Beckham se vio disminuido
Inglaterra apenas empató 1-1 con Suecia
Amplio aparato de seguridad con 9 mil policías; cero hooligans
AFP Y DPA
Saitama, Japon, 2 de junio. Inglaterra y Suecia entraron este domingo a la Copa del Mundo con un empate 1-1, que a ninguno sirve, ya que Argentina tomó ventaja en el llamado grupo de la muerte.
Y eso que todo había comenzado bien para los ingleses gracias a David Beckham, "el deseado", tras dos meses de incertidumbre sobre su participación en la Copa. El astro se vio lúcido, aunque visiblemente disminuido luego de siete semanas casi inactivo debido a la fractura en el metatarso de un dedo del pie.
El duelo estuvo rodeado de un impresionante dispositivo de seguridad, con más de 9 mil policías, 5 mil uniformados y 4 mil vestidos de civil, para un saldo sin incidentes. Las autoridades limitaron la distribución de cerveza y estas vez los hooligans no aparecieron. La mayor parte de los aficionados portaron camiseta blanca, del equipo británico, casi todas con el número 7, de su capitán, Beckham.
En los primeros minutos, un peloteo insulso fue la característica de un juego que aburría. Los intentos ingleses eran reventados por la tosca zaga sueca, mientras las escasas arremetidas vikingas se quedaban en los imponentes físicos de Campell y Rio Ferdinand.
Un zaguero rompió la paridad: tiro de esquina, y los 1.88 metros de estatura de Campell estuvieron ahí para batir con un cabezazo perfecto a Hedman. Nunca antes el defensa del Arsenal había marcado con la selección y la oportunidad le llegó en el marco apoteósico de un Mundial.
El gol fue de justicia. Inglaterra, sin ser mucho, lo hacía mejor. Era más ordenado e incisivo, mientras en Suecia ídolos como Ljungberg y Larsson se quedaban sin demostrar la calidad enseñada en Arsenal y Celtic de Glasgow, respectivamente.
En el segundo tiempo Suecia tomó la iniciativa. Y el empate llegó tras un error de Ferdinand, que con un rechazo forzado habilitó a Alexandersson, quien disparó inatajable a media altura. Para entonces ya los suecos, hoy de azul, habían hecho méritos para no ir abajo.
Dos minutos después, Seaman tuvo que reaccionar ante un tiro de Lucic y casi enseguida logró quitarle otra opción al mismo jugador con una salida precisa. En ese momento, ya con el intrascendente Beckham fuera de la cancha, la noche parecía venírsele encima a los británicos.
La magia del inadvertido Owen apenas apareció a los 69 minutos, con una maniobra personal que terminó con un disparo a la parte externa de la red. El partido ganaba en intensidad mientras ambas oncenas se la jugaban por el triunfo, incluso cediendo espacios en sus defensas.
La imagen final fue un desperdicio de Larsson. Un error de la defensa británica lo dejó en posición clara en el minuto 92, pero su remate fue demasiado cruzado. Los suecos perdieron así la ocasión de dar un paso determinante hacia los octavos de final.
Inglaterra, después de un prólogo prometedor, escapaba por poco al desastre.