A 4 años de la matanza no han recibido apoyo del gobierno
Viudas y ONG recuerdan a los once asesinados en El
Charco
Realizaron una marcha con ataúdes en memoria de las víctimas
y para exigir castigo a culpables
Piden salga el Ejército de la región
BLANCHE PETRICH Y MISAEL HABANA DE LOS SANTOS ENVIADA
Y CORRESPONSAL
El Charco, Gro., 7 de junio. En la pequeña
capilla de esta comunidad mixteca, viudas, familiares, organizaciones sociales
y la ex presa política Ericka Zamora Pardo recordaron a los 10 campesinos
y un estudiante de la UNAM asesinados la madrugada del 7 de junio de 1998;
exigieron investigación y castigo a los responsables de la masacre
dirigida por el general de la 27 Zona Militar, Alfredo Oropeza Garnica.
También denunciaron la persistente violación
de los derechos humanos de los indígenas y el hostigamiento por
parte de elementos del Ejército Mexicano en las comunidades campesinas
de la sierra del sur.
Después de los oficios religiosos, celebrados por
el sacerdote mixteco Inocencio Silverio Maura, párroco de La Concordia,
comunidad indígena cercana a El Charco, Ericka Zamora, encarcelada
durante tres años y medio acusada de pertenecer al Ejército
Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), leyó un discurso.
"Hace cuatro años, en este lugar se llevó
a cabo una asamblea comunitaria en la que se discutían asuntos relacionados
con la problemática de la región. La asamblea no fue un hecho
aislado, por el contrario, era parte de la lucha por la autonomía
indígena, de la necesidad de organizarse sin imposiciones de nada
y nadie, del derecho a decidir y existir, del derecho a imaginar lo que
queremos que sea".
Dijo que la masacre de El Charco fue "una barbarie no
sólo contra los 11 asesinados, contra los detenidos y los heridos,
sino también contra este pueblo mancillado desde hace siglos, acosado
por la creciente militarización y represión como parte de
la guerra de contrainsurgencia".
Expresó que a pesar de los cambios en el país
siguen imperando la impunidad y la violación a los derechos humanos.
Recordó a quienes se encuentran detenidos, como Angel Guillermo
Martínez, Jacobo Silva y Gloria Arenas, todos ellos acusados de
pertenecer al ERPI (estos dos últimos realizan una huelga de hambre).
Ericka Zamora exigió castigo para los responsables
de la matanza del 7 de junio e hizo un llamado a las organizaciones civiles
para que "se inicie un movimiento de solidaridad y apoyo para Ayutla y
Chiapas y hacia todas las comunidades del país".
Poco más de mil personas, pertenecientes a organizaciones
sociales y estudiantiles, realizaron una marcha por las principales calles
de este poblado, siguiendo 11 ataúdes que eran acompañados
por música fúnebre proveniente de una banda mixteca. El mitin
concluyó frente al palacio municipal de este sitio gobernado por
el PRD, sin la participación de este partido, y bajo una fuerte
lluvia.
Entrevistados durante la marcha en Ayutla, las viudas
Catalina Leobardo Aurelia, Margarita Joaquina Morales Castro, Marcelina
Castro Adame y el sobreviviente Sabino Adelaido García acusaron
que más de 40 niños viven en la orfandad y no han recibido
los apoyos económicos que desde hace cuatro años prometieron
autoridades federales, estatales y municipales.
En su lenguaje mezclado de español y mixteco, los
indígenas denunciaron que el hostigamiento militar continúa
en las comunidades, donde sufren allanamiento de viviendas, robo de alimentos
e incluso violaciones a mujeres, sin que ninguna autoridad les haga caso
pese a las constantes demandas penales que existen.
Adelaido García, quien estuvo preso un año
y medio en el penal de Acapulco, dijo que la situación actual de
las familias de las víctimas es deprimente, pues algunas viudas
tienen hasta seis niños y carecen de fuentes de ingreso, salvo cuando
son contratadas en trabajos del campo con un pago de 35 pesos por día.
Después de cuatro años de la matanza de
El Charco, las viudas no han recibido indemnización, los únicos
apoyos vienen de organizaciones no gubernamentales, acusó el entrevistado,
quien exigió a las autoridades de los tres niveles apoyo para los
niños que viven en la orfandad.
Exigió además la salida de los cuerpos militares
que operan en esta zona indígena, "porque los soldados no tienen
nada que hacer aquí, ya que nosotros no somos ni millonarios ni
empresarios para que el Ejército nos ande cuidando, somos campesinos
que queremos apoyo y recursos para invertir en nuestras tierras".
Cuando regresaba el contingente de El Charco hacia Ayutla
se vieron pintas sobre las piedras que daban la bienvenida a Ericka Zamora,
firmadas por las Fuerzas Armadas de Liberación de los Pueblos Indígenas
(FALPI), grupo del cual nunca se había oído nada.
Cuando se preguntó a la estudiante y a Arturo Campos,
presidente de la Organización Independiente de Pueblos Indígenas
Mixtecos Tlapanecos, negaron cualquier vínculo con este grupo, incluso
dijeron que podría ser una estrategia oficial para desviar la atención
de la matanza.
En la madrugada de aquel 7 de junio de 1998 fueron asesinados
los campesinos Fernando Félix, Zeferino Damián, Manuel Francisco,
Fidencio Morales, Apolonio Jiménez, Honorio García, Mauro
González, Mario García, Daniel Crisóforo, José
Rivera y el estudiante de la UNAM Ricardo Zavala.