Tiene el respaldo de banqueros, industriales, aseguradores y hombres de negocios
Rangel Domene, a un paso de presidir el CCE
Hoy podría obtener el voto de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio
DAVID ZUÑIGA
Héctor Rangel Domene, ex dirigente de la Asociación de Banqueros de México (ABM), se perfila como el nuevo presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
Fuentes cercanas al proceso adelantaron ayer que Rangel, quien ya tiene el respaldo de la ABM, de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN) y de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), obtendría en la asamblea de esta mañana el voto de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco).
Entretanto, Alberto Fernández Garza sólo tenía el voto de la organización que lo postuló, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), cuyo dirigente, Jesús Vizcarra Calderón, declinó la semana pasada a favor de Fernández Garza.
De esta forma, se desintegró el bloque formado por la Concanaco, la Concamin y el CNA para impedir que un representante de la banca llegara a dirigir la llamada cúpula de cúpulas del sector privado.
El líder saliente, Claudio X. González, desistió de su intento por ocupar la presidencia del CCE por tercera ocasión, ya que ello habría implicado un cambio de estatutos y habría puesto nuevamente al máximo organismo empresarial en riesgo de ruptura. González Laporte contaba con el respaldo de una parte del CMHN, de la Asociación de Industriales del Estado de México y del propio presidente del CNA, Jesús Vizcarra, quien llegó a proponer una ''candidatura de unidad''.
Entre las tareas del nuevo dirigente del empresariado destaca diseñar una estrategia efectiva de cabildeo con los tres poderes de la Unión a fin de sacar adelante una nueva reforma fiscal y modificaciones en los sectores energético y laboral.
Asimismo, falta poner a funcionar las empolvadas comisiones de trabajo del Acuerdo Político para el Desarrollo Nacional. El sector privado fue el último en sumarse a este pacto, luego de alegar durante meses que no tenía sentido ''pintar una rayita'' en un documento nada más para ''tomarse la foto''.