilidades en contra de algunos de nuestros compañeros;
ahora quizá de parte de ambos pueblos y hasta del gobierno. Quizá
hace falta información, pero dependió absoluta y únicamente
de ellos, pues siempre se les ha solicitado el acceso a sus archivos, para
conocer todo lo que tienen, y casi siempre se niegan. Eso hace pensar que
no todo es transparente o que hay cosas que esconder. Sin embargo, creemos
que es totalmente necesario dar a conocer lo que tenemos, para contribuir
a que haya una solución eficaz y eficiente al conflicto de límite
de tierras que afrontan los dos pueblos". En lugar, pues, de deslegitimarlas
y descalificarlas ante los pueblos y la sociedad, hay que sumarlas a la
búsqueda e implementación de verdaderas soluciones. Lo contrario
es lo sospechoso.