Los que ordenaron la masacre y nos torturaron siguen gozando de impunidad, señala
La lucha seguirá para aclarar la matanza de El Charco: Zamora
Llama a esforzarse por llevar a generales Oropeza y Portillo Leal al banquillo de los acusados
BLANCHE PETRICH Y JESUS SAAVEDRA ENVIADA Y CORRESPONSAL
Chilpancingo, Gro., 31 de mayo. Ante una concentración que vivió la liberación de Ericka Zamora como una victoria propia, la recién excarcelada propuso al movimiento popular guerrerense que a partir de ahora se esfuerce por llevar a los generales Alfredo Oropeza Garnica y Luis Humberto Portillo Leal al banquillo de los acusados.
"Los que ordenaron la masacre y nos torturaron siguen gozando de privilegios e impunidad", dijo Ericka Zamora en su primer discurso en libertad. "A esos militares, tarde o temprano y con la fuerza de todos ustedes, los llevaremos a juicio y a la prisión".
Estos dos oficiales, el primero comandante de la Zona Militar 27 con sede en Atoyac, y el segundo jefe de la novena Región Militar en Acapulco, fueron quienes encabezaron el operativo en la escuela rural de la comunidad de El Charco en la madrugada del 7 de junio de 1998, en el marco de la ofensiva contra los núcleos del EPR y el ERPI que en ese tiempo estaban activos en varias regiones de Guerrero. En el asalto murieron 11 personas: un estudiante universitario, Ricardo Zavala, y el resto mixtecos de la Costa Chica. Fueron detenidas 22 personas.
Los dos últimos presos de El Charco, Zamora y Efrén Cortés, fueron liberados el jueves, revocada su sentencia porque la Procuraduría General de la República (PGR), como parte acusadora, no logró acreditar los delitos imputados.
La marcha no fue multitudinaria. No pasaban del millar los manifestantes, pero desde hace muchos años las dos calles principales de esta contrahecha ciudad, por las que suben y bajan las frecuentes manifestaciones de las luchas populares del estado, no habían visto una concentración tan jubilosa. Después de tantas protestas, plantones y denuncias, por tantos atropellos y tantas arbitrariedades, hoy había un motivo para celebrar. Una de cal por las que van de arena.
El grito de "presos políticos, libertad", que lleva décadas retumbando en incontables manifestaciones, sonaba esta mañana, de la Alameda a la universidad y de regreso, como el de una utopía que, hoy sí, estaba al alcance de la mano, ahí mismo, frente al tropel que agitaba banderitas de papel de china.
Entre los manifestantes avanzaban viejos líderes que en su momento vivieron la cárcel y la tortura en las dosis que suele propinar la historia contemporánea de esta entidad, como Hilario Messino, Bertoldo Martínez o Virginia Montes, estos dos últimos compañeros de infortunio de Ericka y muchos más.
El primero en tomar la palabra es uno de los mixtecos que se encontraba en la escuela de El Charco hace cuatro años, Alonso Alba. Sobrevivió para contarlo. Y lo que cuenta no se refiere solamente a esos sucesos, sino a lo que ocurrió después.
En esa zona del municipio de Ayutla de los Libres, en las comunidades mixtecas, han ocurrido en los últimos años cerca de un centenar de ejecuciones extrajudiciales, y en ningún caso se ha hecho justicia; por el contrario, la militarización se ha reforzado. Se ha levantado una nueva base militar en Cruz Grande. La impunidad campea, como en el caso documentado de mujeres violadas en Barranca Bejuco y Barranca Tecuni. "Nosotros no queremos soldados, queremos proyectos", concluye.
Hablan estudiantes de las distintas organizaciones de la región, los de la Escuela Normal de Ayotzinapa, los de la Federación de Estudiantes Socialistas, anarcopunks y cegehacheros llegados del Distrito Federal. Insisten en que la libertad de Zamora no es "graciosa concesión del Estado, sino un hecho justo arrancado por nuestras luchas". Y sin excepción, todos apuntan a las batallas por venir. Como dice la reiterada consigna: "La lucha sigue, sigue, sigue".
Habla una maestra de la Universidad Autónoma de Guerrero, que reconoce que el magisterio guerrerense demoró en reaccionar y se sumó tarde a la demanda de libertad de los detenidos de El Charco. Por ahí sale a relucir el tema del frívolo viaje del gobernador René Juárez Cisneros al Lejano Oriente, quien en busca de mercados para los cítricos de la costa goza en Japón y Corea alguno que otro partidito de la Copa Mundial de futbol.
Hace presencia el dirigente estatal del PRD, Martín Mora. Y acto seguido Bertoldo Martínez, del Frente de Organizaciones de Guerrero, toma el micrófono para reprocharle al partido del sol azteca su sordera. Recuerda las infructuosas peregrinaciones de los líderes populares al Congreso de la Unión, a las cámaras federales y estatales para promover la ley de amnistía. "Y esta es la hora en que el PRD no alza la voz".
Amador Cortez, del Comité 500 Años de Resistencia Indígena, señala que sobre muchas cabezas del movimiento popular en Guerrero hay órdenes de aprehensión recién reactivadas por las autoridades estatales. No sólo sobre 14 líderes, sino sobre muchos activistas comunitarios, como las 41 amenazas de arresto en Xochistlahuaca, otras 14 en Tlacotepec, otras tantas en Tecpan y varias localidades más.
Al fin llega Ericka al mítin. La flanquean sus padres y su hermana Evelyn. Justino Zamora, su padre, llevaba puesta la camiseta de su causa, literalmente. "Libertad para Ericka Zamora", letras rojas sobre fondo blanco. Silencioso, no se despegó en todo el día de la niña de sus ojos. Alfonsa Prado, también firme a su lado, tomó la palabra: "Estoy orgullosa de mƀija. De ella saqué fuerzas todo este tiempo para luchar. Y a todos ustedes, gracias, muchas gracias". No hacía falta decir más.
La voz de Ericka se quiebra. "šA ustedes les debo mi libertad!", grita.
En su discurso critica al presidente Vicente Fox y el "argumento falaz" del que se sirvió para sumar a México a la condena contra Cuba en Ginebra. "Pero una cosa son los discursos de Fox y Castañeda, dirigidos a convencer a grupos selectos poseedores de grandes capitales, y otra es la realidad mexicana".
Se dirigió al mandatario: "Si usted demandó al comandante Fidel Castro la liberación de algunos presos en Cuba, yo le recuerdo que el buen juez por su casa empieza. Demuestre un mínimo de congruencia y abra las puertas de las cárceles del país para que salgan todos los presos políticos y de conciencia. Libere a los zapatistas, a los prisioneros de Guerrero, Oaxaca, a los hermanos Cerezo, a Jacobo Silva Nogales y a Gloria Arenas, que llevan más de 30 días en huelga de hambre. A Felícitas Padilla y Fernando Gatica Chino".