Podría reducirse si exige demasiada energía:
asesores
Confirman gira de Juan Pablo II por Canadá,
Guatemala y México
REUTERS, DPA Y AFP
Plovdiv, 26 de mayo. Juan Pablo II mantiene por
el momento su programa de viajes previsto para finales de julio, y que
lo llevará a Canadá, Guatemala y México, confirmó
en esta ciudad búlgara el vocero del Vaticano Joaquín Navarro
Vals.
El
vocero sugirió previamente que el Papa podría anular algunos
de sus futuros viajes a causa de su estado de salud, en especial el que
tiene previsto realizar a México y Guatemala, pero más tarde
confirmó a la televisión mexicana que la gira se realizará
tal como ha sido planeada.
"Los problemas físicos del santo padre son evidentes.
Todo el mundo puede darse cuenta al verlo. Pero él integra estos
problemas en su ministerio pastoral", dijo Navarro Vals poco antes del
regreso del Papa a Roma.
Karol Wojtyla tiene previsto participar el 23 de junio
en las Jornadas Mundiales de la Juventud en Toronto, Canadá, y dirigirse
a Guatemala y a continuación a México, donde canonizará
al indígena Juan Diego. No obstante, la gira podría reducirse
si los asesores consideran que exige demasiada energía para el Papa.
La salud de Juan Pablo II se ha deteriorado en los últimos
años y es evidente su padecimiento de la enfermedad de parkinson,
a la que se suma artrosis en una rodilla y las secuelas del atentado que
sufrió en Roma, en 1981, por las que se le tuvo que realizar una
colostomía.
Juan Pablo II mostró durante todos sus actos, tanto
en Azerbaiyán como en Bulgaria, evidente dificultad para hablar
a causa de la parálisis de los músculos faciales, característica
del mal de parkinson, no obstante, desde que llegó a Bakú,
destacó que "mientras pueda hablar, gritaré la paz en nombre
de Dios".
El máximo jerarca de la Iglesia católica,
de 82 años, lució frágil de salud y con una apariencia
de debilidad extrema durante su viaje 96, que finalizó en Bulgaria,
donde cumplió su última jornada pastoral en la ciudad de
Plovdiv.
En una de las últimas ceremonias de este día,
en la que beatificó a tres religiosos búlgaros ejecutados
en 1952 por los comunistas al ser acusados de espías de los servicios
secretos del Papa y del imperialismo, Juan Pablo se negó, en un
hecho sin precedente, a ponerse la mitra cuando le fue presentada, como
si le molestara. Durante la ceremonia de este día, Juan Pablo subrayó
el carácter ecuménico del martirio que sufrieron tanto los
curas católicos como los religiosos ortodoxos bajo el comunismo.